El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha decidido resolver este lunes la situación del PP de la Comunitat Valenciana a las puertas de la Navidad tras la salida de Carlos Mazón.
Lo ha hecho a través de una gestora -que presidirá Juanfran Pérez Llorca y cuyos miembros han sido pactados con él-, de un Comité Electoral y de un Comité Autonómico de Derechos y Garantías.
Todo se ha aprobado conjuntamente en la Junta Directiva Nacional. El Comité Electoral estará presidido por Esteban González Pons, vicepresidente del Parlamento Europeo y una persona de la confianza de Feijóo.
Igualmente, estará en él Macarena Montesinos, muy cercana a Mazón pero también de la total confianza de Génova; y Magdalena González, vicepresidenta de Les Corts y próxima a Pérez Llorca.
La gestora (a la que llaman "comisión transitoria"), por su parte, tendrá equilibrios de corrientes del PP. El diputado nacional Carlos Gil será secretario general. Se trata de un perfil próximo al líder de la Diputación de Valencia, Vicente Mompó. Ha sido una propuesta de él.
El concejal Juan Carlos Caballero -cuota de la alcaldesa de Valencia, María José Catalá- será coordinador general, cargo que ya ocupaba actualmente en el PPCV.
Además, habrá otros nombres entre los vocales, como los tres vicepresidentes del Gobierno valenciano (Susana Camarero, Pepe Díez y Vicente Martínez Mus), la parlamentaria autonómica Laura Chulià o el director general de Urbanismo, Miguel Ángel Iborra.
En ella se incluye igualmente a Macarena Montesinos de nuevo, a la diputada Elena Bastidas (cercana a Catalá) o Vicente Huet (cuota Mompó).
Hasta el congreso
El movimiento de Feijóo resulta relevante. Supone que una gestora sea la encargada de pilotar el partido hasta el congreso regional que, previsiblemente, se celebre en septiembre de 2026.
Los miembros de este órgano han sido pactados con Pérez Llorca. El nombre de González Pons ha sido nombre exclusivo de Génova.
La dirección nacional del PP se ha inclinado por esta opción después de varias semanas barajando escenarios. Tanto fuentes de Génova como del PP valenciano aseguran que se trata de una decisión consensuada. Sin embargo, el mensaje de interinidad resulta evidente pese a que Pérez Llorca esté al frente.
Una gestora supone que el partido pierda su autonomía y no funcione de manera habitual con una cúpula conformada por el presidente autonómico y los presidentes provinciales.
Así que, según a quién se pregunte, las versiones sobre los motivos de esta decisión son diferentes. Algunas fuentes aluden a la dificultad de efectuar la transición con un cumplimiento escrupuloso de los estatutos, lo que ya ha dado algún susto en otras autonomías al ser impugnado.
Esta norma interna de la formación marca que, en una situación con la presidencia vacante, el secretario general -Pérez Llorca- puede asumir las funciones del presidente. El proceso para ello tenía que pasar por un Comité Ejecutivo y una Junta Directiva Regional.
Este movimiento comportaba, a su vez, que el nuevo secretario general tuviera que ser elegido -a través de estos mismos órganos internos- entre uno de los 22 vocales del Comité Ejecutivo. Y ahí venía cierto lío, pues no parecía existir consenso ni convencimiento sobre a quién elegir para ser 'número dos'.
En ese proceso se estudió la posibilidad de incorporar a un nuevo vocal en sustitución del exconseller Carlos González Cepeda, fallecido. Y que éste fuera el nuevo secretario general. Pero la maniobra comportaba dificultades al no quedar del todo amparada por los estatutos y entrar en juego el factor de los equilibrios territoriales.
Control y miembros
Descartada esa opción, la fórmula de la gestora ha aparecido como una operación de intento de control por ambas partes -Génova y la dirección regional-. El resultado es que la cúpula nacional tutelará el partido hasta un congreso, aunque Pérez Llorca ha tenido capacidad de elección de los miembros de la gestora.
Aunque era algo que circulaba desde hace semanas, todas las partes negaban hasta la fecha que fuera la salida por la que optarían las direcciones. La razón es que no lanza un mensaje ni de estabilidad, ni de unidad ni de normalidad en la transición y generaba muchas dudas. Sin embargo, así ha sido finalmente.
Todo se ha acelerado este fin de semana, donde se ha acabado por cerrar el acuerdo.
Aunque hay quien considera que es una manera de evitar la división en el partido y mantener la unidad, la decisión ya ha provocado descontento, sorpresa y vaticinios de una brecha que muchos ya ven segura.
El nombramiento de González Pons es importante y calculado. Es un perfil que no ha mantenido buena relación ni con Mazón en su momento ni con la cúpula del PPCV -de la que formaba parte Pérez Llorca.
El presidente del Comité Electoral es quien elige a los candidatos en municipios de más de 20.000 habitantes y quien propone a Génova el aspirante a la Generalitat.
Más allá de que la dirección nacional también tiene siempre esta potestad, su designación es igualmente significativa al pasar a ser el "controlador" de Feijóo en el partido.
Desde la salida de Mazón, las relaciones entre la dirección nacional y la regional se están tratando de recomponer. La interlocución existe y el secretario general del PP, Miguel Tellado, ha hecho acto de presencia en Valencia para arropar a Pérez Llorca y Catalá.
Desde Génova se ha querido avalar al presidente de la Generalitat y los primeros pasos de su gestión. Pero una gestora comporta que la dirección nacional pase a dirigir todo el proceso en el partido en la práctica.
Lo cierto es que sentó extremadamente mal la famosa comida de Mazón, Pérez Llorca y los presidentes provinciales en la que pidieron un cónclave y que Mompó liderara el partido en pleno proceso de dimisión del primero.
En la dirección nacional se vio como una traición y son muchos los que atribuyen a ese enfado la decisión de la gestora.
