Alonso de Gregorio Duque de Fernandina (Barcelona, 1983) descubrió tarde su vocación. Tal vez por eso, ayudar a otros a encontrarla desde jóvenes se ha vuelto el trabajo más gratificante que ha tenido. "Encontrar eso que nos apasiona a veces no es fácil. Muchas veces nos dejamos llevar por estímulos externos y no seguimos nuestra pasión", asegura a EL ESPAÑOL. Su fuerte pasión por ayudar a los demás, descubierta en su propia búsqueda vocacional, lo inspiró a fundar The Georgian Manor House y True Horizon, dos consultoras educativas que ofrecen servicios de asesoría vocacional en España a alumnos de todo el mundo.
Antes de conseguir el título de Duque de Fernandina, él mismo asistió a universidades como la Universidad de Lancaster, en Inglaterra, y en HEC París en Francia. Allí se licenció en negocios internacionales y francés, y en 2006 decidió iniciar su camino profesional en el sector de la consultoría en París para más tarde dar el salto al prestigioso grupo de moda Louis Vuitton en Suiza y Francia, desempeñando funciones de marketing de producto.
Sin embargo, de Gregorio no sentía que ahí estuviera su vocación, así que decidió abandonar el sector del lujo y en 2009 cursar un Máster Internacional en Dinamarca, Holanda y China en Energía Renovable y Sostenibilidad, en búsqueda de esa pasión que le faltaba en su vida profesional. "Veía a todos mis compañeros ingenieros emocionados en la visita a una planta y yo solo me preguntaba qué hago aquí", confiesa.
Ante esa pregunta, se empezó a plantear qué haría después de terminar el máster, y se dio cuenta de que toda su orientación profesional hasta entonces había estado basada en los estímulos externos y no en sus pasiones. "Recuerdo pensar en ese momento que debería existir una empresa que te ayude a encontrar tu talento".
Así que decidió volver a España para fundar, junto a su madre, Monsterrat Viñamata, condesa de Alba de Liste, una empresa llamada The Georgian Manor House que ofrecía exactamente eso que él siempre había necesitado: un asesoramiento sobre estudios y programas en el extranjero teniendo en cuenta las necesidades y los objetivos específicos de cada perfil según el talento de cada persona. "Me hubiera encantado contar con un servicio así cuando era joven, pero eran otras épocas. Antes decir que iba a estudiar ingeniería era sinónimo de éxito profesional. Ahora, los padres son más abiertos y piensan también en los gustos de sus hijos a la hora de escoger su futuro", explica.
Vocación a la carta
Su trabajo consisten en crear algo así como un servicio a la carta para que niños desde primero de la ESO puedan orientarse al éxito desde jóvenes y logren trabajar en el lugar de sus sueños: "Entrar en las mejores universidades del mundo como Harvard requiere de una vida dedicada a crear el mejor curriculum para lograrlo", cuenta De Gregorio, que asegura que las tasas de aceptación en universidades de élite son solo del 3%.
Para Viñamata, que se había dedicado a la educación toda la vida, este cambio representó un replanteamiento total de las bases del servicio de orientación educativa en Europa, como ella las había conocido hasta ahora. "Durante 20 años, yo había asesorado siguiendo mi juicio y experiencia personal, pero me di cuenta de que si deseaba hacerlo como es debido debía enfocarme realmente en detectar y desarrollar el talento del alumno, orientándolo a encontrar su verdadera vocación", dice la fundadora.
Fue entonces cuando decidieron buscar qué elementos podían tomar prestado de la psicología, el coaching e incluso de la neurociencia. "Queríamos crear un servicio de orientación que fuera integral y que, por un lado, analizara el perfil del alumno de manera exhaustiva permitiéndonos fijar unos objetivos académicos y profesionales a largo plazo y que, por otro, nos permitiera diseñar una hoja de ruta para llegar hasta ellos", concreta De Gregorio.
Años después, al ver el éxito que están teniendo, de Gregorio decidió lanzar su propio proyecto y fundar True Horizon. La frustración y la monotonía en el mundo laboral hace que mucha gente se plantee cambiar de sector y dar un giro de 180 grados para conseguir la felicidad, y es por esto que el consultor, que lo ha vivido en primera persona, creó esta empresa. "Esta nueva marca de consultoría se centra en ayudar a los estudiantes a encontrar su vocación y, a partir de ahí, trazar una hoja de ruta estratégica que le permita acceder a las mejores oportunidades profesionales que existen en el mundo", explica el empresario.
Tras 14 años en el sector, este mes De Gregorio ha asumido el relevo generacional de su madre y se ha puesto al mando de las dos consultoras educativas. "Mi objetivo es que el alumno llegue a alcanzar su máximo potencial. Quiero que sean capaces de plantearse grandes metas y sean muy ambiciosos", asegura.
Para el duque, su mayor gratificación estos años ha sido ver convertidos en grandes profesionales de su ámbito a alumnos que ni siquieran sabían de qué carrera les hablaban en mitad de las asesorías. "Recuerdo con mucho cariño el caso de un alumno con educación muy tradicional que no encajaba dentro del sistema y había perdido la confianza en sí mismo. Nosotros pudimos evaluarlo y nos dimos cuenta de que tenía un gran potencial en el área creativa y gráfica. Así que le conseguimos una escuela en Inglaterra especializada en bachilleratos artísticos y se graduó con notas excepcionales. Ahora trabaja en el sector de la moda en París", recuerda, y añade: "Hay que confiar en la intuición".
Los alumnos que contratan este servicio se someten primero a un día de pruebas y entrevistas en donde les hacen todo tipo de exámenes para evaluar a la persona en todos los ámbitos posibles. Después, en base a sus aptitudes y cualidades, pueden definir su vocación y así trazar una hoja de ruta de las mejores universidades donde estudiar para llegar al objetivo: el trabajo soñado.
Para el empresario, el problema de la educación en España es que "no hay que alargar más las carreras". "El mercado va a una velocidad muy rápida y estudiar ahora una carrera no es una garantía de nada", asegura. Además, considera que en el país no se piensa lo suficiente en la formación educativa para mayores. "Es importante que las escuelas piensen en su estilo de vida y formas de aprender", afirma, y resalta que es una pena que personas de 40 años no puedan aportar a la sociedad porque no tienen una oferta educativa de calidad.
En un futuro a de Gregorio le gustaría verse investigando y escribiendo sobre la vocación. "Esa es mi pasión desde hace 14 años, y me gustaría hacer documentales entrevistando gente con pasiones muy particulares o personas mayores que hayan cambiado de carrera y hayan tenido éxito en la adultez", cuenta.