
Emilio, joyero durante 25 años en Alfafar, primero en abrir en su calle tras la dana. Raquel Granell
Emilio, joyero durante 25 años en Alfafar, primero en abrir en su calle tras la dana: "Aún es desolador ver los pueblos así"
Los días de después fueron "una montaña rusa de emociones" para este empresario, que desde el primer momento supo que saldría adelante.
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Emilio Rotglá lleva 25 años al frente de un negocio familiar. Su joyería en Alfafar, municipio gravemente afectado por las pasadas inundaciones del 29 de octubre, se ubica precisamente en la calle fotografiada por Biel Aliño (Efe). La imagen muestra decenas de coches agolpados a lo largo de toda la vía.
Pasados los tres meses después de la dana, el pequeño empresario asegura que "aún es desolador ver los pueblos así". "Da tristeza y frustración, y aunque los vecinos quisieran que el proceso fuese más rápido, la reconstrucción avanza poco a poco", afirma.
El fatídico 29 de octubre su joyería quedó 'tapiada' por coches, pero la persiana resistió. Esto evitó que su pequeño local sufriese un daño mayor. El agua alcanzó el metro de altura. Destruyó muebles, las bandejas de relojes y bisutería. "Las medallas de oro flotaban dentro de la caja fuerte", recuerda.
Pero la misma noche, inquieto de pensar cómo habría quedado afectada su tienda, Emilio cogió un cubo, un recogedor, fregona y una gran escoba, y acompañado por su hija de 14 años se dirigió hasta su local y empezaron a achicar el agua que había entrado.
A este joyero se le hizo de día, y aunque el parqué del suelo sigue algo abombado hoy, piensa que su reacción, que fue veloz, pudo "salvar todo lo que fue posible" y le permitió abrir la joyería en apenas un mes tras la tragedia.
"Los días de después fueron completamente una montaña rusa de emociones", asevera a EL ESPAÑOL. Pero Emilio tuvo claro desde el primer momento que saldría adelante como pudiese.

A la izquierda, imagen de la calle desde la joyería Emilio Rotglá; a la derecha,vista de la fachada del negocio. EE
Aunque la tienda sufrió daños significativos, el joyero abrió sus puertas lo antes posible, convirtiéndose en uno de los primeros en reactivar su negocio.
Al principio le dio apuro por el resto de comercios que no podían hacerlo. "Mi tienda no estaba completamente destruida, y pensé que si abría, podría animar a otros a hacerlo. Me sentía con la responsabilidad. Era una manera de dar ánimo y fuerzas a los vecinos", cuenta Emilio.
Precisamente, el efecto fue inmediato. Un compañero de enfrente le llamó para preguntarle sobre su reapertura: "Mañana pongo un taburete y sea como sea abrimos". "Los vecinos pasaban, se alegraban al ver que estábamos abiertos y nos dabámos un abrazo", rememora, conmocionado.

Emilio Rotglá, en su joyería de Alfafar, tras la dana. Raquel Granell
En términos económicos, las pérdidas para esta joyería se traducen en más de 50.000 euros "solo en reparaciones", como las paredes, el parqué o la electricidad; y otros 28.000 por el género "inservible", ya que tanto los mecanismos de los relojes como las piezas bañadas en oro o plata se oxidan.
Respecto a las ayudas que ha recibido, la primera en llegar fue la de Juan Roig. "Me dieron el empujón que necesitaba para retomar la actividad. Compré las cosas esenciales para poder comenzar", detalla Rotglá.
También obtuvo la prestación estatal de 10.000 euros. Después, la de la Generalitat Valenciana. Ahora, asegura que pronto cambiará el suelo de parqué y acabará de adecuar su tienda, ya que aún le quedan cosas por arreglar.
La riada
El día de la dana, Emilio decidió cerrar su negocio antes de que la inundación lo alcanzara gracias a algunos vídeos enviados por conocidos en un grupo de WhatsApp. En ellos se observaba la crecida del agua en localidades cercanas a Alfafar.
Pese a esta advertencia, el joyero no imaginó la magnitud del desastre. "Tengo 47 años y nunca había visto algo así. Sabía de otras inundaciones en el pasado, pero que llegara hasta aquí era impensable", comenta.
Tras cerrar la joyería aprovechó para hacer algunas compras de emergencia. De hecho, movió el vehículo de un familiar para 'dejarlo a salvo', según creyó en aquel momento. Sin embargo, la calle se inundó "tan rápido" que tuvo que atravesar la riada hasta llegar a su casa.

Las joyas de la joyería Emilio Rotglá, dañadas tras el paso de la dana. EE
Su principal preocupación eran sus hijos, de 14 y 8 años, a quienes había dejado solos un instante en casa sin imaginar lo que ocurriría. "Solo pensaba en llegar con ellos lo más rápido posible", confiesa. Finalmente, logró reunirse con ellos.
"Corrí entre el agua. Si hubiera tardado cinco minutos más, habría tenido que refugiarme en una ventana o subirme a un coche", sostiene. Su esposa también quedó atrapada en el coche y tuvo que abandonar el vehículo para refugiarse en un portal.
Joyas para Letizia
La tragedia trajo consigo una oportunidad inesperada para Emilio y su mujer, Ada. Además del negocio familiar Emilio Rotglá Jewelry, tienen una marca de bisutería llamada Sure Jewels que nació en la joyería familiar de Alfafar.
Esta firma comenzó a recibir atención a raíz de la dana. "Una de las piezas que teníamos para la colección de Navidad se estropeó debido a las inundaciones. Mi mujer subió algún vídeo en redes sociales y una revista digital de moda se hizo eco de varias marcs valencianas afectadas por la dana. Entre ellas, la nuestra", relata Rotglá.

Pendientes de la marca 'Sure Jewels' que lució al reina Letizia. Getty Images / Carlos Álvarez
"La Casa Real quiso colaborar con algunas empresas de la zona que habíamos sido afectadas y nos contactó por teléfono", prosigue el joyero. Inicialmente, pensaron que se trataba de una broma, pero pronto confirmaron que la reina Letizia quería apoyar a las marcas valencianas damnificadas.
"Nos contactaron para elegir piezas de nuestra marca para que las luciera la reina. Fue algo inimaginable", recuerda. Finalmente, dos pendientes de la marca, "Nanuk Long" y "Orians", fueron seleccionados. Ambas piezas se han convertido, para Emilio y Ada, en "un símbolo de solidaridad".
Este gesto de la Casa Real, además de darles visibilidad, ha tenido impacto directo en sus ventas: "Fue un impulso increíble. En cuestión de horas, agotamos el stock. Nuestra tienda es pequeña, y no teníamos grandes cantidades, pero esa visibilidad nos permitió aumentar en ventas y mejorar nuestro reconocimiento de marca".
"Su elección ha puesto en el mapa a nuestra pequeña joyería, ayudándonos a seguir adelante con el mismo compromiso y pasión con los que empezamos este proyecto", comunican desde Sure Jewels.