Cambian los entrenadores y la plantilla, pero el Hércules vive instalado en un bucle de decepciones que se repite año a año. El objetivo en la línea de salida siempre es el liderato, pero con la caída de las primeras hojas ya se mira únicamente al playoff para, a partir de enero, comenzar a rezar para llegar como sea a la promoción y ver si suena la flauta.

El actual conjunto herculano transita por la novena jornada a 9 puntos del líder, el Teruel, y es el décimo segundo clasificado de un campeonato con 18 equipos. El Hércules, en la cuarta categoría del fútbol español, está tan cerca de la zona de promoción como del descenso.  

La decadencia deportiva del Hércules en el último lustro es implacable. A excepción del curso 2018-19, en la que el equipo alicantino, dirigido por Lluís Planagumà, era primero a dos puntos del segundo, el filial del Villarreal, el resto de puestas en escena han sido deprimentes. El pasado curso, a estas alturas, la distancia con el primero, La Nucía, era de 6 puntos. Hace dos años eran cuatro. Solo le fue peor al Hércules en la temporada 2019-20, la de la explosión de la pandemia, en la que estaba a 13 puntos del líder y rozando la zona de descenso.

El entrenador Ángel Rodríguez.

Los números actuales son horribles para un equipo diseñado, según su entrenador, Ángel Rodríguez, para pelear por el liderato y la única plaza que da opción al ascenso directo. “Un equipo que quiere estar arriba no puede perder tres partidos en nueve jornadas”, reconoce el preparador, desconcertado por la forma en la que se ha caído el equipo en las últimas fechas.

Rodríguez llegó a Alicante avalado por su éxito en el Pontevedra y no tardó en meterse al entorno en el bolsillo por su seriedad en el trabajo y su discurso claro y ambicioso. Se le dio la plantilla tarde, pero no hubo quejas por su parte y el equipo pareció adquirir pronto su sello, a pesar de que los jugadores siguieron llegando a cuentagotas y lejos de su mejor condición física. Incluso el comienzo del curso fue ilusionante a pesar de los dos primeros empates.

Pero en el último mes todo se ha ido al traste, justo en el momento en el que el Hércules estaba en disposición de auparse al liderato en Teruel. Otra vez al equipo se le hace cuesta arriba dar la cara en campos ásperos y ante rivales hiper motivados por la historia herculana. Las últimas tres salidas se han saldado con otras tantas derrotas. Tampoco queda nada de la solidez como local de antaño. Del Rico Pérez ya han volado un tercio -cuatro de 12- de los puntos que se han puesto en juego.

Un mal inicio de temporada hubiera sido defendible bajo la coartada de la necesidad de tiempo para el acoplamiento de un grupo completamente nuevo, pero lo contradictorio es que el Hércules no solo no progresa, sino que va a menos con el paso de las jornadas.

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El técnico leonés cuenta con la protección del cuerpo técnico, aunque a nadie escapa que una nueva decepción ante el Terrassa dejaría muy tocado el proyecto en un año, además, tan especial como el del centenario. Porque una cosa es acostumbrarse a convivir con el equipo lejos del liderato y otra muy distinta verlo en zona de descenso en la cuarta categoría del fútbol nacional.