Manifestantes en Londres reivindican saber la verdad sobre la guerra de Irak.

Manifestantes en Londres reivindican saber la verdad sobre la guerra de Irak. Paul Hackett Reuters

Europa

La invasión de Irak en 2003 "no era el último recurso" para Reino Unido

El Informe Chilcot sobre el papel del Reino Unido en la guerra de Irak concluye que no agotó todas las opciones pacíficas. Blair asume "toda responsabilidad" por los errores en el conflicto.

6 julio, 2016 12:21
Daniel Postico/ Londres María Torrens Tillack

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Este miércoles se han presentado las conclusiones de la investigación sobre la participación de Reino Unido en la guerra de Irak. Londres "no agotó todas las opciones pacíficas para el desarme" y la invasión militar de 2003 "no era el último recurso" disponible, concluye el informe dirigido por Sir John Chilcot, un reputado político del cuerpo de consejeros privados de la Reina.

Asegura que “ahora está claro" que la invasión se basaba en informes de "Inteligencia y evaluaciones equivocadas" y que los ministros "eran conscientes de los planes inadecuados de EEUU", según Chilcot en la presentación del Informe en el centro de congresos Elizabeth II. La supuesta presencia de armas de destrucción masiva "se presentó con una certeza que no estaba justificada".

“La acción militar podría haber sido necesaria en algún punto, pero en marzo de 2003 no había un peligro inminente por parte de Sadam Husein, la estrategia de contención pudo haber sido adaptada y continuada por algún tiempo, la mayoría del Consejo de Seguridad apoyaba continuar las inspecciones y el control”, ha declarado el director de la investigación que ha llevado siete años de trabajo.

Se infravaloraron las consecuencias de una invasión "a pesar de avisos explícitos" y la planificación para el periodo tras la caída del mandatario iraquí Saddam Hussein fue "completamente inadecuada".

Sobre el periodo después de la guerra, ha criticado las negociaciones con la milicia y manifestado que “fue humillante para el Reino Unido considerar que la mejor opción era llegar a un acuerdo con la milicia que había atacado objetivos militares británicos”. Ha asegurado que “el rol militar en Irak finalizó muy lejos de lo que se considera éxito”.  

El conocido como 'Informe Chilcot' consta de 12 volúmenes y 2,6 millones de palabras, contiene parte de las conversaciones privadas entre los mandatarios de entonces de Reino Unido, Tony Blair, y Estados Unidos, George Bush.

Blair ha respondido este martes que tomó la decisión de ir a la guerra "de buena fe en lo que creí que era en el mejor interés del país", informa Associated Press. Asume "toda responsabilidad" por cualquier error que se cometiera en la guerra, "sin excepción ni excusas".

Sin embargo, el que fuera primer ministro ha asegurado que "no se arrepiente" de la decisión de invadir Irak, la cual no podía ser pospuesta. Para Blair, no es "incoherente" defender su decisión. Los periodistas le han reprochado durante una rueda de prensa que no entre en detalles sobre los "errores" por los que se disculpa.

ORÍGENES DEL INFORME PARLAMENTARIO

La comisión fue creada por el entonces primer ministro y sucesor de Blair, Gordon Brown, el 15 de junio de 2009 para “aprender las lecciones para el futuro” como consecuencia de la presión pública y parlamentaria a la que estaba sometido en ese momento. En un primer momento quiso que fuera privada, pero debido a la presión de la oposición se decidió que fuera pública.

El actual líder del Partido Laborista (la formación de Blair y Brown), Jeremy Corbyn, y el responsable de Exteriores del Partido Nacionalista Escocés (SNP) quieren aprovechar la publicación del informe para pedir que Tony Blair sea juzgado por crímenes de guerra en La Haya. También las familias de los soldados muertos están muy pendientes.

La investigación abarca el periodo de verano de 2001 hasta julio de 2009, los meses previos del conflicto, la acción militar y sus repercusiones posteriores. Pretendía averiguar cuáles fueron los compromisos que Blair adquirió con George Bush y si engañó al público británico sobre el supuesto peligro de las armas de destrucción masiva que luego resultó que no existían.

El Informe Chilcot finalizó en mayo de 2011 y se anunciaron los resultados para otoño de ese año pero se han ido aplazando debido al elevado volumen de material sensible o clasificado y que debía pasar antes por los filtros necesarios para determinar si comprometían o no a la seguridad nacional; también porque requerían autorización para publicar la correspondencia personal entre Blair y Bush.

ARGUMENTOS Y 'MEA CULPA' DE BLAIR

Tony Blair declaró ante la comisión en enero de 2010 (declaró otra vez un año más tarde) e indicó que no se arrepentía de haber retirado del poder a Saddam Hussein. Durante las seis horas que duró su declaración armó una defensa de su decisión de invadir Irak definiendo a Saddam como un “monstruo”. Juró que no hubo “ninguna conspiración ni engaño” en su decisión ni ningún trato “encubierto” con George W. Bush para invadir el país, y que por aquel entonces estaba convencido de la existencia de armamento nuclear escondido en Irak.

Más adelante, en 2015, ante la inminente publicación del Informe, que se volvió a aplazar, Tony Blair pidió perdón por primera vez, en una entrevista para la CNN, por los errores cometidos en la guerra de Irak. Reconoció que la información de Inteligencia sobre la existencia de armas de destrucción masiva en suelo iraquí era errónea. También pidió perdón “por los errores de planteamiento" y por el error de no entender lo que pasaría después de la guerra. Reconoció que la guerra de Irak podría haber sido la principal causa por el ascenso del Estado Islámico (EI).

En julio de 2010 el exinspector de armas nucleares de Naciones Unidas, Hans Blix, declaró que “deberían haber concluido que sus fuentes eran pobres” y dejó constancia que en su opinión fue una “guerra ilegal”.

CONSECUENCIAS DE LA GUERRA EN REINO UNIDO

El Informe reabre las heridas de la guerra de Irak que llevaron adelante George Bush y Tony Blair con el apoyo de José María Aznar en la que murieron más de 200 británicos y al menos 150.000 iraquíes. Provocó también masivas protestas en las calles no sólo de España sino también de Reino Unido. En el Partido Laborista provocó dimisiones sonadas como la del exministro de Exteriores y presidente de los Comunes, el malogrado Robin Cook acusando a Blair por falsedad de pruebas y por considerar que era una guerra ilegal.

Irak marcó la carrera política de Tony Blair, que pasó de ser el primer ministro más popular a ser cubierto con una sombra que aún hoy no se ha podido sacudir de encima. David Kelly, el científico británico e inspector de armas de la ONU en Irak acusado de exagerar el informe de las armas de destrucción masiva en Irak, apareció muerto en extrañas circunstancias.

La comisión Hutton creada por Blair para investigar las causas de su muerte concluyó que había cometido suicidio. En el año 2004 otra investigación independiente ordenada por Blair sobre las armas de destrucción masiva concluyó que no estaba fundamentada la afirmación de que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva, que había errores en los datos de servicios de Inteligencia, aunque exoneró a Blair de manipular esos datos.