Noticias relacionadas

Sólo tres años ha necesitado Dimas Gimeno para enderezar el rumbo de El Corte Inglés y hacer soñar a los grandes almacenes con vivir una nueva época dorada. Un tiempo en el que el sobrino de Isidoro Álvarez ha logrado afianzarse al frente de la presidencia con un proyecto basado en una sola palabra: modernización. Algo vital para una empresa que tiene 77 años, un marcado carácter familiar y en la que, a diferencia de las principales compañías del sector, la propiedad no está todavía separada de la gestión.

El Consejo de Administración ha sido, precisamente, el primer escalón en el que Gimeno ha venido aplicando cambios de forma constante con un doble objetivo: ajustar la estructura de El Corte Inglés a las normas del buen gobierno corporativo; pero también ir dejando a un lado a la ‘vieja guardia’; aquella que le acompañaba en la mesa de dirección junto a Isidoro Álvarez antes de que falleciera, y adaptándola a la nueva realidad del accionariado y del negocio.

Su último movimiento ha sido el nombramiento –ratificado en la Junta de Accionistas celebrada ayer- de Víctor del Pozo, director general de Retail, y de Jesús Nuño de la Rosa, director general de Viajes El Corte Inglés y patrono de la Fundación Ramón Areces, como miembros del consejo. Sustituyen a dos históricos: Leopoldo del Nogal y Juan Hermoso, respectivamente; y se convierten en los dos escuderos que acompañarán a Dimas Gimeno en el día a día de los grandes almacenes en el futuro. De este modo, excepto Florencio Lasaga y Carlos Martínez Echevarría, el resto de miembros del consejo ya ha sido renovado con la entrada de Marta y Cristina Álvarez Guil (hijas de Isidoro Álvarez); Manuel Pizarro (independiente); Shahzad Shahbaz y Paloma García Peña, que representa a Cartera Mancor.

Es cierto que Del Pozo y Nuño de la Rosa son considerados como cercanos a las hermanas Álvarez, lo que se interpreta como un gesto de control a Dimas Gimeno. Sin embargo, fuentes cercanas al consejo recuerdan que, como en todas las compañías, puede haber discrepancias sobre las que discutir pero que –al final- todos los acuerdos se adoptan por unanimidad tanto en el Consejo como entre los accionistas. Y esto demuestra –a su juicio- la unidad que existe en el seno de la empresa y la confianza que hay en el presidente, Dimas Gimeno.

No sólo eso, es que ese triunvirato que empieza a apuntalarse se ajusta bastante a las estructuras recomendadas en los códigos de buen gobierno y la nueva Ley de Auditoría; de ahí que ya se haya creado la Comisión de Auditoría y Control; y se esté estudiando de cara a los próximos meses la creación de otra de Nombramientos y Retribuciones. Una estructura que se asemeja cada vez más a la de una cotizada, aunque fuentes cercanas al Consejo se apresuran a recordar a EL ESPAÑOL que “no hay nada encima de la mesa” sobre una posible salida a Bolsa en los próximos años.

El Corte Inglés cambia de aspecto

Los cambios en el Consejo de Administración no son nada más que la punta del iceberg. En paralelo, el equipo de Dimas Gimeno trabaja para modernizar los grandes almacenes y adaptarlos a los retos que se avecinan. ¿El más importante? El comercio online y la lucha contra Amazon. Según datos de Statista, El Corte Inglés factura cerca de 651 millones en este canal, y sería el segundo actor por detrás de Amazon con 871 millones de euros. De hecho, según datos del propio El Corte Inglés, en el último año ha logrado mejorar en un 60% el número de pedidos; un 25% el tráfico en la web y un 40% la facturación.

Unas cifras que han ayudado a impulsar los beneficios del grupo, que en 2016 ganó 162 millones de euros; lo que supone un 2,5% más que un año antes y logró su mejor cifra de ventas desde 2011 con algo más de 10.500 millones de euros. Unos números a los que la joya de la corona, los grandes almacenes, aporta el 51%.

Un concepto, el de los grandes almacenes, en el que el grupo tiene depositadas grandes esperanzas, en contra de quienes sostienen que es un modelo acabado. “Lo que hay que hacer es adaptarse a los tiempos”, nos dicen, y en ello están con el alquiler de córners a las principales marcas internacionales; la renovación de sus marcas propias; la elaboración de una nueva propuesta gastronómicas; así como la renovación de los distintos espacios comerciales. Más que nada porque se descarta, por ahora, la apertura de nuevos centros salvo una excepción: Castellana, en donde en los próximos meses se ampliará el centro con un nuevo edificio sobre los terrenos adquiridos a ADIF en 2014 por 136 millones de euros.

Los números avalan la gestión de Gimeno

La evolución de los números de El Corte Inglés también es distinta a la de hace tan sólo tres años. Los beneficios crecen curso a curso, y la deuda se mantiene sostenida en niveles cercanos a los 4.000 millones (de los que algo más de la mitad se encuentra ‘colocada’ en los mercados; y el resto es deuda bancaria negociada con las entidades financieras). Sin embargo, está por debajo de 4 veces Ebitda, unos niveles considerados normales, por lo que no se prevé que haya cambios en el perímetro de la compañía. Es decir, que no habrá venta de activos de ningún tipo, “ni siquiera logísticos, aunque evidentemente las ofertas que pudieran derivarse de activos no estratégicos se estudiarán”, explican fuentes de la compañía. Ni siquiera se plantea la venta ni el cierre de ningún centro comercial, tal y como se ha especulado en las últimas semanas.

El único cambio que habrá de cara a los próximos años será la fusión de las sociedades de Hipercor y El Corte Inglés, aprobada ya por la Junta. Un movimiento societario con el que Dimas Gimeno quiere dar la vuelta al que se ha convertido en el ‘patito feo’ del grupo. Para ello, además, se va a llevar a cabo una reordenación de las superficies comerciales; y se eliminarán las duplicidades en aquellos centros donde ambas marcas conviven en este momento, además de buscar sinergias tanto en compras como en campañas de marketing y publicidad.

Cambios para traer una nueva etapa dorada a El Corte Inglés, que descarta también internacionalizar los grandes almacenes. No así otras firmas como Sfera que, el año pasado cerró con un beneficio de 11 millones –muy perjudicada por los tipos de cambio- pero que está presente ya en más de 12 países y que se consolida como una de las nuevas ‘estrellas’ del grupo. Cómo será que, hace tan sólo unas semanas, se puso encima de la mesa la creación de un consejo propio para acelerar la toma de decisiones en la compañía.