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Rubén Torrecilla ya es historia del Hércules. El técnico extremeño, cesado el pasado domingo tras la derrota en Elda, se ha despedido este miércoles del club en una rueda de prensa multitudinaria, entre lágrimas y aplausos, y rodeado de su gente, incluido el personal del que ha sido su casa durante dos años y medio.

El extremeño no ha pasado factura alguna en su adiós. Todo lo contrario. Ha dedicado palabras de elogio al propietario de la entidad, Enrique Ortiz; a los jugadores, a los que ha vuelto a defender; y al director deportivo, Paco Peña, quien no ha dudado en definir la jornada como "un día triste para el Hércules".

"Nadie quería tomar esta decisión porque él ha sido parte del resurgir del Hércules", ha admitido Peña, que ha calificado al ex entrenador como "un currante que se ha dejado la vida por el equipo".

En la despedida han pesado más los éxitos que las decepciones. Los aplausos al inicio y al final del acto han simbolizado el reconocimiento de una parte importante del herculanismo, que ha valorado su carácter cercano y su compromiso más allá de los números, tan fríos, del presente curso.

Durante su intervención, el ya ex entrenador blanquiazul recordó que, de los objetivos fijados a su llegada, solo quedó uno por cumplir: devolver al Hércules al fútbol profesional.

"Me hubiera gustado disponer de la plantilla al completo para ver nuestro verdadero techo. No hemos tenido la posibilidad de repetir dos semanas el once tipo", ha lamentado, en referencia a las lesiones de larga duración que han golpeado al equipo durante los últimos meses.

Torrecilla ha comprendido su destitución "porque los resultados mandan", pero ha recordado que el Hércules sigue "en disposición de pelear por todo". "Creo que hasta el partido de Elda, que no me gustó nada, habíamos cogido el rumbo. Ahora se van a recuperar jugadores como Nico o Monsalve, que marcan las diferencias. La plantilla es competitiva, pero hay que tener todas las piezas", ha añadido.

Asume que el rendimiento del equipo fuera de casa ha pesado demasiado, si bien recuerda que como local el Hércules ha sido de los mejores, "algo que me compensa".

Ha mostrado su máximo agradecimiento a ayudantes, directiva, jugadores y afición, y los mensajes de apoyo le han llegado especialmente de los futbolistas, de quienes se considera un "padre" y a los que ha protegido una vez más en su despedida.

También ha confesado que se marcha "como un alicantino y un herculano más", orgulloso de momentos que considera sus mayores éxitos, como "el reconocimiento de la gente, ver a las familias felices y el Rico Pérez lleno con 30.000 personas".

Conciencia tranquila

A pesar de la tristeza, asegura que se va "con la conciencia tranquila y siendo la misma persona que entró al club", tras recibir "un cariño increíble". Ha recordado, además, que todos los objetivos marcados cuando aceptó el reto del Hércules en el verano de 2023 —ascenso, unión con la afición y llenar el Rico Pérez— se cumplieron "salvo devolver al club al fútbol profesional".

No ha mostrado arrepentimiento por haber continuado en el banquillo este verano, pese a las dudas iniciales de la cúpula del club, y ha valorado el trato del propietario, Enrique Ortiz.

"Conmigo y con mi familia siempre se ha portado muy bien. Además, otro de los objetivos que he logrado es que vuelva al estadio", ha señalado.

También ha agradecido que el Hércules le haya permitido despedirse en sus instalaciones, un gesto que califica de "más humano que profesional". Antes de regresar a Granada, su lugar de residencia, Torrecilla ha deseado suerte a su sucesor, Beto Company, al que no conoce, aunque le ha pedido mantener "unida" a la plantilla. "Otros técnicos se encuentran un vestuario roto, pero no es el caso", afirma.

El preparador, que se ha emocionado al recordar el apoyo en los malos momentos de su mujer y su hija, se ha mostrado convencido de que el Hércules puede pelear "perfectamente" por el playoff si recupera efectivos y acierta en el mercado de invierno.

Torrecilla no ha descartado un posible regreso en el futuro "porque nunca se cierra la puerta de un lugar en el que has estado". El acto ha concluido con una larga ovación, prueba de que su mensaje y su trabajo calaron en el Rico Pérez, incluso en un final tan amargo.