Esta semana, la presentación de resultados de varias compañías cotizadas y el recálculo de sus valoraciones bursátiles nos dejó una llamativa sorpresa: por primera vez en la historia, los cuatro primeros puestos del S&P 500 por valoración son compañías intrínsecamente tecnológicas, concretamente y en ese orden Alphabet (el holding que contiene a Google y al resto de sus proyectos), Apple, Microsoft y Facebook.

Que las cuatro compañías más valiosas del mercado bursátil norteamericano pertenezcan a la misma categoría, y que esta no sea el petróleo, la banca, la automoción o ninguno de los sospechosos habituales, sino la tecnología, es una situación interesante. Resulta relativamente sencillo entender que Apple, que fabrica y vende productos tangibles con márgenes elevados, sea la compañía más valiosa del mundo: basta sumar y multiplicar.

Que Google, o su compañía matriz, esa Alphabet todavía poco familiar para muchos cuyo nombre proviene de “empresa que apuesta (bets) por proyectos ambiciosos que aún están en sus primeras fases (alpha)”, supere el valor en bolsa de Apple resulta más difícil de visualizar. Aunque todos reconozcan que Google ha cambiado el mundo, el hecho de que sus ingresos vengan de algo como la publicidad dificulta el razonamiento. Es posible, además, que la pérdida de valor de Apple se deba simplemente a un comportamiento cíclico - la compañía siempre gana valor cuando lanza un producto nuevo - y que veamos esas posiciones cambiar de nuevo en breve.

Microsoft es menos discutida. Compañía grande, consolidada, cuyos productos se ven por todas partes, y cuyo fundador, Bill Gates, es uno de los hombres más ricos del mundo. Resulta más difícil comprender, eso sí, que si no hubiese cambiado drásticamente su marcha y hubiese nombrado a un nuevo CEO con un perfil diametralmente opuesto al del anterior, la compañía habría dejado de estar en esa privilegiada posición y estaría seguramente sumida en la irrelevancia. Muchos, de hecho, daban a Microsoft por amortizada desde hacía tiempo. Que esté ahí es una muy buena noticia: en tecnología, más alternativas es mejor que menos.

¿Y Facebook? Su posición es una sorpresa inesperada para muchos. Las redes sociales siguen siendo un entorno con una volatilidad brutal donde parece que los imperios pueden aparecer y desaparecer en pocos meses - recordemos MySpace. Pero ahí está, con ingresos sólidos, una marcha excepcional y una estrategia más que brillante.

Que las cuatro compañías más valiosas del mundo sean tecnológicas ha hecho que muchos se den cuenta de que, efectivamente, la tecnología es lo que hoy, en muchos sentidos, mueve el mundo. A ver si eso hace que empecemos a darle la importancia que realmente tiene...