Serralunga Wine Bar. EE

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Ocio

Abre en Valencia un nuevo local que aspira a ser el templo del vino: "Es ese lugar al que iría con amigos un viernes por la tarde"

El último proyecto del cocinero Sergio Rozas acaba de abrir sus puertas en el corazón de l'Eixample valenciano.

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Valencia
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Valencia tiene un nuevo templo desde este verano. En la ciudad ha abierto un nuevo espacio dedicado al vino; un lugar al que "ir con amigos un viernes por la tarde", y que va más allá de servir una copa o descorchar una botella.

Se trata de Serralunga Wine Bar, un proyecto liderado por Sergio Rozas (regenta el restaurante Somos Raro y próximamente Sutil) junto a cinco socios y amigos apasionados por el vino. Tanto es así que la idea nace alrededor de una mesa y una botella de vino.

Con capacidad para alrededor de 45 comensales y con una pequeña zona de terraza, el local se ubica el número 32 de la calle Almirante Cadarso, en el espacio que antes ocupaba Baldomero.

Tras dos años de maduración como idea -y como el buen vino- y varios meses de obra desde que consiguieron el local, Serralunga Wine Bar abrió oficialmente el 27 de mayo de 2025.

En muy pocos meses aseguran que se ha convertido en "el lugar de peregrinaje para los amantes del vino en Valencia".

La propuesta de Serralunga es "abrir una ventana al mundo a través del vino". Este wine bar apuesta decididamente por pequeños productores y bodegas singulares, con una selección de más de 250 referencias y entre 15 y 20 vinos por copa.

El recorrido vinícola se centra en España, Italia, Francia y otras partes de Europa y 'del Nuevo Mundo', con precios que van desde los 25 hasta los 450 euros por botella. Así, ofrecen opciones tanto para quienes se inician en el mundo del vino como para la clientela más aficionada y experimentada.

Expositor de vinos en Serralunga Wine Bar. EE

Expositor de vinos en Serralunga Wine Bar. EE

¿Y por qué su nombre? Serralunga traslada a los propietarios a la localidad italiana de Serralunga d’Alba, en el Piamonte, conocida por su castillo en lo alto del burgo. De esta manera, rinden un homenaje al origen, a la tradición y a la cultura vinícola que inspira el proyecto.

"Nace de la pasión de seis amigos en torno al vino. Alrededor de una mesa tomando vino decidimos crear un espacio en la ciudad dedicado al mismo, en el que además se pudiera comer bien", señala Sergio Rozas, copropietario y chef de Serralunga Wine Bar.

Para Rozas, "ha sido el momento idóneo". Asegura que Raro ya es un proyecto consolidado que siguen cuidando "con mucho cariño y esmero"; mientras que Sutil va a ser su trabajo "más ambicioso hasta la fecha",junto con Ibai Bengoechea y Sara Folgado.

"Serralunga, sin embargo, es ese proyecto que he montado junto con otros amigos grandes apasionados del vino, un wine bar que creemos que faltaba en la ciudad de Valencia, donde disfrutar del vino sin encorsetamientos o etiquetas, pero con mucha calidad y un sinfín de referencias", explica.

"Es el sueño de un local hecho realidad. Queremos que la futura clientela no tenga miedo a visitarnos, estamos ante un espacio donde probar, relajarse, aprender y divertirse, sin etiquetas de por medio", añade.

Oferta gastronómica

En Serralunga Wine Bar el vino convive con una oferta gastronómica de temporada "diseñada para acompañar y realzar cada copa".

La carta combina embutidos, quesos nacionales, mariscos y platillos frescos, con un especial protagonismo de los "fuera de carta", según el mercado y la temporada.

Entre los bocados más destacados se encuentran la croqueta de cecina, el montadito en pan brioche de gamba de Cullera con papada ibérica, la coppa ibérica curada (un embutido todavía no muy conocido en España), el puerro confitado, con romesco de sobrasada, queso azul, almendra frita o berenjena con crema de pecorino, salsa macha y guanciale.

La oferta se completa con los 'fuera de carta' o, como lo denominan ellos, "platos de pizarra", siempre ligados al mercado y a la estación, como los tomates o piparras, en verano; los mejillones bouchot que preparan con mantequilla y salvia; y las setas acompañadas con yema curada y za'atar, en otoño.

Serralunga Wine Bar. EE

Serralunga Wine Bar. EE

El wine bar cuenta con capacidad para 45 comensales: dos mesas en la terraza, un reservado para siete personas y una gran mesa compartida para 12 sin reserva, pensada como "un punto de encuentro donde personas desconocidas se sientan juntas y el vino actúe como vínculo".

"No buscamos que la gente solo beba vino, sino que viva lo que hay detrás de cada botella: la tierra, la mano del viticultor, la estación del año y la emoción de compartirlo". Esa es su máxima.

El local aspira a convertirse en uno de los mejores bares de vino de Valencia y de España. Quiere seguir la estela de referentes como La Fisna, Ganz y Cuenllas Salesas en Madrid; Món Vínic en Barcelona; o Malauva en Pontevedra, y ser un espacio que invita tanto a los expertos en vino como a quienes buscan descubrir, copa en mano, todo lo que el mundo vinícola puede ofrecer.