Reportajes Nepotismo

El yerno de Solbes y el sobrino de Guindos facturaron 21 trabajos en la embajada de Washington

EL ESPAÑOL repasa todas las conexiones en la legación diplomática que se ha convertido en una agencia de colocación.  

27 abril, 2017 02:59

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Dice el refranero español que quien no tiene padrino, no se bautiza, un dicho que aunque no tenga traducción al inglés, se aplica sin mayor dificultad en la Embajada de España en Washington, donde parece haberse normalizado la contratación de familiares y amigos de políticos y diplomáticos: una adjudicación a un arquitecto -al que se le acusa de manipular los plazos de la concesión usando la influencia de su mujer en la misión consular-, la creación de algunos cargos para acomodar a caras conocidas… Movimientos que salpican al ministro de Economía, Luis de Guindos, y al que ocupó su mismo cargo entre 2004 y 2009, el socialista Pedro Solbes.

El último caso lo ha puesto sobre la mesa -y en el juzgado- una constructora norteamericana que ha llevado al Tribunal Superior del Distrito de Columbia (DC) la adjudicación de uno de los contratos que la embajada otorgó al arquitecto Gustavo Frech. Según denuncia la firma estadounidense, éste manipuló los plazos de dicha concesión usando la influencia de su mujer en la misión consular, donde ostenta una de las secretarías generales y es conocida por ser una de las sobrinas del ministro Luis de Guindos.

Gustavo Frech y su mujer María Pedrosa de Guindos sobre la embajada española de Washington.

Gustavo Frech y su mujer María Pedrosa de Guindos sobre la embajada española de Washington.

La demanda, presentada mucho antes de que EL ESPAÑOL desvelara esta conexión familiar entre Frech y la embajada, involucra a la representación española, aunque no va directamente contra ella: se centra en el arquitecto Frech y la empresa en la que trabaja -y en la que hasta hace poco figuraba como director-, JAP Home Solutions. Desde que él entró a formar parte de dicha compañía, ha recibido numerosos contratos de obras de la legación diplomática, por más de 150.000 dólares, al margen de otro encargo de 12.000 dólares que recibió Frech a título particular.

También se incluye en la denuncia al propietario de esta compañía, Jesús Antón, que resulta tener también una vinculación familiar con otro ministro de Economía y exvicepresidente del Gobierno, en este caso socialista. Es el yerno de Pedro Solbes, cuya hija lleva varios años trabajando en el Banco Mundial, ubicado también en la capital norteamericana. Hay que destacar que pocos en la comunidad española en Washington conocían de esta conexión familiar.

Luis de Guindos saluda a Pedro Solbes.

Luis de Guindos saluda a Pedro Solbes.

Este proceso judicial vuelve a poner bajo la lupa la forma en que la embajada realiza las contrataciones de obras y servicios públicos. Este contrato que aparece en la demanda contra Gustavo Frech se refiere en concreto a los trabajos de sustitución del tejado del edificio de la Cancillería, que contó con un presupuesto superior a los 212.000 dólares, fraccionado en dos contratos: el primero, consistente en el diseño del proyecto arquitectónico y la dirección de la obra, fue para Frech por algo más de 12.000 dólares; mientras que la edificación propiamente dicha fue adjudicada a Guardado’s General Contractor, compañía que declaró a EL ESPAÑOL que fue Jesús Antón -socio de Frech- quien le recomendó a la embajada, aunque éste lo niega.

Antón y Frech recibían los encargos e invitaciones a competir por estos concursos a través de la directora económico administrativa, Belén Moreno, que es compañera de la esposa del arquitecto, María Pedrosa de Guindos, y además amiga de la pareja, según explica a EL ESPAÑOL el propio Gustavo Frech, que accedió a atender a este medio, para negar las acusaciones que se vierten en la reclamación judicial mencionada anteriormente, interpuesta por la estadounidense Lofft Construction, la antigua empresa para la que trabajaba antes de pasarse a JAP.

En la imagen, con círculo azul, y de izquierda a derecha, María Pedrosa de Guindos, Belén Moreno, consejera Económico-Administrativa de la embajada, y Leticia de Guindos. Leticia y María Pedrosa son sobrinas del actual ministro de Economía.

En la imagen, con círculo azul, y de izquierda a derecha, María Pedrosa de Guindos, Belén Moreno, consejera Económico-Administrativa de la embajada, y Leticia de Guindos. Leticia y María Pedrosa son sobrinas del actual ministro de Economía.

El litigio judicial no se centra exclusivamente en el contrato de la embajada, sino en la presunta actuación desleal de Frech hacia su antigua compañía, que sostiene que “a través de los contactos de su mujer en la embajada, (Gustavo Frech) manipuló indebidamente los plazos del contrato, hasta que su relación laboral con Lofft estuviera terminada” (febrero de 2015), presuntamente con el objeto de privarles del posible beneficio que habrían obtenido de este negocio. Antón y su sociedad figuran igualmente en la demanda.

De no alcanzar un acuerdo ambas parte y llegar a juicio civil, un representante de la misión diplomática podría ser llamado a testificar, aunque España podría emplear el derecho de inmunidad diplomática para no intervenir, según fuentes judiciales consultadas.

La denuncia arroja más dudas sobre las contrataciones de la embajada a JAP Home Solutions. Desde hace un mes, este periódico viene solicitando al Ministerio de Exteriores la lista completa de contratos realizados con esta empresa. Esta petición no ha sido contestada, derivándonos a solicitar dicha información al Portal de Transparencia, que tampoco ha respondido aún.

Por su parte, la embajada tampoco ha querido hacer comentarios sobre su aparición en esta demanda y la supuesta manipulación del contrato que se denuncia. No obstante, Jesús Antón, a la vista de que su nombre y el de su empresa vuelven a aparecer vinculados a supuestas sospechas sobre contrataciones públicas, y ante la falta de explicaciones por parte de la administración, ha decidido facilitar EL ESPAÑOL la lista completa de trabajos que JAP ha realizado para la misión diplomática, al margen del contrato objeto de la denuncia, asegurando que éste se le otorgó sólo a Gustavo Frech y que su compañía no tiene nada que ver.

"Ni yo ni ninguno de los empleados de JAP Home Solutions hemos utilizado nuestros vínculos familiares de forma irregular o poco ética, en beneficio nuestro o de nuestros negocios. En mi caso particular, estoy orgulloso de mis vínculos familiares, y de haber separado siempre lo personal de lo profesional. Puedo demostrar, a quien quiera conocer la verdad, que mi posición profesional y la de mi esposa son fruto de nuestros méritos o deméritos personales, y reto al que diga lo contrario, o siquiera lo insinúe, a que lo pruebe". "Jamás hemos solicitado a ningún cliente que nos dispensase un trato de favor respecto a nuestros competidores", afirma Jesús Antón a EL ESPAÑOL.

Según esta documentación -hay que remarcar que son datos de JAP y no de Exteriores, que se ha negado a facilitarlos-, desde diciembre de 2014 hasta febrero de 2017 la embajada solicitó a JAP Home Solutions presupuestos para llevar a cabo 35 proyectos de obras o servicios por valor de más de 1,7 millones de dólares. De ellos, esta empresa realizó 21, por un montante de 150.676 dólares, ya que muchos no se llevaron a cabo y algunos fueron a otras compañías.

Esta cifra "representó el 2,51 por ciento de la facturación total de la empresa en ese período”. “Sería ilógico e irresponsable por mi parte arriesgar la reputación o incluso mi subsistencia, de mi familia y de mis empleados, por una cantidad así. Para que no quepa lugar a dudas, pongo la documentación que apoya estas afirmaciones a disposición de cualquiera que la requiera", sostiene Antón.

Sin embargo, que finalmente fueran sólo 150.000 dólares no significa que la embajada y la empresa no intentaran que esa cifra fuera mayor. La gran diferencia entre lo que se le ofertó y lo que se le adjudicó finalmente estriba en que de esos 1,7 millones, la mayor parte, más de 1,2 millones, corresponden a un solo contrato, el más jugoso de los de la embajada, para el mantenimiento de los tres edificios diplomáticos de España en Washington durante dos años, a razón de 620.000 dólares anuales.

JAP Home Solutions fue invitada a concurrir inicialmente -en agosto de 2015- para hacerse con este encargo, y llegó a presentar una oferta. Sin embargo, a mitad del proceso, algo ocurrió y se retiró del concurso. Antón sostiene que la embajada le comunicó que Exteriores había declarado nula la convocatoria, y que luego, cuando volvió a salir a licitación, decidió no presentarse. Lo cierto es que aquel concurso sí que se adjudicó, en mayo de 2016, a la empresa norteamericana Advanced Building Services, por 1,3 millones de euros.

Varias discrepancias sobre las condiciones de aquel contrato llevaron a JAP a no interesarse finalmente, según ha podido saber este periódico, aunque la intención de la embajada era que estuvieran dentro de la competición. De hecho, la misión diplomática ya les había estado encargando anteriormente del mantenimiento de estos tres inmuebles, mediante contratos bimestrales. En concreto, les contrató para los periodos de tiempo comprendidos entre febrero y marzo de 2015, y entre noviembre y diciembre del mismo año, por 20.200 y 19.500 dólares, respectivamente.

CONTRATOS MENORES Y FRACCIONADOS

Otro aspecto llamativo es que de los 35 trabajos que la embajada pidió a JAP que presupuestara, al final sólo le encargó aquellos que no sobrepasaban la barrera del contrato menor -50.000 euros-, lo que permitía no formalizar contratos, no publicarlo en los portales de transparencia ni estar sometido a los controles más estrictos de los contratos mayores. Así, por ejemplo, se les adjudicó el “acondicionamiento de las estancias en la entrada trasera” de la antigua residencia del embajador, por 17.943 dólares, o “trabajos en las terrazas exteriores” de la residencia actual, por 44.640.

La lista incluye incluso gastos muy menores, como “cambio de calentador y reparaciones urgente de fuga de agua” por 564 dólares, la “compra de líquido desengrasante para mantenimiento” por 457, la adquisición de “calentador para reemplazo por avería” por 264, la “reparación y desmontaje de estanterías” por 2.000, obras en un archivo por 2.302, o el cambio en las cerraduras, por 1.170.

Por contra, no se les encargó trabajos que por su coste serían calificados de “contratos mayores”, como la “reparación de la piscina” y “soluciones para problemas de climatización en el patio/invernadero” de la residencia del embajador, por 120.000 dólares y 61.250 dólares. Estas obras no se les adjudicaron, pero algunas de ellas tampoco se llevaron a cabo.

Donald Trump y Pedro Morenés recogiendo sus credenciales de embajador en el Despacho Oval

Donald Trump y Pedro Morenés recogiendo sus credenciales de embajador en el Despacho Oval

Precisamente en la vivienda donde residirá los próximos años el exministro de Defensa Pedro Morenés, que acaba de estrenarse en el cargo de embajador, hubo un problema constructivo con las terrazas exteriores, heredadas de fallos durante la edificación original. Para repararlo, siempre según esta documentación, se fraccionó dicho arreglo en dos presupuestos, con los epígrafes “trabajos terrazas exteriores” y “trabajo terrazas exteriores (2) y aceras”. Uno por 44.640 dólares, que realizó JAP, y otro por 54.525 dólares, que este periódico no ha podido confirmar si finalmente se llevó a cabo. La embajada encargó ambos presupuestos a esta empresa en agosto de 2015. Al cambio de aquel mes, ninguno superaba los 50.000 euros, por lo que se tramitarían como contratos menores.

LAS FIESTAS DEL EMBAJADOR

Cuando EL ESPAÑOL publicó la existencia de cinco de estos contratos hace un mes, la Embajada negó que hubiera ninguna irregularidad en la concesión de estas obras, aunque el entonces embajador, Ramón Gil-Casares -recientemente sustituido por Morenés-, sí que tomó distancia del asunto, manifestando que desconocía la relación familiar entre su secretaria general de Educación, María Pedrosa de Guindos, y Gustavo Frech o JAP Home Solutions.

El exembajador Gil Casares.

El exembajador Gil Casares.

Esto resulta llamativo ya que elpropio Frech confirma que acudía junto a su mujer a las cenas de Navidad y otros eventos que organizaba el embajador en su residencia, aunque asegura que después del besamanos no tenía más trato con él, y que no lo conocía.

LA CONEXIÓN GUINDOS-SOLBES

Ahora cabría preguntarse si el hecho de que Gustavo Frech estuviera casado con una secretaria general de la embajada influía de alguna forma en la adjudicación de las obras a JAP Home Solutions, o si les servía para recibir información sobre los concursos o algún tipo de trato de favor. El arquitecto lo niega rotundamente, y resalta que su mujer trabaja en la oficina de Educación, dependiente del Ministerio de Educación y no del de Exteriores, que es el que adjudicaba.

No obstante, reconoce que tanto él como su esposa mantenían una relación de amistad y vida social con la directora económico administrativa, Belén Moreno -responsable de las adjudicaciones-, con la que hablaba sobre proyectos que se iban a hacer en la embajada incluso, en al menos una ocasión, “tomando café en su casa”, según las propias palabras de Frech.

Él sostiene que Moreno no tenía nada que ver con las adjudicaciones, sino que era Exteriores quien decidía quién se llevaba los concursos. “Yo hago una oferta en un sobre cerrado y se manda a Madrid. Allí lo abren y eligen la mejor oferta en base a lo que sea”.

Esto no es del todo cierto. La Embajada sí abre los sobres, los lee y manda a Madrid un listado de los presupuestos que concurren, en varias ocasiones recomendando la contratación de uno de ellos, generalmente por criterio de precio, como se puede ver en el siguiente contrato al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, donde se observa cómo la directora económico administrativa propone a Exteriores la contratación de JAP.


HAY MÁS ‘MARIDOS DE’

Frech insiste en que no existe incompatibilidad alguna o conflicto de intereses en su caso, y recalca que no es el único ‘marido de’ al que la embajada le encarga un presupuesto, afirmando que durante la adjudicación del proyecto del tejado de la Cancillería, otro de los arquitectos invitados era también esposo de una empleada del consulado, aunque en este caso no recuerda si tenía cargo de secretaria general como la suya.

En este punto conviene recordar que Gustavo Frech figuraba hasta hace unos días como director de JAP Home Solutions. Jesús Antón, dueño de la compañía, viene defendiendo desde que saltara esta noticia el 21 de marzo que el arquitecto es sólo un trabajador más y que si aparecía como director en los registros públicos era por un “error administrativo” de su gestoría: en varios documentos aportados respalda que se trata de un error.

Sin embargo, el pasado 23 de marzo, dos días después de la publicación de la primera noticia, en el reporte anual que JAP deposita en el Estado de Virginia, Gustavo Frech vuelve a aparecer como director, a pesar de que ambos dijeron que se solicitó la corección del supuesto fallo hacía seis meses. Antón asegura que se debe a un nuevo error. El marido de María Pedrosa de Guindos no desaparece de los papeles hasta el 27 de marzo, seis días después de que trascendiera la existencia de estos contratos, como se puede observar en los siguientes registros.

La participación del arquitecto en la empresa es relevante, no sólo por su vinculación familiar, sino también en lo que se refiere a la denuncia puesta contra ellos por Lofft, que argumenta que Frech había trabajado para ellos desde noviembre de 2013 hasta el 5 de febrero de 2015, antes de pasarse a JAP Home Solutions. Entre los cargos que le atribuye, hay uno por malversación y conspiración para apropiarse de posibles negocios. Es aquí donde aparece la embajada.

Según sostiene Lofft, entre noviembre de 2014 y enero de 2015, mientras Frech trabajaba para ellos, el arquitecto preparó sin informarles una propuesta para cambiar el tejado de la Cancillería, y luego habría usado los contactos de su mujer en la embajada para retrasar los plazos del contrato, hasta que su relación laboral con Lofft terminara, el 5 de febrero de 2015. Frech lo niega todo.

Obras en la embajada española en Washington.

Obras en la embajada española en Washington.

Aunque esta acusación se tendrá que dirimir en un juzgado, sí coincide que fue el 11 de febrero, seis días después de que Frech abandonara Lofft, cuando la embajada le mandó a él y a otras tres empresas la invitación para presentar ofertas por esta obra, que al final se le concedió a él. Sin embargo, Madrid autorizó a Belén Moreno a convocar el concurso "a la mayor brevedad posible" el 4 de noviembre, según documentación a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, por lo que sí que se demoró el concurso tres meses.  

La otra protagonista de esta historia, María Pedrosa de Guindos, sigue siendo de momento secretaria general de Educación en la embajada, aunque el ministerio anunció hace un mes su cese por “reestructuración orgánica”, independiente del asunto de los contratos. Este periódico ha preguntado al departamento de Íñigo Méndez de Vigo cuándo tendrá efecto el relevo y por qué esta funcionaria ha permanecido más de cinco años en EEUU cambiando de puesto, y repitiendo como secretaria general, cuando el reglamento que lo regula no lo permite. No hay respuesta.

La embajada, 'agencia de contratación'

El sobrino político de Luis De Guindos, Gustavo Frech, y el yerno de Pedro Solbes, Jesús Antón, no son los únicos miembros de la comunidad española en EEUU con conexiones políticas a los que la Embajada de España ha dado especial cariño en los últimos tiempos. El pasado mes de septiembre, se contrataba para trabajar en la cocina de la residencia del embajador, a razón de 35 dólares la hora, a Carmen Argumosa, mujer de Fernando Jiménez Latorre, mano derecha del ministro Luis de Guindos mientras fue secretario de Estado de Economía hasta agosto de 2014, cuando fue enviado al Fondo Monetario Internacional (FMI), también en Washington, como director ejecutivo.

Carmen Argumosa, cocinera en la embajada y esposa de Fernando Jiménez de la Torre

Carmen Argumosa, cocinera en la embajada y esposa de Fernando Jiménez de la Torre

El pasado septiembre fue nombrado director ejecutivo en el Banco Mundial, con un sueldo de más de 250.000 dólares al año, tras saltar el escándalo por el intento del Gobierno de colocar en este apetecible puesto al exministro de Turismo José Manuel Soria, que cesó en el Ejecutivo por su vinculación con los papeles de Panamá. Este periódico ha preguntado a la embajada sobre los detalles de la contratación de Argumosa y el criterio seguido para su elección. No hay comentarios.

Por cierto que recientemente el sindicato UGT se quejó por el despido del chef de la residencia oficial del embajador, al entender que no había motivos para este cese, que parte de una una acusación interna. Otro trabajador testificó que no estaba respetando su baja médica. El sindicato anunció que lo llevaría a juicio.

Además, en el Banco Mundial también estuvo hasta el pasado noviembre trabajando como ejecutiva a propuesta del Gobierno, ganando 211.000 dólares al año, Beatriz de Guindos, otra de las tres sobrinas del ministro que coincidieron en Washington, junto a María Pedrosa de Guindos y Leticia de Guindos, ambas aún en la capital norteamericana, trabajando en los departamentos de Educación y de Agricultura de la embajada, respectivamente.

En este organismo internacional también ha estado en los últimos años la hija de Pedro Solbes, esposa de Jesús Antón, aunque en este caso no parece que exista una vinculación entre ella y la embajada. De hecho, Antón defiende no haber ‘explotado’ su relación familiar con el ex ministro socialista para conseguir un trato de favor, y lo cierto es que en la embajada la mayoría ignoraba quién era su mujer. Esto último no se puede decir de Frech y su esposa, que sí era conocida como una de las ‘guindas’ de Washington, como se llamaba a las tres sobrinas que el ministro.

Se da la circunstancia de que De Guindos, Soria, y Jiménez Latorre son todos de la misma promoción del Cuerpo Superior de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado, del que también forma parte Pedro Solbes.

Fernando Jiménez Latorre y Luis de Guindos.

Fernando Jiménez Latorre y Luis de Guindos.

Pero las conexiones entre la embajada y las instituciones internacionales con sede en Washington se extienden también a los diplomáticos. Por poner un ejemplo, Rafael Domínguez Pabón, asesor del grupo al que pertenece España en el Banco Mundial, está casado con Elisa García Grandes, actual consejera comercial en la Embajada de Washington. Ambos lograron sus puestos en 2014.

También dentro de la embajada hay lazos. Fuentes de la misión diplomática indican que fue muy comentado el nombramiento de Ana Elorza, esposa del consejero del embajador Álvaro Ortega, como coordinadora científica de la legación, representante de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, un puesto que no existía en Washington hasta que llegó ella con su marido. Por otro lado, hay que destacar que Elorza posee un sólido currículum vinculado a la ciencia y se ha encargado de pilotar las relaciones con la extensa comunidad de científicos españoles emigrados a EEUU, aunque esto le haya costado alguna polémica.

Álvaro Ortega, el segundo por la izquierda, y su mujer, Ana Elorza, la cuarta.

Álvaro Ortega, el segundo por la izquierda, y su mujer, Ana Elorza, la cuarta.

El pasado marzo se enfrentó a duras críticas por un artículo en el que algunos interpretaban que calificaba de “diplomacia científica española” en el exterior a los científicos que han tenido que emigrar de España por falta de oportunidades.

Pero los esfuerzos por ayudar a los españoles más cercanos no se queda en suelo estadounidense. El ex embajador Ramón Gil-Casares también trató de echar un cable desde su puesto a varias personas en España.


RECOMENDACIONES EN OPOSICIONES

En concreto, envió varias recomendaciones para ayudar a colocar a conocidos, entre ellos familiares de un exdiputado del PP y de un militar amigo suyo. Remitió varias misivas, entre otros destinos, a la Escuela Diplomática, incluso dirigiéndose al presidente de un tribunal de oposición, según confirmaron fuentes diplomáticas.

“Se ha puesto en contacto conmigo (xxx), cuyo currículum te adjunto, porque está buscando trabajo y me ha preguntado si habría alguna oportunidad en esa Escuela Diplomática (...). Yo conozco a (xxx) y sé que estaría encantada de trabajar y lo haría con toda dedicación donde se le mandase. Ya comprendo que la situación es difícil y que los puestos en la Administración son para funcionarios, pero te lo remito (su currículum) por si saliese alguna oportunidad. Un fuerte abrazo”, reza una de ellas.

En otro de los escritos, con sutileza, intenta hacer ver al responsable del concurso público los grandes méritos que atesora una de las candidatas. Y aunque en ningún momento se pide que se la apruebe o se la ponga por delante de los otros aspirantes, sí que se remarca sus cualidades.

“No te he escrito antes porque en su discreción, (xxx) no me lo ha pedido. Pero sé que (xxxx) tiene una gran vocación y conociendo a su padre sé que será una espléndida funcionaria, por ello me atrevo enviarte estas líneas. Estoy seguro de que el tribunal que presides actuará con absoluta justicia pero no quería dejar de señalarte que creo que (xxx) será una estupenda diplomática (...) Te deseo todo lo mejor en esta difícil responsabilidad que te han dado de presidir el tribunal de oposiciones”, concluye.