Este es el pueblo más feliz de la Comunitat Valenciana. Turisme CV

Este es el pueblo más feliz de la Comunitat Valenciana. Turisme CV

Valencia Pueblos

Este es el pueblo más feliz de la Comunitat Valenciana: es "precioso", tiene playa y un imponente castillo

Esta localidad se encuentra a una hora de la ciudad de Valencia y es un icono del turismo mediterráneo.

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Valencia
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Vivir en la Comunitat Valenciana ya es sinónimo de felicidad. Si algo caracteriza a cada municipio de la región es que su entorno natural, su dinamismo, su patrimonio histórico y su gastronomía, entre muchas otras cosas, hacen que la región sea un lugar idílico para vivir.

Sin embargo, "el pueblo más feliz" de toda la Comunitat Valenciana no está ni en Valencia ni en Alicante, pese a lo que muchos podían suponer. Según el ranking elaborado por Azucarera, este municipio se encuentra en la provincia de Castellón.

Se trata de Peñíscola, todo un icono del turismo regional y un símbolo del litoral mediterráneo. Cuenta con una belleza y un ritmo de vida que le ha aupado hasta el cuarto puesto de la clasificación, únicamente por detrás de Chipiona, Ronda y Nerja, en Andalucía.

Esta "preciosa" localidad, como la describen los turistas, se ubica en la provincia de Castellón, en la comarca del Bajo Maestrazgo, a poco más de una hora de la ciudad de Valencia, y cuenta con una población de 8.496 habitantes según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Y si algo destaca en su oferta turística y su patrimonio es el Castillo del Papa Luna. Desde lo alto de la peña sobre la que se erige esta ciudad la fortaleza templaria domina la bahía de Peñíscola y el horizonte azul.

La edificación se levantó entre 1294 y 1307 y fue la residencia y biblioteca extraordinaria del papa Luna –Benedicto XIII por la Iglesia de Aviñón–, desde 1411 hasta su muerte en 1423.

A este peñasco medieval se puede acceder por cualquiera de sus dos puertas. La primera es el Portal Fosc, que mejor preserva el aspecto medieval de la ciudad.

Hasta el siglo XVIII fue la única entrada al recinto fortificado desde tierra, accesible por una rampa empinada que flanqueaba un arco con el escudo de Felipe II y después un puesto de guardia.

Peñíscola. Turisme Comunitat Valenciana

Peñíscola. Turisme Comunitat Valenciana

Tras cruzar el Portal Fosc, se llega hasta la plaza de Santa María, una pequeña explanada acotada por portentosos muros y un conjunto de casas que crean una estampa en blanco.

Hacia el otro lado está el Parc d'Artillería, un museo al aire libre con sistemas defensivos, murallas e incluso con un polvorín. Aunque el punto más fotogénico es el pequeño portal del Mar, un acceso directo al Mediterráneo.

El otro acceso al casco histórico es el Portal de Santa María. Fue construido en 1754 para facilitar la entrada de carros y otros vehículos de tracción animal.

Pero lo que cualquier visitante debe admirar es la curiosa Casa de las Conchas, "una excentricidad de un matrimonio -el de Timoteo y Justa- que, en los años 50, decidieron vencer al hambre alicatando la fachada de su casa con conchas y así atraer a los turistas".

El castillo

El casco antiguo termina justo donde comienza la edificación más portentosa de este pueblo: el Castillo. Pero antes de entrar en él conviene acercarse a una estatua ubicada a un costado. Se trata del homenaje a Benedicto XIII, el Papa Luna. Fue residencia del más alto pontífice de la iglesia de Occidente y esto lo convierte en un hito para el municipio.

La primera parte de la visita a este monumento se adentra en los secretos de la Orden de los Templarios, que vio como su poder e influencia en todo el oeste peninsular se desvanecía mientras sus últimos miembros se parapetaban tras estos muros.

Castillo de Peñíscola. Shutterstock

Castillo de Peñíscola. Shutterstock

Una vez se accede al patio principal, la figura de Benedicto XIII retoma el protagonismo. Desde aquí se recorren las estancias en las que vivió y en las que defendió su designación como Papa.

Lo que resulta curioso, según National Geographic, es "trazar una línea entre el Papa Luna y los últimos templarios, ya que todos ellos se parapetaron para defender sus creencias".