Carlos Catalá, carnicero y vecino de Aldaia; y una imagen de Aldaia inundada. EE

Carlos Catalá, carnicero y vecino de Aldaia; y una imagen de Aldaia inundada. EE

Valencia

Carlos, carnicero y vecino de Aldaia, denuncia el riesgo de inundación que sufre su pueblo: "Vivimos en pánico diario"

Los vecinos de la zona cero de la dana viven constantemente en alerta por el riesgo de desbordamiento de los barrancos.

Más información: Estela, vecina de la zona cero de la dana, relata el horror de revivir inundaciones: "Mi hija se desmayó al oír el ES-Alert"

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Los vecinos de la zona cero de la dana viven constantemente en alerta desde que sufrieron las terribles consecuencias de la riada del 29 de octubre. Muchos residen cerca de barrancos, con miedo a que nuevos episodios de lluvias provoquen desbordamientos.

Es el caso de municipios como Aldaia, donde es habitual que el agua rebase el nivel de lo que el barranco de La Saleta es capaz de soportar.

"Nosotros, por desgracia, nos hemos acostumbrado", lamenta Carlos Catalá, vecino del municipio, en sus redes sociales. "No podemos vivir así, con pánico diario", denuncia.

Pide firmemente que se realicen las obras de desvío de La Saleta: "Se debe hacer ya, porque no podemos vivir así, porque no puede pasar lo de aquella vez".

Catalá es carnicero y aunque sabe que las lluvias son habituales en el Mediterráneo, se muestra convencido de que antes o después volverá a entrar agua en su obrador: "Esa es la desgracia".

Ante la alerta roja por lluvias tuvo que pedir a sus proveedores que no le enviaran el género. "Porque a ver si se va a ir la luz, va a entrar agua o a ver qué va a pasar", expresa, con incertidumbre.

En sus redes sociales, expone que llega un momento en el que "la normalidad cansa" y que en el pueblo se encuentran agotados.

"Mi tía María tiene 90 años y vive al lado del barranco. La mujer está muy asustada porque ya le entraron dos metros de agua, por eso la hemos tenido que llevar con mi tía Vitorina, que vive en un tercero, para que pase la noche en alto", relata.

Carlos Catalá, vecino de Aldaia, denuncia el riesgo de inundación que sufre su pueblo.

Asegura que las personas mayores no se sienten seguras en sus propias casas porque no saben si al día siguiente se levantarán rodeadas de agua como pasó aquella vez.

Su testimonio coincide con el de Estela, otra vecina que relató en Les Notícies del Matí en À Punt el estado de nervios al que se puede llegar tan solo con oír el Es-Alert. "En el vecindario no tenemos vida", afirmó.

Por suerte, no fue necesario evacuar a ninguna persona durante la noche del domingo al lunes. Las barreras anti inundaciones instaladas por el consistorio en el barranco de la Saleta y las canalizaciones sirvieron de barrera y cumplieron su función pese a haberse anegado algunas calles.

"Gracias a las compuertas y las canalizaciones la situación no ha ido a más", dijo el alcalde, quien lamentó, no obstante, que con los casi 60 litros por metro cuadrado que cayeron en 35 minutos se encontraron "al límite".

Licitar obras

Los 90 millones para La Saleta fueron solo los primeros de un gran paquete de 467 millones prometido por la Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen, para reactivar proyectos e impulsar nuevos en las zonas devastadas el 29 de octubre de 2024.

El anuncio lo realizó la propia ministra el pasado mes de mayo en Valencia. La vicepresidenta tercera del Gobierno habló de "ocho nuevas actuaciones".

Limpieza del barranco de La Saleta en Aldaia (Valencia). Efe / Biel Aliño

Limpieza del barranco de La Saleta en Aldaia (Valencia). Efe / Biel Aliño

"Se reservan 335 millones para nuevos proyectos no previstos con anterioridad y otros adaptados con importantes cambios ante los escenarios climáticos ofrecidos por la dana", indicó el ministerio.

La intención, según Aagesen, era poder licitarlos este año para que puedan estar "bien definidos durante el año 2026 y avanzar". "Esperemos que todos trabajemos con esa agilidad", dijo. Pero ni siquiera el de La Saleta, que era el más avanzado, ha sido licitado todavía.