Estamos ante una era de disrupción tecnológica que lo está transformando todo a un ritmo vertiginoso. Nunca en la historia de la humanidad se ha producido una acumulación de tecnología de esta magnitud. Ninguna otra generación de seres humanos ha experimentado un ritmo de cambio como el que estamos viviendo.

Esta disrupción tecnológica facilita un nuevo mundo de información y conocimiento, y nos permite estar cada vez más conectados. Estamos hablando de un crecimiento imparable y exponencial, en el que las personas son las protagonistas.

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El potencial que proporciona la información generada por todos los dispositivos conectados es enorme. Dándole un uso inteligente a todos estos datos podremos solucionar problemas de salud, educación, energía y transporte, con impacto positivo en la vida de las personas y en el conjunto de sociedad. Ningún sector es inmune a esta ola de disrupción tecnológica.

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Y tenemos la oportunidad, el privilegio, de poder escribir ese futuro, para el que todavía no hay reglas escritas.

En los próximos años habrá que reescribir las reglas. La moral de las máquinas, la ética de los robots, el reparto de la riqueza derivada del aumento de la productividad que vendrá de la Inteligencia Artificial, los límites a la concentración de poder y a la invasión de la privacidad, los derechos de los menores en el mundo digital...

En este entorno de disrupción en el que estamos inmersos, donde todo se acelera y parece que nada perdura, tenemos la opción de cambiar el curso de la historia, con valor y con valores.

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A lo largo de mi vida, he visto a mi país hacer cosas espectaculares. 

En este periodo, España ha sido capaz de crear un PIB adicional prácticamente equivalente a la suma de las economías de Suecia y Holanda juntas. Hemos construido un modelo de convivencia que es admirado en el resto del mundo. Tenemos una de las mayores economías del mundo y nos hemos convertido en el camino natural entre Europa y Latinoamérica.

Hay empresas españolas que son líderes a nivel mundial en sectores como el textil, la banca, el turismo, la ingeniería civil, las telecomunicaciones… Es cierto que en los últimos años hemos sufrido la mayor crisis económica de los últimos 80 años y que nos ha dejado heridas profundas, como el paro y la desigualdad que debemos corregir rápidamente. 

Pero también es cierto que nuestro país ha sabido hacerle frente con firmeza y que hoy en día somos la economía que más crece de la Zona Euro. Pero podemos ir más allá. Debemos aspirar a más.

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Nuestro sector ha contribuido de forma muy clara a la recuperación económica.
Tenemos un sector tecnológico que está a la vanguardia de Europa y es uno de los pilares en los que se apoya nuestra economía. Actualmente supone el 4,5% del PIB y genera más de 400.000 empleos.

Hoy en día España es líder europeo en redes de fibra hasta el hogar de última generación. Hay más fibra desplegada en España que en la suma de Alemania, Francia, Reino Unido e Italia juntas. Sólo Japón y Corea están por delante de nosotros en los países de la OCDE. Y este liderazgo lo hemos construido durante la mayor crisis macroeconómica del último siglo.

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Pero quizás, lo más importante de nuestra industria sea la capacidad de transformar el resto de los sectores, ejerciendo como un catalizador de la economía

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A lo largo de su historia, Telefónica se ha tenido que transformar muchas veces. Está en nuestro ADN. Una compañía con raíces en España, con un modelo de negocio basado en la voz fija, que fue pionera en salir de sus fronteras y se ha convertido en una de las mayores multinacionales del sector. 

Tenemos 350 millones de clientes en el mundo, porque en su momento nuestros predecesores, por los que siento un enorme respeto y admiración, fueron visionarios y aceptaron el reto de transformarse.

Telefónica ha sabido, a lo largo de su historia, competir e innovar a nivel global. Puedo decir con el orgullo de nuestra trayectoria que Telefónica es admirada y respetada y que en nuestro sector somos uno de los referentes.

Y seguimos construyendo nuestro camino.

*** Discurso de José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, al recibir el premio al mejor consejero delegado de España que concede la revista 'Forbes'.

En la imagen superior, el presidente de Telefónica José María Álvarez-Pallete junto al ministro de Energía Alvaro Nadal y el editor de Forbes Andrés Rodríguez durante la entrega del premio al mejor consejero delegado de 2016.