Septiembre de 2012. En 30 ciudades simultáneamente y juntando, sólo en Lisboa, a cerca de 500.000 personas, los portugueses protestan contra la última medida de austeridad anunciada. El Gobierno conservador de Passos Coelho baja la carga fiscal de las empresas y sube la de los trabajadores, igualando las dos en un 18%. Portugal despierta para una de las mayores manifestaciones desde la revolución de 1974 (que acabó con la dictadura en el país) y consigue que el Ejecutivo dé marcha atrás en la reforma. Pese a los resultados prácticos de la movilización social, no ha surgido en Portugal una alternativa capaz de hacer tambalear a los partidos ya establecidos, el Partido Socialdemócrata (PSD) y el Partido Socialista (PS). En Grecia ganó Syriza. En España, Podemos y Ciudadanos amenazan el bipartidismo. En Portugal parece no haber alternativas al statu quo.

"En España los nuevos partidos políticos se han impulsado a partir de distintas plataformas ciudadanas, que han sabido pasar de la protesta del 15 M, por ejemplo, a las propuestas políticas. En Portugal eso no pasó con la misma fuerza. Puede que nuestra sociedad civil sea más floja", analiza André Freire, politólogo del Instituto Universitario de Lisboa y autor del libro Izquierda y derecha en la política europea. Portugal, España y Grecia en perspectiva comparada.

En la papeleta de las elecciones portuguesas este 4 de octubre, la novedad es la coalición Livre/Tempo de Avançar, una candidatura ciudadana, a la cabeza de la cual están el ex eurodiputado Rui Tavares y la exdiputada Ana Drago. "Queremos hacer de puente entre los ciudadanos y la política. Que sepan que hay formas de acción política que pueden cambiar la vida de las personas y que eso exige la participación de todos, más allá de las manifestaciones", cuenta Rui Tavares. Sin embargo, en los sondeos, la coalición no logra ir más allá de los 2% de la intención de voto. "Los portugueses son conservadores y necesitan tener una idea de la práctica política de un partido, antes de darle su voto. Nosotros no hemos tenido oportunidad de enseñársela", justifica Rui Tavares.

Pero no se trata sólo de la falta de expresión de los nuevos partidos, si no que los últimos sondeos dan al Gobierno el primer puesto. "Puede que el discurso de la inevitabilidad de la austeridad, por parte de la troika y del Gobierno, haya calado en la sociedad portuguesa, pero los portugueses no están contentos con sus gobernantes", asegura André Freire.

Entonces, ¿por qué no se vislumbra un castigo claro en las urnas al actual Ejecutivo? "El panorama político portugués siempre ha estado muy fragmentado a la izquierda. Está el Partido Socialista, el Partido Comunista, el Bloque de Izquierda, todos con mucha expresión a nivel nacional. El voto en la oposición se dispersa", cuenta Freire. Rui Tavares va un paso más allá: "Hace muchos años que pagamos el precio de un atrincheramiento de los partidos de izquierdas. Si analizamos los resultados, vemos que la derecha tiene tan sólo un tercio de los votos. Lo que pasa es que, si los partidos de izquierda no nos organizamos, nunca podremos ser una alternativa real. Tenemos que trabajar conjuntamente".  

Además, los dos señalan a los medios de comunicación, que no son igualitarios a la hora de distribuir el tiempo dedicado a los distintos partidos. "Los medios favorecen a los dos principales partidos, hay muy poca cobertura de los intermedios y casi ninguna de los pequeños", señala Freire. "Al conservadurismo de la población, hay que sumarle el conservadurismo de los medios, que insisten en volcarse con los principales partidos. Hay gente que no sabe de la existencia de nuevas fuerzas políticas", lamenta Rui Tavares.

A escasos días de las elecciones, Rui Tavares ya se mostró abierto a negociar para viabilizar una mayoría de cambio que las urnas no parecen ser capaces de ofrecer: "Estamos dispuestos a hablar con todos los partidos de nuestra familia política y deseamos que el próximo Gobierno sea lo más amplio posible". Este 4 de octubre, los portugueses tienen la palabra.