La comisión Monestir de Poblet-Aparicio Albiñana (L'Antiga de Campanar) ha conseguido el Ninot Indultat de las Fallas de 2024, que lo salvará de las llamas.

La escena del artista Josué Beitia ha sido la indultada por los visitantes de la Exposició del Ninot 2024 al recabar un total de 26.822 votos, según se ha conocido este viernes.

La pieza ganadora homenajea a una horchatería de la ciudad de Valencia con dos siglos de tradición. Es una escena costumbrista de la cultura valenciana, de las que suele ganar al público año tras año por la ternura y la valencianía que desprende.

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La comisión que presenta este 'Ninot' es la 'Falla Monestir de Poblet-Aparici Albiñana', más conocida como L'Antiga de Campanar, y el artista fallero que se encuentra detrás de esta creación es Josué Beitia.

En años anteriores fue Carlos Carsí quien ideó las dos piezas indultadas, 'Fantàstika indumentària' en 2022; y 'La pirotècnia' en 2023. Pero la apuesta de Beitia también apunta alto.

Es el tercer año consecutivo en el que L'Antiga de Campanar librará su figura de las llamas de la Cremà el próximo 19 de marzo. La "horchatería" pasará a formar parte del Museo Fallero de Valencia.

Horchata y fartons de la horchatería con más de dos siglos de tradición en Valencia. EE

El Ninot indultat de 2024

La escena recrea a un abuelo con su nieta merendando horchata con fartons y chocolate con cruasanes. Ambos miran a su mascota, un perrito sentado sobre las piernas de la pequeña.

El público que pasaba por delante no podía dejar de admirarla, hacerle fotografías y apreciar los detalles, pues el realismo que desprende es brillante. 

Detrás de las figuras principales hay un cuadro colgado con los azulejos artesanales de Manises, donde pone escrito "Horchatería L'Antiga", en referencia a la Falla de Especial y el número de voto, el 197.

Cabe destacar que la actividad ceramista fue heredada de los siglos de asentamiento árabe y es la que mejor define Valencia y su historia.

Azulejos de Manises, tradición ceramista de Valencia en la horchatería 'Santa Catalina'. EE

En las baldas de la pared no falta un tarro de cristal con granos de chufa, la planta con la que se elabora la horchata; ni el molino con el que se prensa, se tritura y se deja macerar un tiempo.

Tampoco se echa de menos una vitrina con fartones o cruasanes. Estos dulces se asemejan al producto auténtico, ya que el barniz "efecto brillo" con el que están pintados simula el huevo con el que suelen pintarse para darles un aspecto más sabroso.

Además, hay un cartel en el que se lee lo siguiente: "En homenaje al establecimiento tradicional valenciano que ha fomentado la cultura de la horchata durante más de 100 años: Santa Catalina".

Homenaje a Santa Catalina

Caracterizada por su local situado junto al casco antiguo de Valencia, en el que conviven la tradición bohemia y la modernidad decorada con la cerámica de Manises, tal y como se expone en el propio Ninot, Santa Catalina es reconocida por ser una de las horchaterías más antiguas. Tiene dos siglos de tradición.

El centro cultural y de ocio valenciano por excelencia es el barrio del Carmen, situado en el corazón histórico de la ciudad. Allí, Santa Catalina dispone de dos plantas con dos salones con gran capacidad y abre todo el año, incluso festivos.

Fachada de la horchatería Santa Catalina. EE

Venden productos típicos como la horchata o el agua de Valencia, pero su gran especialidad son los chocolates y los helados artesanos. 

La horchata es, sin duda, una bebida "muy beneficiosa para la salud" con alto contenido en hierro, diurética y energética. Es la bebida valenciana por excelencia que hay que probar alguna vez en la vida.

Su principal componente, la chufa, es originaria de Egipto y ya se cultivaba hace 3.000 años. Asimismo, es una rica fuente de nutrientes entre las que destacan las vitaminas C y E, y minerales como el fósforo, el magnesio, el potasio, el calcio y el hierro además de almidón, grasas insaturadas, proteínas y unas enzimas que facilitan la digestión.

En la actualidad, es un producto con denominación de origen que se cultiva en 16 pueblos de la comarca valenciana de L'Horta Nord. Por sus características climáticas se convierten en la única zona de España donde se cultiva este tubérculo y hacen que la planta tenga un sabor característico, dulce e intenso.