Pablo Iglesias ha completado este viernes una operación que bien podríamos bautizar como de "vuelta a las esencias" en Podemos. Con ella pone fin a la etapa de moderación pilotada por Íñigo Errejón en los últimos meses. Primero fue la fulminante destitución del secretario de Organización, Sergio Pascual, persona de la absoluta confianza de Errejón. Ahora, la nominación de Pablo Echenique como su sustituto, deja claras las intenciones del secretario general.

Echenique se alinea con el discurso más radical de Podemos, cercano a la corriente anticapitalista, y ya ha anunciado que dará mayor protagonismo a las organizaciones terriroriales y más peso a la opinión de la militancia. O sea, lo opuesto a la política que ha venido marcando Errejón: centralización del poder, toma de decisiones en los órganos de dirección y moderación del discurso.

"Nueva época"

Es muy sintomática la ausencia del número dos en la presentación de Echenique y en la escenificación de un giro que, según palabras de Iglesias, marca el inicio de "una nueva época en Podemos". Con su discurso, el secretario general vuelve a crear una realidad paralela a su gusto. Si tras liquidar a Pascual habló de "defender la belleza", ahora presume de unidad en el partido, cuando lo que ha conseguido es sumar a todas las facciones para arrinconar a la que encabeza Errejón. 

La apuesta de Iglesias, con la que intenta atropellar a Errejón, busca también cobrarse otra víctima: Pedro Sánchez. Entre los seguidores del portavoz del grupo parlamentario había partidarios de, en caso de no llegar a un acuerdo con el PSOE, permitir, mediante la abstención, la investidura del dirigente socialista. Están convencidos de que las bases no entenderían que dejaran escapar la posibilidad de jubilar a Rajoy. Iglesias, en cambio, nunca ha contemplado esa posibilidad.

Paso arriesgado

El paso dado por Pablo Iglesias es muy arriesgado, pues significa abandonar el centro del tablero y volver a posiciones que tradicionalmente ha defendido Izquierda Unida. Es un enroque ideológico. Si, en caso de celebrarse nuevas elecciones -como todo apunta ahora-, Podemos perdiera apoyos, muchas miradas buscarían a Iglesias. Por eso, la crisis interna que trata de superar con este volantazo podría acabar volviéndose en su contra.

La nueva etapa que impulsa el líder de Podemos coincide con el anuncio del Tribunal de Cuentas de revisar las ayudas que ha podido recibir de Irán, por lo que no hay que desestimar que, al aislar a Errejón, Iglesias esté intentando atarse al timón para cuando vengan malos tiempos. El jaque a Errejón y Sánchez, escondería también un movimiento defensivo.