El doctor Jesús Candel, conocido como Spiriman, posando sobre el skyline de Granada.

El doctor Jesús Candel, conocido como Spiriman, posando sobre el skyline de Granada. Fernando Ruso

Grandes Historias ¿El 'superhéroe' y la 'villana'?

Spiriman, el médico de Urgencias que quiere acabar con Susana Díaz

Un joven médico granadino del servicio de Urgencias denuncia una trama de corrupción en la fusión de varios hospitales andaluces. A finales de octubre logró sacar a las calles de la ciudad nazarí a 120.000 vecinos en una manifestación histórica.

12 noviembre, 2016 02:18
Pepe Barahona Fernando Ruso

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Teme volar y le dan pánico las agujas, pero a este superhéroe nadie le detiene en su defensa de los desamparados. No aparece en cómics pero sí abre telediarios con sus proezas. Viste con vaqueros, no lleva capa ni mallas ajustadas, pero el fulgurante brillo de su blanca bata deslumbra a sus enemigos. Mide casi dos metros y roza los cien kilos pero su poderío no habita en su fuerza. Su superpoder reside en la gente. Es Spiriman, médico de día, paladín de la sanidad pública siempre que los villanos hacen de las suyas.

Y como todo superhéroe, él también tiene su antagonista. El de Spiriman es Susana Díaz, que sería la villana. Ella es su Joker, su Lex Luthor, Magneto, Doctor Octopus, Kingpin o Gru y su legión de Minions. Uno de ellos —de los minions de la presidenta— es Martín Blanco, viceconsejero de Salud de la Junta de Andalucía y responsable, según denuncia el doctor Jesús Candel —alter ego de Spiriman—, de diversas irregularidades en los hospitales de Granada. También de la decisión de dividir el hospital Virgen de las Nieves en dos centros, lo que ha generado un aluvión de quejas de los usuarios, que han desembocado en una multitudinaria manifestación en la ciudad nazarí.

Jesús Candel (Granada, 1976) es un joven médico de Urgencias del hospital Virgen de las Nieves.

Jesús Candel (Granada, 1976) es un joven médico de Urgencias del hospital Virgen de las Nieves. Fernando Ruso

“Todavía se me pone la piel de gallina”, confiesa abrumado Jesús Candel (Granada, 1976), un joven médico de urgencias del hospital Virgen de las Nieves de Granada que está catalizando el malestar de un amplísimo sector de la ciudad.

“La gente está hasta los cojones”, reconoce vehemente el galeno. Él encabeza las revueltas que se están generando en las redes sociales, en los centros de salud, organismos sanitarios y, en último extremo, en las calles.

El pasado domingo 16 de octubre logró que más de 120.000 granadinos colapsaran las principales vías del centro de Granada. “Yo esperaba a unas 20.000 personas. El Ayuntamiento, dos mil. Pero el resultado fue sobrecogedor, me pasé toda la manifestación llorando”, explica Candel, un tipo de casi dos metros y más de noventa kilos de peso. Moreno de piel y rasgos nazaríes. Es enérgico en sus movimientos, también en sus declaraciones públicas.

Quizás sea ese el secreto del éxito del galeno, que con los vídeos que sube regularmente a las redes sociales ha conseguido empatizar con la comunidad médica y con los usuarios del sistema sanitario andaluz.

Sus arengas a favor de una sanidad digna en un lenguaje coloquial, sencillo y directo han espoleado la jerarquía de la consejería de Salud. “Están nerviosos”, concreta Candel. “Y deberían estarlo, porque no vamos a parar hasta acabar con ellos”, narra desafiante el doctor, convertido en los últimos meses en el azote de la líder socialista andaluza.

De querer dejar la medicina, a defenderla

Todo empezó una noche, una mala guardia llevó contra las cuerdas a Jesús. Poco faltó para que una de las pacientes que atendía muriese en los pasillos de urgencias. Las largas colas para llegar a las salas de Cuidados hacían que muchos enfermos tuvieran que esperar hasta doce horas.

El domingo 16 de octubre Spiriman logró que más de 120.000 granadinos colapsaran las principales vías del centro de la ciudad nazarí.

El domingo 16 de octubre Spiriman logró que más de 120.000 granadinos colapsaran las principales vías del centro de la ciudad nazarí. EFE

Fue a primeros de septiembre. Con un sentimiento entre la rabia y la indignación, llamó a su mujer —intensivista de la UCI en el mismo hospital— y le dijo que quería dejarlo todo, abandonar la medicina. Ella trató de calmarlo. Le contó que su guardia no había sido mucho mejor que la su marido. Y, llevado por la visceralidad, tomó su teléfono móvil y grabó un vídeo de apenas un minuto denunciando la situación.

Lo colgó en su perfil de Facebook, donde suma más de dos mil amigos, y también en la página de Spiriman, un personaje que había creado años atrás y que cuenta con más de 34.000 seguidores. La viralidad estaba asegurada. “Creo que la he cagado”, le dijo a un amigo minutos después de compartir la denuncia en la red social.

El aluvión de comentarios abrumó a Candel. Apenas durmió esa noche. Y a la mañana siguiente todavía seguían llegándole mensajes a los que se les sumaban los apoyos de sus compañeros. También algunos ataques. Más gasolina para apagar el fuego.

Su teléfono ardía. Todavía hoy lo hace. Candel desbloquea la pantalla y enseña cientos de notificaciones. En las cinco horas que dura la entrevista no deja de recibir llamadas. Una de ellas es del alcalde de Granada, el socialista Francisco Cuenca, que viendo la trascendencia pública que está adquiriendo el personaje se quiere sumar a sus reivindicaciones. O del Colegio Oficial de Médicos de Granada, que después de las elecciones más multitudinarias de su historia ha conseguido desbancar a Javier de Teresa de la dirección. “Él ha sido una persona totalmente pasiva, que se ha vendido a los intereses de los políticos”, critica Spiriman. “Le dije que no tenía vergüenza”, añade.

Muchos lo saludan con admiración en su camino del hospital en el que trabaja hasta un bar cercano en el que almuerza atropelladamente. Otros le miran como si ante ellos estuviese el mismísimo Superman. Algunos compañeros lo paran y, a hurtadillas, le soplan algunos movimientos que detectan en los despachos de las altas esferas. Otros le pasan informes por correo electrónico. “Hay mucha mierda que se está destapando ahora”, refiere.

Mucha de esa información a la que alude está relacionada con la fusión de los hospitales de Granada. Una operación fallida, según el galeno, desde su propia concepción. “Ya Tony Blair tuvo que retractarse y anular la fusión de 112 hospitales en Inglaterra. Se produjeron 12.000 muertes, muchos daños y el primer ministro pidió disculpas”, argumenta Candel. “La Universidad de Bristol publicó un estudio —sigue— que defendía que toda fusión conlleva un mayor gasto y que esconde una privatización”.

Mordidas en beneficio del partido

“Y eso es justo lo que han hecho los listos de Susana Díaz, Martín Blanco y toda esta gente que debe defender la sanidad pública pero que la están privatizando para enriquecerse con toda una red clientelar”, denuncia Candel. “Este nuevo sistema beneficia a las subcontratas, se están cargando lo público y lo están subcontratando todo”. 

—¿Con qué objetivo?

—La gente habla y van a hablar muchos más. [Hace el gesto de pagar golpeándose las manos]. ¿Por qué un hospital compra medicamentos al doble de precio que otro? ¿Y dónde va ese dinero?

—¿Habla de mordidas?

—Claro, y eso es lo que se está haciendo en la sanidad. Si la vas privatizando, lo que consigues es que la gente que la gestiona llegue a chanchullos con las empresas.

—¿Mordidas a cambio de concesiones de contratos?

—Efectivamente.

—¿Y a dónde van a parar esas mordidas?

—Viendo lo que veo, como médico que soy, no creo que ese dinero vaya para la mejora de la sanidad. Van a parar a las manos de los partidos. Buscan meter partidas de dinero para hacer campañas como las que se están haciendo en Andalucía.

—En este caso, en Andalucía, ¿el PSOE?

—En este caso el PSOE, por desgracia.

Candel comparte su pasión por la medicina con su otra vocación: su fundación Spiribol, una organización que desde 2012 trabaja con menores en riesgo de exclusión social a través del deporte.

Candel comparte su pasión por la medicina con su otra vocación: su fundación Spiribol, una organización que desde 2012 trabaja con menores en riesgo de exclusión social a través del deporte. Fernando Ruso

Entre sus contactos, asegura, hay gente vinculada a los socialistas andaluces y mucha de la información que maneja proviene de los desencantados de Díaz. De dentro del partido. “Susana tiene miedo”, explica Candel, padre de cuatro hijos de nueve, ocho, siete y cuatro años. “También sabemos que Martín Blanco lo está pasando mal”, añade.

Spiriman, más allá del personaje

Candel comparte su pasión por la medicina con su otra vocación: su fundación Spiribol, una organización que desde 2012 trabaja con menores en riesgo de exclusión social a través del deporte.

Jesús llega a la sede del patronato en su Volvo todoterreno —que eligió por seguridad después de atender como médico a numerosos accidentados de tráfico— cargado de sillitas para niños. Es una nave industrial colorista a las afueras de Granada, decorada por el grafitero granadino El niño de las pinturas. En los aledaños hay obras, “pagadas por Juan Roig, el dueño de Mercadona, que ha donado veintitantos mil euros para hacer una zona de ocio para los niños”.

En el interior hay varios chavales jugando al spiribol, un deporte de raqueta que su abuelo creó y que se basa en hacer girar la pelota alrededor del mástil para enrollar la cuerda a la que está atada. “Los niños me pusieron lo de Spiriman”, aclara Candel, que ha convencido a Fernando Hierro, Carles Puyol o Tricicle para que sean patronos y colaboradores activos de la fundación. “También nos ayuda Iniesta, Vicente del Bosque o Sara Baras”, puntualiza.

“Y tratamos de difundir este deporte en los colegios de España e Italia”, cuenta Jesús, que desvela agriado que muchos de los ataques que está recibiendo por su vinculación con las manifestaciones por la sanidad tienen a su fundación en el punto de mira. “Pero nada de eso —asegura rotundo— va a hacer que me desvíe de mi objetivo”.

—¿Cuál es su objetivo?

—Quitar a toda esta gentuza de en medio. Empezando por Martín Blanco y siguiendo por Susana Díaz, que es la responsable última de la gestión andaluza. Las irregularidades se están detectando en el resto de ciudades andaluzas. Y nunca han pensado en que los ciudadanos nos íbamos a levantar en Granada. Estamos demostrando a España que ya está bien de que nos tomen el pelo y que podemos cambiar el sistema. Les lanzo un mensaje: vosotros sabéis lo que habéis hecho.

—Le ha dicho a Susana Díaz sinvergüenza, cobarde, mentirosa… ¿No tiene miedo?

—¿De qué?

—De posibles represalias.

—Que las tomen. Ya me han venido de forma indirecta. Un amigo del PSOE de Granada me llegó a trasladar un mensaje: si me callaba, me darían un buen puesto dentro del PSOE de Granada. Les dije que se lo metieran por el forro de los… También me han dicho que como no me callase iban a fastidiarme la vida, acabar con mi carrera profesional. Me quieren meter miedo. Pero, ¿qué miedo? Si son personas, muy ineptas, que se han estado lucrando a costa de la sanidad. Me daría miedo un mafioso, pero ¿ellos?

La presidenta andaluza, Susana Díaz, durante una visita al hospital hispalense de Valme.

La presidenta andaluza, Susana Díaz, durante una visita al hospital hispalense de Valme. EFE

—Pero ¿ha habido ya alguna amenaza?

—Martín Blanco ha llegado a meter en su despacho a gente que no comulgaba con su gestión y les ha dicho que 'cuidadito, no vaya a ser que les pase algo'. Hay gente que ha sufrido amenazas por parte de este sinvergüenza.

—¿Y no es eso propio de mafiosos?

—Sí, es una práctica mafiosa. Ellos juegan con el miedo. Ya me alertaron de que me amenazarían por medio de la CNT, donde empezó Martín Blanco, que era celador. Un día, al llegar a mi consulta, me encontré a un tipo dentro. “Ten cuidado a ver si te pasa algo”. Y lo mandé a la mierda.

El incidente se produjo en mitad de un ajetreado día en Urgencias, donde el doctor Candel, Spiriman, pone a pruebas sus superpoderes. Atiende desde infartos a dolores de barriga y un sinfín de patologías.

“Me gusta lo que hago y no voy a tolerar que jueguen con la salud de mis pacientes”, advierte el galeno, que estudió medicina de casualidad. Le gustaba el cine, la ficción de los 80, de George Lucas o Steven Spielberg.

Pero la alta calificación que obtuvo en la prueba de selectividad hizo replantearse su elección. Es una persona lúcida. Reconoce que no le gusta estudiar y que en la carrera encontró su motivación y a la que es hoy su esposa. Ella estimuló sus horas de estudio hasta hacer su juramento hipocrático.

Pese a que varios partidos políticos, entre ellos PP y Podemos, le han pedido reunirse con él, este galeno con trazas de superhéroe prefiere seguir con su batalla en solitario. “Yo voy a luchar como médico, junto con mucha gente, por recuperar lo que nos han quitado”, anuncia. “Vamos a ir a por ellos. Ya hemos dado el primer paso, hemos sacado a la calle a la gente para que sepan que no nos van a quitar más cosas”. “¡No os vais a cargar la sanidad pública!”, proclama con valentía.

—Dice que Susana Díaz tiene miedo, ¿cómo lo sabe?

—Por su círculo, están muy divididos. Ya se ve a nivel nacional. Hay enemigos en su camarilla. Y son tan torpes que nos filtran cosas.

—Y ¿debería tener miedo?

—Sí, debería tenerle miedo a la gente de Granada, porque no vamos a parar. Ya hemos perdido el miedo. Esa es nuestra victoria.