Es más que sabido que el Partido Popular está llamado al Congreso extraordinario convocado en vísperas al tan ansiado verano, obviamente por las vacaciones, bochornoso calor aparte.

El líder de los populares ha considerado que es mejor ir prevenidos y no a corre prisas, por si el adelanto electoral pasa de ser política ficción a realidad inminente, ante el imprevisible Sánchez
controlador del botón rojo, al que puede darle en cuanto se le antoje.

Serias dudas surgen en torno a prontos comicios ante las encuestas que arrojan resultados tan similares al panorama actual que no prevén un cambio en el arco parlamentario, y, por ende, en la suma de mayorías.

Aunque, cuidado con las mayorías, y, sobre todo, con los aupadores, que los mismos que llevaron al actual presidente del Gobierno hasta la Moncloa, esta misma semana votan sí a la modificación de la Ley de Costas, gran momento de bajada de caretas, porque, aunque se repita hasta la saciedad aquello de que el progresismo impera no parecen ser muy progres algunos de esos partidos, por si existían dudas sobre su condición ideológica, donde más bien se impone lo que nos brinda nuestro sabio refranero español: "Por el interés, te quiero Andrés".

Y sin entrar a debate sobre incoherencias competenciales, hoy, que igual para la semana que viene no estaría nada mal después de que Les Cortes ya han dado luz verde a la Ley de Costas Valenciana y que el President anunciara, este mismo lunes, la petición del traspaso de competencias, sí que se evidencia que fuera del matrimonio aquí no se casa nadie con nadie.

Dando un rodeo hasta llegar al día señalado para la celebración del cónclave popular el Sr. Feijóo ha empezado una ruta por todo el territorio bajo el dominio de su partido y ha empezado por la Comunitat Valenciana, abrazando a Mazón, de nuevo, en apenas 48 horas.

Aunque igual hubiera sido de desear por el bien del Partido Popular de la Comunitat Valenciana, en clave de estrategia política, que los maquinistas que actúan en la cúpula hegemónica advirtieran del error en el titubeo frente a la actuación del gobierno autonómico ante la dana; y fijaran sus esfuerzos en el que es su adversario político a abatir, porque mira que no da para sacar punta el: "Si necesitan más recursos, que los pidan".

Especialmente porque no podemos obviar, dentro del cálculo táctico, a los votantes de siglas, que fluctúan en tanto potencia de marca, que existen en todos los partidos y que requieren de instrucciones claras y concisas para votar en clave de obediencia.