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Ya es oficial, la Rapa das Bestas de Sabucedo (Pontevedra) es Bien de Interés Cultural (BIC). Así lo ha aprobado este lunes el Consello da Xunta por considerar acreditado su valor singular como patrimonio inmaterial del pueblo gallego, al tratarse de una de las fiestas más antiguas de Galicia.

Este reconocimiento, ha destacado la Administración autonómica en una nota de prensa que recoge Europa Press, supone la aplicación de inmediato del régimen de tutela de la Ley de Patrimonio Cultural y, por lo tanto, el mayor nivel de protección.

Esta declaración, que se suma a la de Fiesta de Interés Turístico Internacional conseguida en 2007, llega tras completarse el expediente administrativo, en el que constan los dos informes preceptivos de los órganos consultivos favorables a que la manifestación inmaterial sea declarada Bien de Interés Cultural.

Esta declaración se da al poseer un valor cultural singular dentro del ámbito de la Comunidad Autónoma de Galicia. Además, cabe destacar que en el proceso de exposición pública no se registró ninguna alegación contra este reconocimiento.

De este modo, la Consellería de Cultura, Lingua e Xuventude culmina la tramitación iniciada en 2024 para darle esta distinción a una celebración "extraordinaria, admirada por propios y foráneos, de nuestro patrimonio cultural y turístico", que se celebra del 4 al 7 de julio en la parroquia pontevedresa de Sabucedo, en el Concello de A Estrada.

Relaciones animales-humanos

"Se trata de la manifestación inmaterial más clara que existe en Galicia de la relación ancestral entre unos animales, en este caso caballos, y los seres humanos, como ya se refleja en los grabados rupestres que existen cerca de esta aldea", sostiene la Xunta.

Además, esta declaración busca también ser un reconocimiento de las tradiciones y de las costumbres del mundo rural. Por lo tanto, supone "un reflejo de la apropiación identitaria hecha manifestación inmaterial por los vecinos a lo largo de estos 300 años, merecedoras de que se conserven y sean conocidos".

Así, el decreto recoge que la rapa de los animales supone la escenificación entre los denominados 'aloitadores' y las bestias que requiere "experiencia y valor", al tiempo que transmite una espectacularidad que hace que adquiriera una notoriedad que despierta interés y presencia en medios de comunicación.