Instante de la patada propinada por un policía nacional a un inmigrante en la frontera del Tarajal, en Ceuta.

Instante de la patada propinada por un policía nacional a un inmigrante en la frontera del Tarajal, en Ceuta.

Grandes Historias

La patada del policía al inmigrante: una ONG contra la última mentira de la valla de Ceuta

La Delegación del Gobierno en la ciudad autónoma quiso esconder la agresión de un agente a un subsahariano mostrada en el vídeo de la llegada de casi 200 personas a territorio español. Los hechos recuerdan a febrero de 2014, cuando Interior mintió acerca de la actuación de la Guardia Civil cuando un grupo similar de subsaharianos trataron de alcanzar a nado una playa ceutí.

9 agosto, 2017 03:01

Las imágenes de la cámara de seguridad son reveladoras. Casi dos centenares de inmigrantes entran en Ceuta a la carrera a través de la frontera del Tarajal, que separa Marruecos de España -el otro paso fronterizo está en Melilla-. Lo hacen a pie, empujando las verjas por la zona por la que habitualmente pasa el tráfico rodado. Esta vez no han saltado la valla de alambres y concertinas que usted habrá visto en decenas de ocasiones.

Todos son hombres. La mayoría proceden de países subsaharianos y huyen de guerras, hambruna, represión… Algunos van desnudos de cintura hacia arriba. Muchos calzan chanclas. Casi todos llevan semanas, incluso meses o años, malviviendo en los montes marroquíes que rodean la ciudad autónoma española. En su día a día sufren agresiones por parte de los gendarmes marroquíes, cogen chinches y piojos, pasan frío y comen poco. Su sueño: llegar al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta y, de ahí, dar el salto a la Península o a otros países europeos como Francia, Italia o Bélgica. Gritan ¡Boza! cuando lo consiguen.

Aquello –los hechos recogidos por las cámaras- sucedió a las 04.50 horas de este pasado lunes. Consiguieron entrar 187 personas. Horas después, el delegado del Gobierno en Ceuta, Nicolás Fernández Curucull, compareció ante los medios y dijo: “La actitud violenta de los inmigrantes ha impedido el cierre de las puertas del paso fronterizo porque, prácticamente, han arrollado a los agentes”.

Un policía se rompe la pierna al intentar zancadillear a un inmigrante en Ceuta.

Las palabras de Fernández Curucull no reflejaban la realidad que se observa en unas imágenes en las que se ve cómo los agentes, sorprendidos en mitad de la madrugada, apenas oponen resistencia a unos inmigrantes que en ningún instante se muestran violentos.

En cambio, en esas imágenes sí se observa cómo uno de los policías empuña su porra reglamentaria y golpea a una persona. También lo intenta con varias más, aunque no queda claro si lo consigue.

A los pocos segundos aparece otro compañero, que primero lanza una patada a un inmigrante pero no logra impactarle. Sí lo consigue con un segundo: con su pierna izquierda le pega a un joven en el estómago, entre el pecho y la cadera. El chico logra sortear al uniformado y seguir su carrera. El agente cae al suelo y se parte la tibia y el peroné de su pierna derecha. Se trata de una lesión producida por un accidente cuya acción inicial –pegar una patada- parte de un miembro del Cuerpo Nacional de Policía (CNP).

Según Cruz Roja, del total de inmigrantes que llegaron a Ceuta, cuatro necesitaron atención médica hospitalaria por heridas y fracturas óseas. Dos agentes padecieron contusiones leves y un tercero, el que pateó al inmigrante, se sometió este lunes a una intervención quirúrgica. El lesionado era un experimentado agente en el paso fronterizo del Tarajal, donde se dedicaba al control de documentación de vehículos y pasajeros.

Fotograma del vídeo que recoge la agresión al inmigrante.

Fotograma del vídeo que recoge la agresión al inmigrante.

La ley de Seguridad Ciudadana recoge que "los extranjeros que sean detectados en la línea fronteriza de la demarcación territorial de Ceuta o Melilla mientras intentan superar los elementos de contención fronterizos para cruzar irregularmente la frontera podrán ser rechazados a fin de impedir su entrada ilegal en España".

Pero en este caso ya habían sobrepasado la barrera fronteriza, salvo que se considere “elementos de contención” también a los agentes y al resto de instalaciones. Al estar captado el vídeo en territorio español, frenar a los subsaharianos para una posterior devolución a Marruecos hubiera sido ilegal. Ellos ya pisaban España y, al menos a priori, no se les podía expulsar ‘en caliente’.

“EL DELEGADO DEL GOBIERNO MIENTE”

“Mentira. Sólo hay una palabra para definir esto. El delegado del Gobierno en Ceuta ha mentido, es evidente”, denuncia a EL ESPAÑOL Helena Maleno, portavoz de la ONG Caminando Fronteras. A juicio de la activista que lucha en favor de los derechos humanos de los inmigrantes, el policía lesionado “fue un mal profesional” y asegura que “el sistema de control de fronteras en la Unión Europa es racista y violento”.

El PSOE ya ha pedido en el Congreso que el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, comparezca para "aclarar y explicar de manera pormenorizada" lo ocurrido. Por su parte, Unidos Podemos acusa al Gobierno de "criminalizar" a los inmigrantes y de mentir para ocultar la intervención policial.

La portavoz de Caminando Fronteras recuerda que la labor de los agentes, una vez que los inmigrantes ya estaban en territorio español, era velar por su seguridad y acompañarlos hasta la oficina de petición de asilo que hay en la frontera. “Lo malo es que está en desuso desde marzo de 2015, cuando las inauguraron”, denuncia la portavoz de dicha ONG.

Helena Maleno, portavoz de Caminando Fronteras.

Helena Maleno, portavoz de Caminando Fronteras.

La Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, criticó este hecho a principios de 2017. Señaló que la inactividad de las instalaciones se debe a que los solicitantes piden en primer lugar ser trasladados a la Península y, desde allí, hacer la petición. “Los migrantes tienen miedo de pedir asilo en Ceuta y en Melilla por la violencia con la que se les recibe”, reprocha Maleno.

EL VERANO DE 2014, EN EL RECUERDO

Las imágenes hechas públicas este lunes suponen un episodio más que agrava la polémica que rodea los puestos fronterizos de Ceuta y Melilla, las dos ciudades autónomas españolas ubicadas en el norte de África. Hasta ellas, previo paso por Marruecos, intentan llegar al año miles de inmigrantes africanos que buscan el sueño europeo. Frenar la inmigración irregular es labor de los cuerpos y fuerzas del Estado. Cómo lo hagan –con violencia o no; respetando la legalidad o no; dando información detallada y veraz o no- es la cuestión que siempre sale a debate.

En febrero de 2014, 16 guardias civiles repelieron la llegada de decenas de inmigrantes que trataban de alcanzar a nado la playa ceutí que hay al otro lado de la frontera con Marruecos. A varios grupos de ellos los recibieron usando cartuchos de fogueo y lanzándoles pelotas de goma y botes de humo. Muchos no sabían nadar. Murieron 15 personas. Para el Estado español, todas en aguas marroquíes. Cinco cuerpos llegaron a las costas de Ceuta. Los restantes, a Marruecos.

Momento del rescate de los cuerpos de los inmigrantes muertos mientras trataban de llegar a nado a una playa ceutí.

Momento del rescate de los cuerpos de los inmigrantes muertos mientras trataban de llegar a nado a una playa ceutí. EFE

En los días posteriores a las 15 muertes, el Ministerio del Interior difundió vídeos editados que habían captado las cámaras de vigilancia fronterizas. Mientras algunos de ellos se ahogaban, los inmigrantes no recibieron ayuda de la Benemérita por tratarse de aguas marroquíes. Tampoco se alertó a Cruz Roja ni a Salvamento Marítimo.

El 8 de febrero de 2015, dos días después del trágico suceso, Arsenio Fernández de Mesa, por entonces director de la Guardia Civil, señaló que “los inmigrantes no llevaban ni manguitos ni flotadores”. Cinco días más tarde, el 13 de febrero, Jorge Fernández Díaz, exministro de Interior, dijo en una comparecencia en el Congreso: "Se pudo observar cómo un pequeño número de inmigrantes portaban unos objetos para utilizar supuestamente como salvavidas, realizados con sacos de arpillera, con botellas de plástico vacías, neumáticos rellenos con el mismo material...".

Pero hubo más contradicciones. O mentiras. Sólo dos horas después de los hechos, ese mismo día 6 de febrero, la Delegación del Gobierno de Ceuta señala que "en ningún caso” ha intervenido la Guardia Civil y que el salto “ha sido repelido por las autoridades marroquíes".

Nueve horas más tarde, el gabinete de prensa de la Benemérita reconoce que “se ha utilizado material antidisturbios en el paso fronterizo porque el grupo de inmigrantes ha mostrado actitudes violentas y los agentes han tenido que llevar a cabo una acción proporcionada. (...) Siempre en tierra y nunca al mar". Los vídeos difundidos en las horas y días posteriores, así como los testimonios de los supervivientes, señalaban hacia una realidad totalmente distinta a la perfilada por las autoridades españolas.

Algunos supervivientes de la tragedia narraron los hechos de una forma totalmente distinta a la del ministerio del Interior, que entró en notables contradicciones.

Algunos supervivientes de la tragedia narraron los hechos de una forma totalmente distinta a la del ministerio del Interior, que entró en notables contradicciones. EFE

Un año y diez meses después de aquella tragedia (octubre de 2015), la jueza de Instrucción María del Carmen Serván decretó el sobreseimiento del caso. La magistrada argumentó que los agentes de la Guardia Civil emplearon el material antidisturbios "con efecto disuasorio" y que no existía “ningún indicio que permita afirmar que los agentes imputados hicieron un uso inadecuado del material". Además, señalaba que "los inmigrantes asumieron el riesgo de entrar ilegalmente en territorio español".

Sin embargo, en enero de 2017, como adelantó EL ESPAÑOL, la Audiencia de Cádiz revocó el archivo por la existencia de “diligencias acordadas y no practicadas por el juzgado” que instruyó la pieza.

“En aquella ocasión mintió el ministro del Interior, pero la mentira es algo sistemático en las fronteras”, afirma Helena Maleno. Este lunes se confirmó. Lo que la Delegación del Gobierno quiso convertir en una avalancha violenta de inmigrantes, acabó siendo el relato visual de una patada en el estómago de un policía a un subsahariano.