La defensa que Juan Ignacio Zoido viene haciendo de Cristina Cifuentes y del PP, tras los informes que relacionan a la presidenta madrileña con la manipulación de contratos para favorecer al empresario púnico Arturo Fernández, es impropia de un ministro del Interior y está causado un profundo y lógico malestar en la Guardia Civil.

Hasta tres asociaciones del instituto armado han manifestado ya su sorpresa por la reiteración con que Zoido aprovecha sus comparecencias y entrevistas en radios y televisiones para cerrar filas con su compañera de partido pese a las acusaciones reseñadas por los investigadores.

Posición inconveniente

Este mismo miércoles, el ministro ha subrayado en una entrevista con Federico Jiménez Losantos en es.radio que “se ha causado un daño a una persona y un partido que hay que evitar”. Se trata de un juicio de valor muy inconveniente procediendo, como procede, del jefe de los agentes encargados de las pesquisas para esclarecer esta trama de financiación irregular del PP. Además, la contundencia con la que Zoido se ha manifestado, no sólo en los medios sino también en sede parlamentaria, descartan la posibilidad de que su posicionamiento con la presidenta se deba a una metedura de pata. 

No es infrecuente que los portavoces y dirigentes del PP pongan a caer de un burro a los fiscales cuando es su partido el investigado. Es más, la propia Cifuentes ha desacreditado el informe de la UCO y ha alertado de que es víctima de una campaña de acoso y derribo. Sin embargo, si a la presidenta le asiste en cierto modo su derecho a defenderse, es insólito que el máximo responsable político de los cuerpos de Seguridad del Estado no sea mucho más prudente.

Corporativismo militante

Es impensable que Zoido se pronunciase de un modo parecido si las acusaciones vertidas por los investigadores estuvieran dirigidas contra Susana Díaz o cualquier persona que no fuera su correligionaria. El ministro del Interior no puede anteponer su amistad con Cifuentes y su corporativismo como militante del PP a su responsabilidad como máximo responsable político de los cuerpos de seguridad. 

La relación de confianza entre los guardias civiles y policías encargados de las investigaciones y sus altos mandos es importante para que la lucha contra la corrupción sea eficaz. Si Zoido sigue actuando como abogado defensor del PP y minando con sus críticas la imagen y credibilidad de los agentes habrá que preguntarse si está a la altura del cargo que desempeña.