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Un joven José Manuel Pinto Colorado retrotrae al aficionado céltico a una de las eras más bonitas del club. Era finales de los 90 y principios de los 2000 cuando el gaditano y su inconfundible coleta llegaban al Vigo de Mostovoi y Karpin para saborear noches europeas, pero, también, para conocer el infierno del descenso a la antigua "Segunda División".

Precisamente, en Vigo, el de Puerto de Santa María se consagraba como futbolista, alcanzando con sus manos el Trofeo Zamora. Esto ocurría antes de fichar Pinto por uno de los grandes y emblemáticos de La Liga: El Fútbol Club Barcelona.

Sin embargo, no fue ni en su equipo de origen, el Betis, ni en Barcelona, en donde el guardameta -actualmente apartado de la competición futbolera y entregado a otras facetas más artísticas- fue más feliz. Como otro andaluz, Nolito, confesó en su momento, es Vigo la ciudad a la que Pinto tiene más cariño: "Fue donde crecí yo como persona y como deportista. Es la etapa que más recuerdo y a la que más cariño le tengo", respondió a Josep Pedrerol en El Cafelito. "La felicidad no está en los títulos. Está en la experiencia, en lo vivido. Aunque hubiera bajado a Segunda, de esa experiencia se aprende mucho. Es cuando más se aprende. La presión es más grande cuando vas a bajar que cuando vas a ganar un título", añade.

Así, Pinto coincide con otro andaluz muy querido por el celtismo, Manuel Agudo "Nolito", a quien su cariño por Vigo y el Celta le devuelven con frecuencia a la ciudad. Confesó en 2024 a Marca que "de todos los equipos en los que he estado es donde más he disfrutado del fútbol", al tiempo que apuntaba que Vigo era "su segunda casa".