José Sacristán, de nuevo sobre el escenario, busca a su sucesor en 'La colección' de Juan Mayorga
El actor protagoniza junto a Ana Marzoa la nueva obra del director de La Abadía. Una reflexión sobre el matrimonio, el paso del tiempo y la relación que tenemos con algunos objetos.
14 marzo, 2024 02:11Como en una más de sus obras, en 2022, cuando apenas llevaba unos pocos días al frente del Teatro de La Abadía, Juan Mayorga (Madrid, 1965) entró una noche en la sala Juan de la Cruz, en penumbra, y soñó: “Tengo que hacer aquí La colección”. Desde entonces, la vida del dramaturgo ha continuado frenéticamente.
Con varios espectáculos aún vivos, María Luisa aterrizará en el MITEM de Budapest próximamente y su última obra, La gran cacería, acaba de ser representada en la Real Academia de España en Roma. Fue la agenda de uno de sus protagonistas, José Sacristán, lo que retrasó esta nueva pieza escénica, que finalmente llega a las tablas de La Abadía este jueves.
Escrita durante la pandemia e inspirada en una noticia que había leído años atrás sobre una pareja mayor, en La colección Mayorga vuelve a la palabra, a las historias que esconden los objetos que atesoramos y a nuestra relación con ellos para reflexionar de una manera profunda sobre el matrimonio y el paso del tiempo.
"Sobre el escenario, José Sacristán y Ana Marzoa son como dos leones en la selva, poderosos e inteligentes". Juan Mayorga
Los protagonistas son José Sacristán y Ana Marzoa, que en la historia son Héctor y Berna, un matrimonio sin hijos que lo ha sacrificado todo a cambio de su preciada colección.
“Los dos han llegado a crear algo que juzgan más importante que ellos y sus propias vidas –cuenta el dramaturgo a El Cultural–. Cuando sienten ese vértigo de acercarse a sus últimos días la pregunta fundamental que se plantean es qué va a ser de sus cosas. No solo quién las va a conservar, si no quién va a continuar con ese impulso que lleva a comprar una nueva pieza o a sacrificar otra. En esa zozobra están de acuerdo en la necesidad de encontrar un heredero”.
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En su búsqueda, aparecerá Susana, a la que el matrimonio someterá a un peculiar examen, junto a un enigmático personaje, Carlos, sobre el que su director prefiere mantener el misterio. Interpretados por dos magníficos actores como Zaira Montes e Ignacio Jiménez, con ellos Mayorga enfatiza la idea de que, coleccionistas o no, algunos objetos guardan un valor especial para todos nosotros.
“Me interesaba hablar sobre nuestra relación con esas cosas que hemos ido encontrando a lo largo de la vida cuyo valor depende únicamente de nuestra mirada. Hay algo en esos objetos que se perderá con nosotros”, reflexiona.
El propio dramaturgo, confiesa, fue coleccionista de cromos, de sellos y de las vitolas de los cigarrillos que fumaba su abuelo. Ahora no recuerda si tiene alguna debilidad reconocible, pero cuenta que, en su primer encuentro con Sacristán, tras ofrecerle el papel protagonista, el actor apareció con algunos programas antiguos del cine de Chinchón que tenía repetidos en su colección personal. “Me pareció un gesto precioso”, afirma sobre el “extraordinario” actor.
También para su coprotagonista tiene Mayorga palabras de elogio. “Marzoa es una actriz descomunal. Muy admirada y querida”, defiende. “Cada encuentro en la sala de ensayo con ambos es una experiencia formidable. Saben y entregan tanto. Cada frase en ellos parece buena... Cada gesto es elocuente y significativo. Sobre el escenario son como dos leones en la selva, ese es su espacio y son extraordinariamente poderosos, inteligentes y fuertes”.
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De hecho, la química surgió casi al instante entre Sacristán y Marzoa. “Hay algo en su modo de estar, acercarse y mirarse que hace que sientas que estás ante un matrimonio auténtico”. Porque, afirma, esta también es una obra sobre la unión de una pareja.
“La colección trata sobre personas que han hecho una vida juntos y que comparten un presente y, sobre todo, una memoria. Lo dice en cierto momento el personaje de Berna: es importante que alguien recuerde lo que somos. Este matrimonio, como muchos en la realidad, representa esa alianza milagrosa entre dos personas que deciden compartir nada menos que toda su vida”.
Planteada como una celebración de la propia Abadía, el escenógrafo Alessio Meloni juega con las posibilidades de la sala San Juan de la Cruz, que será reproducida a escala menor durante la gira, y acentúa la arquitectura y el color azul apagado del propio escenario, lugar principal de la historia.
Pero, “aunque aparentemente y muy al principio el espectador pueda pensar que ahí está la colección de Héctor y Berna, en realidad esa caverna de cajas contiene una serie de informaciones inherentes a la verdadera colección. Héctor lo llama el atlas y Berna el catálogo”, avanza el escenógrafo.
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Con el vestuario de Vanessa Actif, la iluminación de Juan Gómez-Cornejo y el sonido de Jaume Manresa, “la acumulación de tantas cajas pretende transmitir el paso del tiempo”, añade Meloni, dando la sensación de que “el matrimonio se ha fundido con los objetos, los objetos con las cajas y las cajas con La Abadía”.
Con un espacio límpido, muy a lo Mayorga, que huye de lo ornamental, en el centro, recuerda el director, está el actor. “Como siempre digo, si el teatro es el arte del actor, el centro de este espectáculo son sus intérpretes”, precisa el autor de La lengua en pedazos.