Iglesias y Errejón durante un pleno en el Congreso de los Diputados.

Iglesias y Errejón durante un pleno en el Congreso de los Diputados. Efe

Sociedad PROPUESTA DE PODEMOS

Los expertos en adolescencia: “Si no dan Álgebra a los 14, cómo van a tomar decisiones políticas”

Los expertos aseguran que a esa edad, por lo general, no se es maduro para tener voz y voto en un partido político, como propone Iglesias.

29 enero, 2017 01:29

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A los 14 años un menor de edad en España no es “maduro”, según la ley, para emanciparse, trabajar, casarse, hacerse un tatuaje o un piercing -con autorización paterna- o tener relaciones sexuales. Tampoco inscribirse en un partido político, ya que la norma exige como requisito para afiliarse ser mayor de edad. Sin embargo, Podemos aprobará con todo pronóstico reducir la edad con la que tener voz y voto en las decisiones del partido de Pablo Iglesias a los 14 años. “¡Cómo van a tomar decisiones 'coherentes' niños de 14 años si ni tan siquiera dan Álgebra en Matemáticas. No son capaces de razonar”, advierten los expertos.

La propuesta de Pablo Iglesias de fijar en los 14 la edad mínima para participar de manera activa en Podemos es algo que su número dos, Iñigo Errejón, “no ve mal”, por lo que será una de las propuestas que lleguen a Vistalegre 2, la Asamblea Ciudadana que se celebra entre los días 10 y 12 de febrero en Madrid, para ser aprobada.

Es decir, mientras que la Ley de Partidos Políticos de 2002 exige para afilarse los 18 años -y así se recoge en los estatutos de PP, PSOE, Ciudadanos e Izquierda Unida-, Podemos pretende que sea cuatro años de esa edad cuando los simpatizantes se conviertan en militantes activos.

A los 14 años, el curso natural que le corresponde a los chavales es 2º de la ESO. Dos años después de dar el salto del colegio al instituto. Tomando este referente educativo, la experta en adolescencia y comportamiento juvenil Deanna Mason no ve con buenos ojos esta iniciativa de Iglesias. En conversación con EL ESPAÑOL, Mason asegura que los niños a esa edad “no tienen estructurado su pensamiento abstracto”, por lo que las decisiones que puedan llegar a tomar “no han tenido en cuenta las consecuencias futuras”.

"No son capaces de pensar en abstracto"

“No todos los niños de 14. Habrá chicos que sí tengan madurez, pero no la gran mayoría”, aclara. Se basa, a modo de ejemplo, en que el sistema educativo no introduce el álgebra -la rama de las matemáticas que versa sobre la combinación de elementos de estructuras abstractas teniendo en cuenta ciertas reglas- hasta cursos más avanzados. “Antes no son capaces de pensar en abstracto, sólo en concreto: tocar para saber qué está pasando”, analiza.

El cambio de lo concreto a lo abstracto se da en la adolescencia para esta y demás expertos consultados, pero “no suele” estar finalizado a la edad a la que Podemos pretende dar voz y voto. “Este tipo de poder a los 14 años no cuadra”, concluye.

En la misma línea, la psicóloga experta en familia y adolescencia Ana Aizpún, quien asegura a este medio que a los 14 años, por norma general, “no se controlan las emociones” y tampoco está desarrollada la capacidad para elegir entre dilemas morales. “Son capaces de discernir entre el bien y el mal, pero de temas de calado político es complicado. No entienden de grises”, asegura Aizpún.

En el libro ¿Padres sin derechos, hijos sin deberes? El laberinto jurídico de la infancia, la profesora universitaria María De la Válgoma recopila argumentos en contra de reducir la edad para tener derecho a voz y voto dentro de los partidos políticos, tal y como propone el partido liderado por Iglesias.

A esa edad, explica De la Válgoma, se es “demasiado joven” para ser emocionalmente objetivo, y por lo tanto “psicológicamente vulnerable”. “Los jóvenes son incapaces de tomar decisiones políticas responsables porque carecen del conocimiento político necesario”, recoge la docente a modo de conclusión tras legislaciones en materia de edad y voto en países de todo el mundo.

Son “muy vulnerables a las influencias”

Entre los argumentos que la autora recopila para no rebajar la edad del derecho a voto se encuentra el de que son “muy vulnerables a las influencias” y su voto “puede comprarse fácilmente”. Analiza que los adolescentes tienden a tener una perspectiva “temporal corta”, interesándose más por las consecuencias a corto término que por las consecuencias a largo plazo, “lo que políticamente es peligroso”.

La investigación en materia de adolescencia y formación de la personalidad sugiere, dice Válgoma, que los chavales menores de edad son más impulsivos que los mayores y “están sometidos a cambios bruscos de humor”. “Los adolescentes tienen menos conciencia del riesgo que los adultos, y parecen calcular los beneficios y los riesgos de forma distinta”, añade.

Así, concluye que el mantener el voto a los 18 años -tal y como está contemplado por ley- “no supone ningún perjuicio a los menores de esa edad ni a la sociedad, por lo que no es sensato cambiarlo”. “Algunos autores temen que reducir la edad de los votantes colabore a la tendencia a reducir la edad penal y a disminuir la autoridad de los padres”, sentencia.