Elisabeth Moss en el poster de la temporada 5 de 'El cuento de la criada'.

Elisabeth Moss en el poster de la temporada 5 de 'El cuento de la criada'.

Letras

Las distopías del mañana: un mundo de mujeres sin hombres dominado por algoritmos

Metaversos y casas de cristal, relaciones entre humanos y drones, epidemias de insomnio, catástrofes naturales... Seleccionamos una serie de novelas recientes que plantean nuevos mundos para soñar.

6 agosto, 2023 01:20

¿Qué pasaría si una epidemia de insomnio invadiera el planeta? ¿Acaso soñarían los androides con ovejas eléctricas? ¿Cómo sería un mundo dominado por mujeres o donde los hombres dejaran de existir? ¿Y si se desmoronara la sociedad moderna? Vidas en el multiverso, relaciones entre humanos y humanoides, drones enamorados, persianas que suben y bajan, que aprietan y aíslan la luz, la vida en otros planetas, viajes en el tiempo, una tierra al borde del colapso climático o la propia humanidad en peligro de extinción, son cuestiones que recorren algunos de los libros más recientes de ciencia ficción y distopía y que nos alertan y nos recuerdan que cualquier presente ¿es mejor?

La oferta es tan amplia como podamos soñar. Para empezar, la voz de Walter Tevis nos llega del pasado. Corría el año 1976 cuando veíamos en la gran pantalla al camaleónico David Bowie aterrizar en la Tierra en forma de alienígena tras huir de Anthea, un planeta devastado por las guerras nucleares, con la misión de salvar a sus congéneres de una muerte segura.

Dirigida por Nicolas Roeg y protagonizada por el Duque Blanco, la película estaba basada en una de las obras del escritor norteamericano, El hombre que cayó a la Tierra, recientemente adaptada también a una serie de televisión protagonizada por el laureado Chiwetel Ejiofor. Traducida al español por José María Aroca en una nueva edición de Alfaguara, este clásico fundamental de la ciencia ficción forma parte de las últimas obras reeditadas de este autor, como Gambito de dama (Alfaguara), también adaptada a serie por Netflix, o Sinsonte (Impedimenta).

Y si Thomas Newton, así se llamaba el alienígena de Tevis, aterrizaba en la Tierra, en la nave seis mil de Los empleados (Anagrama) la poeta danesa Olga Ravn entremezcla a humanos y humanoides y los pone a interactuar con diferentes objetos del espacio exterior. Objetos, como los ovnis, no identificados, que despiertan sensaciones y sentimientos en estos personajes hasta el punto de hacerles replantearse su propia experiencia. Narrada de modo coral, a partir del testimonio de estos pasajeros, esta nave lleva meses orbitando alrededor del planeta Reciente Descubrimiento.

"Yo soy como un objeto de esos –dice uno de los tripulantes–. Me habéis creado, me habéis dado el lenguaje, y ahora soy capaz de ver vuestros errores y carencias, de ver la insuficiencia de vuestros proyectos". Con ecos de Solaris, de Stanislaw Lem, la escritora danesa reflexiona sobre la explotación laboral, la esencia de lo que nos hace humanos, las relaciones sociales y los roles sexuales en esta original y breve novela, sobre la que el lector se zambulle con fascinación, como un pasajero más que acabara de entrar por primera vez en contacto con uno de esos misteriosos objetos.

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Y por si la experiencia nos ha sabido a poco, del espacio exterior nos llega también El árbol viene (Periférica) de Munir Hachemi, una ficción especulativa sobre una civilización surgida por accidente, fruto de una misión espacial que cayó en el olvido. Narrada a partir del diario y los informes del personaje del Arqueólogo, el escritor español que reflexiona sobre nuestras dinámicas de consumo y la emergencia ecológica, narra la existencia de este pueblo, los mulai, que han conseguido sobrevivir en condiciones climáticas extremas y bajo una sociedad novedosa: sin jerarquías sociales y sin propiedad, sin horarios y siempre agrupados de tres en tres en lugar de en parejas.

Bajo el control de los algoritmos

Sin embargo, ya no hace falta alzar la mirada al espacio exterior. Si algo va a copar el interés de muchos escritores en los próximos años será la existencia del multiverso y la influencia de los algoritmos y las tecnologías en nuestras vidas. En este sentido, resulta curioso el caso de otro clásico del género, el ruso Yevgueni Zamiatin (1884-1937) con su novela Nosotros, considerada como la antecesora de 1984 de George Orwell y Un mundo feliz, de Aldous Huxley.

Prohibida durante años en la patria del autor y publicada recientemente por Salamandra, el mundo de casas de cristal que concibió el ruso en 1920 ambientado en una sociedad futura del siglo XXVI, regida por números y sin nombres propios, ya nos alertaba, a su modo, de la influencia de los algoritmos a los que nos vemos sometidos hoy y sobre la importancia de proteger nuestra libertad individual.

¿Distopía o profecía? Es difícil distinguir. Lo cierto es que más de cien años después, el escritor alemán Marc-Uwe Kling, filósofo, cantante y cómico, autor de Trilogía del Canguro, alcanzó las listas de los más vendidos gracias a QualityLand, que versaba sobre el mundo cibernético y los monopolios que vigilan y manipulan, a partir de los algoritmos, la vida pública y privada. Una divertida sátira actual que continuó con su segundo volumen, publicado ahora por Tusquets, QualityLand 2.0.

La escritora Marta Sanz.

La escritora Marta Sanz. Ana Martín Zurdo

Quien también nos alerta sobre las consecuencias de las tecnologías, y de vivir bajo la influencia de los algoritmos, es una de nuestras mejores escritoras contemporáneas, Marta Sanz. Ambientada en un mundo futuro llamado Land in Blue, regido por la realidad virtual, las empresas de paquetería y los programas del corazón, donde las posibilidades de trabajo son escasas, en su nueva novela, Persianas metálicas bajan de golpe (Anagrama), los drones se enamoran de las mujeres de carne y hueso, a quienes cuidan y espían.

Una conmovedora novela distópica, protagonizada por una mujer, solitaria y desmemoriada, separada de sus dos hijas, donde están también todos los tópicos de la literatura: el amor, la muerte o la necesidad de rebelarse contra el dios que nos rige, cuya banda sonora son esas mismas persianas que bajan de golpe.

Un nanosegundo en el metaverso

Pero cuando las ventanas se cierran, se abre el multiverso. Con tan solo 26 años, el escritor francés Nathan Devers sorprendió con Los vínculos artificiales (AdN) al quedar finalista de los prestigiosos premios Goncourt y Renaudot en 2022, hasta el punto de que la prensa llegó a compararle con su polémico compatriota Michel Houellebecq.

Autor de varios ensayos y otra novela, en este aplaudido retrato, narra la historia de un pianista fracasado que, tras sufrir una ruptura reciente, descubre el Antimundo, un videojuego capaz de recrear con absoluta precisión la realidad, donde la norma principal es mantener el anonimato y donde, al contrario que en su propia vida, va encadenando un éxito tras otro hasta que se le presenta una disyuntiva que podría afectar al orden mundial. En esta novela, traducida al español por Elia Maqueda, Devers plantea los límites entre realidad y metaverso y reflexiona sobre las posibilidades de la tecnología y nuestro deseo acuciante de escapar de la realidad.

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De hecho, en Walkaway. La vida por defecto (Capitán Swing), una de las apuestas más ambiciosas y logradas, el activista y escritor canadiense de ciencia ficción, Cory Doctorow imagina qué pasaría si la sociedad moderna tal y como la conocíamos se desmoronara.

En este thriller utópico, donde abunda el humor negro, el cofundador de la empresa de software de código abierto p2p OpenCola propone un futuro esperanzador regido por un movimiento, los andantes, que dan la espalda a una sociedad dominada por la violencia y la hipervigilancia policial. Un mundo ultracapitalista destrozado por el cambio climático y la desigualdad, donde su protagonista, Hubert, etc., y una rica heredera, Natalie, que huye del control de su represivo padre, deciden renunciar al sistema y formar parte de estos activistas, con centros de investigación ajenos al poder.

Mujeres al poder

Por su parte, dos veranos de temperaturas extremas nos traen dos historias protagonizadas por mujeres con un planteamiento parecido: ¿hasta dónde haría falta llegar para que las mujeres puedan vivir seguras y en igualdad? "Hacía un calor sofocante, finales de julio, esa semana se batieron récords", recuerda la protagonista de El Movimiento (Funambulista), mientras evoca el día que llegó a trabajar a la Institución, una vieja procesadora de carne, donde se somete a los hombres a un programa intensivo de reeducación, diseñado para erradicar las ideas de dominación masculina y de cosificación sexual de la mujer.

Con ecos de El cuento de la criada, aunque aquí son ellas las que poseen el poder, y bajo el pensamiento único de que las mujeres deben ser valoradas por sus cualidades espirituales, y no por sus atributos físicos, esta utopía feminista fue creada por la escritora checa Petra Hůlová y suscitó grandes polémicas en su país de origen cuando se publicó en 2018.

Especializada en la cultura mongola y reconocida por los premios más importantes de Chequia, Hůlová se plantea hasta dónde seríamos capaces de llegar, qué límites haría falta traspasar, para conseguir un mundo verdaderamente igualitario en una de las más interesantes lecturas distópicas para el verano.

Muy en sintonía con Hůlová, Sandra Newman también nos presenta un dilema en Un mundo sin hombres (Seix Barral) cuando, un 26 de agosto, su protagonista, Jane Pearson, se despierta y se encuentra con que todos los hombres del mundo han desaparecido, incluidos su marido y su hijo.

"Cuando los hombres desaparecieron, no se sintió nada –escribe–. Yo estaba de acampada por los montes del norte de California con mi marido y mi hijo. Anochecía y el cielo estaba de un solo color: violeta grisáceo, sedoso, oscuro". Y después, nada. El mundo en el que amanece esta protagonista es un mundo mejor: más feliz y más seguro. Sin embargo, ¿podrá Jane renunciar a encontrar a su hijo y su esposo a cambio de ese lugar idílico o, por el contrario, ayudará a los hombres a regresar?

Sin poder dormir

Menos radical, aunque en esta misma línea, una de las grandes maestras contemporáneas del terror y la ciencia ficción, Anna Starobínets, le extirpa el impulso sexual a los hombres, en una operación quirúrgica contra las infidelidades, en el relato que da nombre a su nuevo libro, La glándula de Ícaro (Impedimenta).

La exiliada rusa, autora de Tienes que mirar, abre su propia caja de Pandora y regresa en esta ocasión con siete fantásticas historias para los amantes del género donde retrata sin piedad a una humanidad que se tambalea: niños criados por tablets y consolas, un tren que nos devuelve a cualquier punto del pasado y un avión capaz de transportarnos al futuro, conciencias digitalizadas que dejan una puerta entreabierta a la vida eterna, mundos a los que todos quieren ir, pero pocos pueden acceder…, pueblan este dispar universo donde la autora da rienda suelta a su imaginación con una mirada compasiva y devastadora.

Retrato de Yevgueni Zamiatin a cargo de Boris Kustodiev en 1923.

Retrato de Yevgueni Zamiatin a cargo de Boris Kustodiev en 1923.

Y es que, puede que los peligros de hoy sean las distopías del mañana. La falta de sueño y el aumento de la venta de medicamentos para dormir se han convertido posiblemente en algunos de los males endémicos del siglo XXI. Bajo esta premisa, la estadounidense Karen Rusell ha construido su última novela: Donantes de sueño, publicada por Sexto Piso, donde la autora de libros como Vampiros y limones o Tierra de caimanes –ambos publicados por Tusquets–, esboza una entretenida distopía sobre una epidemia de insomnio que sacude a Estados Unidos, dejando a miles de personas sin la capacidad de dormir.

Entre transfusiones de sueños, bajo este desolador mal de "pupilas salpicadas de vetas rosas" y "semblantes demacrados, impresos por la luz de la luna a través de la ventana", su joven protagonista, hermana de una de las víctimas mortales de esta epidemia, trata de captar donantes de sueño que eviten la muerte de miles de personas abocadas a vivir sin descanso.

Cataclismos climáticos

Sea como sea, la dirección del viento está cambiando y eso se nota también en la literatura especulativa que estos meses nos alerta de las consecuencias del cambio climático con tres novelas diferentes. Sin abandonar al sentido del humor que ya vimos en Las mutaciones, el escritor mexicano Jorge Comensal plantea en Este vacío que hierve (Alfaguara) una distopía situada en el año 2030 donde aborda temas como la crisis ambiental, el activismo social, las adicciones o los conflictos familiares, con una historia que arranca con un gran incendio imposible de parar. "Aquí no cayó ninguna bomba atómica –escribe–. Simplemente se oxidó la vida con la premura de la sed. Sólo eso".

Por su parte, Michael Nieva se aleja más aún en el tiempo, hasta 2197, para descubrir las consecuencias del derretimiento de los últimos hielos antárticos con una original mirada ciberpunk a la crisis climática en La infancia del mundo (Anagrama). Elegido por Granta como uno de los grandes escritores jóvenes en español a seguir hoy, el autor argentino plantea esta catástrofe ambiental que transforma La Pampa argentina en un Caribe Pampeano, protagonizada por un niño dengue, una especie de mosquito humanoide.

Por último, no es casualidad que un incendio y un deshielo precedan en este recorrido a La última migración (Salamandra), de la australiana Charlote McConaghy, cuya protagonista, Franny Stone, marcada por un oscuro pasado, se traslada hasta Groenlandia para seguir la estela las últimas aves de la Tierra en lo que podría ser su última migración hacia la Antártida.