El Papa Francisco y el Celta de Vigo: así recibió al equipo en el Vaticano por su centenario

El Celta de Vigo celebró la pasada temporada su centenario y uno de los eventos más significativos relacionados con este aniversario fue una audiencia privada con el Papa Francisco en el Vaticano, que ha fallecido este lunes a los 88 años de edad en su residencia de Roma.

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"Tu afición por el fútbol y nuestro centenario nos juntó en el Vaticano el 10 de julio de 2023", ha indicado el club vigués a través de un mensaje de redes sociales en el que se muestra "eternamente agradecido" por la recepción, "un momento que llevaremos siempre en la memoria".

Ese día, la expedición celeste estaba encabezada por el expresidente del club, Carlos Mouriño, y formada por integrantes del consejo de administración, directivos, cuerpo técnico y jugadores. De hecho, Iago Aspas y Kevin Vázquez le entregaron a Bergoglio, el 266º papa de la Iglesia Católica, la camiseta del Celta firmada por toda la plantilla.

Carlos Mouriño también le hizo entrega al Sumo Pontífice de una metopa con el escudo del club y un olivo, "obsequio que simboliza tanto nuestra ciudad como el himno del Centenario del club", señalaba entonces la entidad celeste.

El papa recordó las raíces gallegas de Argentina

"Encontrarme con un club gallego es para mí algo que evoca tantas experiencias que como argentino viví en mi propia carne", dijo entonces el Papa Francisco, recordando la emigración gallega del pasado siglo a tierras americanas.

"Las raíces son importantes, ellas son las que nos dan el sentido, las vuestras nos hablan de una tierra que no se cierra al hermano que llega como peregrino, y a unas gentes capaces de dejarlo todo para lanzarse a afrontar las más altas empresas. Espíritu de sana aventura y espíritu de hospedaje fraterno", destacó el pontífice.

Unas palabras que parecen avanzar lo que vendría unos meses más tarde. El despido de Benítez y la llegada de Claudio Giráldez de la mano de Marián Mouriño acercaron al club a sus raíces y a su historia, que supondría una comunión inigualable con la afición.