Si los likes son la dopamina de las redes, aunque no sirva como permuta del cardio del día, tengamos esto en cuenta: la catástrofe mental llega de la mano no solo de la falta de alcance a las expectativas puestas, sino en el bautizado ghosting a lo que siempre se ha llamado aquello de: “no hay mayor desprecio que no hacer aprecio”. Que luego parece que todo lo hemos inventado en el último nanosegundo en esta era del cortoplacismo en la que estamos inmersos.

Pero lo que ya resulta un malabarismo de tres pistas es hacerle entender a nuestro cerebro que una misma cosa, entidad, acción, igual nos gusta que no nos gusta, dependiendo por dónde sople el viento. Eso no, pero sí de los intereses a los que muchos son ajenos y otros interesados en marcar el rumbo.

Es indudable que un Congreso es la mayor expresión de democracia interna a la que los partidos políticos muchas veces no expresan demasiadas muestras de afecto; pero, tampoco en esto hay unanimidad, porque en atención a cuándo y quién sea el titular convocante, la presentación llega en modo like o dislike.

Este lunes ha sido el día elegido por el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, para convocar el congreso nacional del partido.

Una acción que lejos de asumir y normalizar como símbolo de participación activa de los afiliados a los partidos políticos abre la puerta a todo tipo de debates, en especial al del liderazgo.

Y esto nos llega después de que en Valencia, además de estar volcados en las festividades en honor a la Mare de Déu, nuestra patrona, al más puro estilo Berlanga, la Marina congregó a nostálgicos con, al parecer, la intención de que el Partido Popular de la Comunitat Valenciana proclame su propio congreso regional.

Sí, efectivamente no todo es blanco o negro, no todo es carita sonriente o emoji de furia, porque un mismo elemento, un Congreso, puede ser en positivo o en negativo, según las intenciones del o los promotores.

Porque nos queda poner el foco en un factor determinante como es el cuándo; ahí está el quid que nos permitirá dirimir el reparto de ventajas.

En el momento de recuperación en el que ahora mismo está enfrascado el territorio valenciano, si algún favor se le quiere hacer al actual Consell, y a su President, también líder del Partido Popular, desde aquellos que se proclaman defensores del mismo signo no es precisamente iniciar un cisma interno.

Congresos sí, todo el amor digital, pero en el momento y lugar oportunos, siempre dispuesto, máxime llegando ya al ecuador de la legislatura donde la gobernanza baila con las miras electorales de cara a los próximos comicios.