18 de diciembre de 2023. El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, lanzaba una preocupante advertencia: "Tenemos que prepararnos por si se dan las temibles circunstancias de que nos quedemos sin agua". Palabras de temor ante la grave situación de sequía que ya afectaba al conjunto de la provincia de Málaga y con las que abría la puerta a aplicar restricciones en el consumo si la situación no mejoraba.

Cuando Moreno hizo estas declaraciones, no sólo no llovía, sino que los embalses de la provincia se encontraban en una situación crítica, acumulando apenas 104,9 hectómetros cúbicos de una capacidad total de 611,48. El nivel era del 17,16%.

El paso de las semanas, sin respuesta alguna desde el cielo, hizo que la cantidad de agua recogida en las presas fuese paulatinamente disminuyendo. Hasta el 9 de febrero, cuando, según los datos de la red Hidrosur, se alcanzó el nivel más bajo en los últimos meses. Apenas 95,33 hectómetros cúbicos.

Ese mismo día, la Administración regional tomó la determinación de limitar el consumo a un máximo de 160 litros por persona. Aunque la situación mejoró relativamente en los días posteriores tras el paso de la borrasca Karlotta, los registros no permitían disipar la amenaza de cortes. 

A Karlotta le siguió a finales de febrero Louis y a inicios de marzo Mónica, cuya presencia se dejó sentir de manera más apreciable sobre la provincia. En este contexto de necesidad evidente es en el que se encuadra la visita oficial que Moreno hizo el 21 de marzo al Vaticano, donde mantuvo un encuentro con el Papa Francisco. El dirigente regional aprovechó para pedirle rogativas para que lloviese en tierras andaluzas.

Y el milagro se ha obrado. Aunque haya sido a costa de la Semana Santa de Málaga, donde hay 22 tronos que se han quedado sin salir por las precipitaciones. Frente a este efecto negativo, el beneficio del agua caída. Entre el Domingo de Ramos y el Domingo de Resurrección, los embalses malagueños han incrementado sus reservas en unos 25 hectómetros cúbicos. 

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, saluda al Papa tras recibirlo en el Vaticano. Junta de Andalucía

A última hora de este domingo, son alrededor de 140 hectómetros cúbicos los registrados en las presas (seguirá llegando agua durante días por las escorrentías), lo que supone casi un 23% de su capacidad completa. La mejora es más que significativa respecto al momento más crítico de la sequía, el 9 de febrero. En concreto, los niveles han sumado del orden de 45 hectómetros cúbicos en este intervalo.

Y pese a ello, el déficit sigue siendo grande, como demuestra la comparativa con la media de los últimos 10 años. Tomando como referencia esta estadística, el volumen de agua embalsado medio en la última década en la fecha actual se situaba en unos 380 hectómetros cúbicos. Es decir, 240 hectómetros cúbicos por encima de lo actualmente acumulado. 

Para contrastar la fotografía actual, sirva comparar los valores actuales de las grandes infraestructuras, caso La Viñuela, La Concepción y Guadalteba con la media de los últimos diez años. Y el resultado es descorazonador.

Los algo más de 25 hectómetros cúbicos que presenta ahora La Viñuela (su capacidad total es de 164,37 hm3) está en las antípodas de los 69 hm3 marcados como media en los últimos 10 años. Ello no impide admitir que la mejora en la última semana es más que apreciable, con una ganancia de unos 8,5 hm3.

Es lo mismo que ocurre con la segunda mayor presa de la provincia, la de Guadalteba, que acumula unos 34 hm3, frente a los 106 hm3 de media en los últimos 10 años. El embalse de La Concepción, por su parte, también ve aumentar su nivel, con unos 30 hm3, caso 10 más que hace una semana.

Esta situación obliga a las Administraciones públicas a mantener elevado el nivel de prudencia y de control sobre el agua existente. De facto, con el verano a la vuelta de la esquina, salvo que se repitan episodios húmedos como el vivido esta última semana, no es para nada descartable la aplicación de medidas más restrictivas que las acordadas hasta la fecha.