Alicante

La primera ópera profesional alicantina ya ha llegado al ADDA y Josep Vicent, su director, no puede estar más satisfecho. La mayor producción que ha acometido el centro en sus diez años de historia, y por tanto uno de los montajes más grandes en Alicante, culminará su estreno este domingo con la tercera de las representaciones previstas de la visión de Emilio Sagi sobre la Carmen de Bizet.

"Hay mucha gente que ama la ópera, como se ha visto en la venta de entradas", celebra el músico. Los tres días previstos, más los dos ensayos generales, han tenido el aforo completo. Y ahí Josep Vicent reconoce que confiaba en obtener este resultado. Una prueba más del planteamiento con que empezó hace cinco años a dirigir el centro de ir poco a poco para conseguir grandes avances "en el que es un proyecto de vida".

"Siempre voy paso a paso y estamos en el momento de madurez en el que estamos. Ahora vienen los pasos grandes. Hemos construido los cimientos que permiten darlos", explica con el orgullo de haber ido superando estas etapas. Una sensación que se basa también en sentir el apoyo del público.

"La sensación ahora mismo dentro del ADDA es absolutamente auténtica", afirma. Y lo hace poniendo especial énfasis en la última palabra para diferenciar un proyecto ilusionante y ambicioso como este de otras actividades. Propuestas que pueden estar bien, "pero es que hay un puente que es así entre los públicos y nosotros". Como director de orquesta, "tengo la responsabilidad y fortuna de estar en medio de ese puente. Y noto lo auténtico que es. Es maravilloso".

Desde Tokio

La alegría que siente con este proyecto entre manos la traslada en un discurso en el que reitera su orgullo por el éxito de público. Y por muy popular que sea la Carmen de Bizet, recuerda "que no dejan de ser tres horas y media de función en francés". Y subtitulada tanto en castellano y valenciano, puntualiza. Por eso valora "que la gente se implique en un hecho cultural de alto nivel".

El montaje con la dirección escénica de Sagi le ayuda a cumplir ese objetivo inicial de "abrir el ADDA a todos, no hay que tener puertas cerradas". "Sé que hay mucha gente estrenándose con esta, como también otros fans de la ópera que vienen", apunta. Y ahí desliza el orgullo de contar con el que fuera responsable del Teatro Real y el Arriaga, entre otros profesionales. "Son gente de trayectorias amplias. Lo que hace que vengan este domingo ¡hasta de Tokio!".

Descubrir y aprender juntos es una de las bases que le permite saborear ese interés por el trabajo hecho en Alicante. "Lo hemos ido haciendo en el proyecto sinfónico, en el de cámara, la creación de la orquesta, los estrenos o los encargos de nuevas piezas". Y por eso recalca que en el ADDA se puede escuchar igual esa nueva composición escrita ahora por alicantinos como las que hiciera Beethoven hace más de dos siglos. "Y eso es una cosa que no nos paramos a pensar lo que significa", apostilla risueño.

Viene para quedarse

El estreno de Carmen se podría entender como el cierre de una etapa inicial sobre la que construir una nueva más ambiciosa aún. "Esta culmina ese proceso de cimentación que decía. Y tenemos que seguir adelante en el mundo de la ópera", avanza. Por eso recalca que "la ópera viene al ADDA para quedarse".

Y si bien no puede adelantar lo que tiene pensado, sí que reconoce que llevar adelante un proyecto de esta magnitud requiere su tiempo. En este caso han sido dos años desde que iniciara las conversaciones con Sagi de esta primera producción. Un arranque en el que consiguió superar "las dudas que tenía al principio sobre la posibilidad de que el espacio del ADDA no fuera suficientemente multidisciplinar".

La Carmina Burana y La Creación con La Fura dels Baus le sirvieron como ejemplo de lo que se podía hacer en la sala Sinfónica del auditorio. "Todo lo que hace uno sobre un escenario es un paso para el siguiente", indica. Con los intérpretes ya dando vida a la visión de Sagi, cualquier duda que restara se desvanece. De ahí que le alabe como "el director de escena más importante de la historia de la ópera española". "No tenemos nada que envidiar a cualquier ciudad del mundo. Podemos tener menos presupuesto, pero no menos ambición e ilusión".

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