Mariano Rajoy y Pedro Sánchez apenas han necesitado este lunes 28 minutos de entrevista para ratificar su absoluta incompatibilidad política, puede que también su mutua animadversión. La brevedad de la reunión no sólo anticipa el fracaso de la investidura de Rajoy, que este martes arranca en el Congreso, sino que resetea el reparto de papeles en un escenario amortizado hasta que el viernes termine la segunda votación al candidato del PP. 

Si ninguno se molestó en disimular de cara a la galería que son irreconciliables es porque ambos trabajan pensando en sus opciones una vez la investidura resulte fallida. Rajoy sólo piensa en perpetuarse como candidato del PP y desactivar cualquier posible opción que no pase por su liderazgo, mientras que Sánchez se presenta como dique de contención frente a un partido imputado por corrupción, además de como azote de un presidente bajo sospecha.

Reunión prescindible

No es por ello de extrañar que Sánchez calificara de "reunión prescindible" el encuentro como tampoco que Rajoy reclamase los "seis votos a favor o las once abstenciones" que necesita sin siquiera molestarse en poner algo sobre la mesa.

Frente al argumento aritmético de Rajoy, que efectivamente llega al Congreso con 170 votos asegurados, gracias a su acuerdo con Ciudadanos y Coalición Canaria, el secretario general del PSOE apeló a la congruencia de su partido como primera fuerza de la oposición.

La arrogancia del presidente, que amenaza a Sánchez con culparle del calendario electoral que él mismo ha escogido, facilita el enroque al PSOE, que no necesita ningún pretexto para no ceder ante quien nada ofrece.

Ciudadanos

En términos estratégicos, la negativa del PSOE le permite neutralizar a Podemos como competidor entre los votantes de izquierdas. Además, Pedro Sánchez intenta aprovechar el acuerdo entre PP y Ciudadanos para arrebatar a Albert Rivera el estandarte de la intransigencia frente a la corrupción. El propio Rivera intentó este martes a última hora amortiguar el efecto de su aproximación al PP presentando el acuerdo como un acto de responsabilidad para desbloquear España: "Tampoco nosotros nos fiamos de Rajoy", enfatizó.

Pedro Sánchez ha aducido que el acuerdo entre PP y Ciudadanos le da razones añadidas para votar en contra de Rajoy: un argumento que cae por su peso y que tan sólo indica su determinación. Además, ha eludido aclarar si intentará encabezar una alternativa o si finalmente planteará al PP la posibilidad de una abstención con cualquier otro candidato.

Es verdad que rechazar la repetición de elecciones es incompatible con no proponer ninguna alternativa, pero también es cierto que plantear cualquier opción carece de sentido hasta que no se resuelva la candidatura de Rajoy. Mientras tanto, Sánchez hace lo posible por capitalizar su no.