Ken Follett: "Las mujeres líderes demuestran que no son necesarios más hombres en el poder"

Las novelas de Ken Follett se centran en momentos cruciales, capaces de generar cambios en la historia de la humanidad que sus contemporáneos viven con aparente normalidad, ajenos a sus consecuencias. Ahora regresa con Nunca (Plaza y Janés Editores), una novela ambientada en una posible Tercera Guerra Mundial, tomando los dos conflictos mundiales como base para trazar el mecanismo político y social que podría provocar un apocalipsis nuclear.

"El corazón de mi novela está en las causas de este tipo de guerras", ha explicado en una rueda de prensa organizada por Penguin Random House. Una historia que surgió a partir del estudio de los años previos al comienzo de la Gran Guerra en 1914. "Quería comprender en el proceso mental de los hombres y mujeres que provocan cambios tan drásticos en el mundo". Un mal inminente que llevó al autor a plantearse la posibilidad de que las armas nucleares fuesen la alfa y la omega de una contienda global. 

Portada de 'Nunca', la nueva novela de Ken Follett. Plaza y Janés Editores

"A partir de los años 80 parecía que nos íbamos a deshacer de estas ellas pero han aumentado con el tiempo y las tienen más países". La novela sirve además como un comentario sobre el poder. En uno de los capítulos, un líder fanático —a medio camino de Trump y Boris Johnson— se pregunta "¿por qué no usamos armas nucleares si están nuestro poder?", una reflexión que, Follett admite, podría haber sido parte de una declaración de Donald Trump a los medios. 

Una preocupación que extiende a la masculinidad de las políticas exteriores, añadiendo: "Tenemos suficientes mujeres líderes para demostrar que no es necesario que haya un hombre en el poder". La presidenta de los Estados Unidos en esta novela sirve como contrapartida a este último lustro en la Casa Blanca, valiéndole al autor para "subrayar un carácter más sensato", ausente en quienes desempeñan dichos gobiernos y despachos normalmente. 

Durante la investigación previa contó con la ayuda del ex primer ministro inglés Gordon Brown; Catherine Ashton, ex alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad del gobierno británico y Dame Karen Pierce, la embajadora de Reino Unido en Washington. De esta forma, pretendía dotar de veracidad a un mundo muy cercano al nuestro, buscando los cabos sueltos que podría provocar una serie de reacciones que culminasen en una Tercera Guerra Mundial. 

El norte de África, con especial atención a Camerún, Guinea-Bisáu o Chad; así como Ucrania, Cachemira, Taiwan o Corea del Norte, los ejes de una contienda que dejaría esta vez a un lado a Europa, dependiente de la bonanza de las relaciones económicas de la zona euro. Un futuro hipotético que "quizás nos salvaría", señalaba irónicamente Follett. 

La pregunta sobre el uso de las armas nucleares sobrevuela el argumento, dejando para el final la respuesta de si la humanidad sería capaz de apretar el botón en caso de peligro. El escritor se ha referido al temor constante durante toda su vida a una hipotética guerra nuclear, un sentimiento amplificado por la pandemia, a la que señala que hemos reaccionado "de forma vaga y lenta", incapaces de prever sus consecuencias. Razones, todas estas, de más para lanzarse a la escritura de Nunca, terminando la novela en un tiempo récord durante el encierro. 

"Disfruto de viajar a los lugares de los que escribo, pero esta vez dependía de Google Maps para poder describirlos", comentaba a los periodistas sobre un proceso "completado en la mitad del tiempo" que normalmente dedica a sus extensas novelas. El nombre del libro viene marcando un distanciamiento con sus anteriores trabajos, poniendo el ojo sobre otro tipo de historias, algo con lo que ya apostó con su primer gran éxito: Los pilares de la Tierra (Plaza y Janés Editores). También hace referencia a una esperanza, la de que nunca lleguemos a vivir un desastre nuclear.