El Gobierno del Botánico, formado por PSOE, Compromís y Unidas Podemos, ha invertido en la provincia de Alicante prácticamente la mitad de dinero en obra pública que en la de Valencia en lo que llevamos de legislatura, según los datos de la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras (Seopan).

De hecho, y aunque las inversiones han aumentado, ha sido Valencia la que ha capitalizado la mayor parte de este incremento y recibido una aportación por encima de su generación del PIB.

Los números son los siguientes: desde junio de 2019 hasta septiembre de 2021 el Ejecutivo autonómico ha desembolsado 1.159,02 millones de euros en licitaciones. Alicante se ha llevado 340,44 millones, el 29% de esa cifra, mientras Valencia se hacía con la mayor parte del pastel: 665,73 millones, el 57% del total. A Castellón le han tocado 152,95 millones, el 14% restante.

Estas cifras suponen alejar a la provincia de su peso específico en el conjunto de la economía regional, ya que Alicante supone el 34,1% del PIB de la autonomía y sus comarcas suman el 36,8% de la población de la Comunidad. El peso de Valencia en el PIB autonómico es del 52,5%, con el 51,4% de la población regional.

Castellón sí tiene una generación del PIB similar al porcentaje recibido, 13,4%, con el 11,8% de la población. Luego es fácil deducir que la subida de Valencia se ha hecho a costa del descenso de Alicante.

¿Esto es más o menos que en la etapa anterior? Pues si se analizan los seis años anteriores al Botánico, menos. Tres puntos menos en términos relativos, para ser más exactos: se ha pasado de invertir 604 millones, un 32,79% de un total de 1.848 millones, a 28,9%, 649 millones de un total de 2.241. Es decir, que el Gobierno de Puig ha invertido más en general pero con menor peso en la provincia de Alicante.

La quimera de la descentralización

Estos datos contrastan con las declaraciones que Puig hizo el pasado sábado en una entrevista concedida al diario Información, en la que aseguraba que "esta es la Generalitat más de Alicante que ha habido en la historia, pero no es suficiente".

El jefe del Consell aseguraba que la apuesta del Ejecutivo autonómico por la provincia había sido más destacada que gobiernos anteriores, algo que iría en aumento en el futuro. El problema es que los números desmienten con rotundidad esta afirmación, algo que también se extiende a su idea de descentralizar organismos de la Generalitat. 

Sobre el papel, el Gobierno del Botánico es el primero que ha ubicado una Conselleria fuera de Valencia, con el departamento de Innovación que dirige Carolina Pascual. Sin embargo, el grueso de los funcionarios y las agencias adscritas a este departamento continúan en Valencia, que es donde se toman la mayor parte de las operaciones. 

Esto se extiende por ejemplo a Turismo, competencias que Puig prometió designar a una Conselleria específica y ubicar en Benidorm, algo que no ha hecho: la Agencia Valenciana de Turismo continúa en la capitald el Turia, junto con sus técnicos. Sí ha anunciado algún organismo nuevo, como por ejemplo una agencia de protección de territorio en Elche, pero se trata de una entidad menor cuya adscripción es de carácter voluntario.

De hecho, recientemente la Conselleria de Sanidad ha apostado por cerrar los CICU que atendían las emergencias sanitarias desde Alicante y Castellón para llevarse el servicio a Valencia. La mayor parte de los sindicatos han criticado esta operación, pero el Gobierno valenciano la ha defendido argumentando que así se logrará una "mayor eficacia operativa".