En otras circunstancias, muchos de ustedes, estos días, estarían haciendo la maleta, revisando el coche, preparándose para afrontar algún atasco y mirando al cielo. Semana Santa es, tradicionalmente, una de las fechas con mayor tránsito de coches en toda España. En 2019, por ejemplo, se registraron 10 millones de desplazamientos y, en este 2020, en condiciones normales, se hubieran superado esas cifras. Sin embargo, el coronavirus ha echado al traste todos esos planes y viajes idílicos de primeros de marzo. La obligación de todos es seguir en casa y mirar, con esperanza, cómo baja la curva de contagiados y de fallecidos.

Aun así, habrá quien intente quebrantar las reglas. Por eso, la Guardia Civil ha decidido reforzar la vigilancia en las carreteras –sobre todo, por las noches– por si a alguno le da por saltarse la cuarentena sin justificación para acudir, por ejemplo, a una segunda residencia. De hecho, los controles son más numerosos desde el pasado lunes y durarán hasta el 12 de abril, cuando, previsiblemente, el Gobierno revertirá la situación aprobada el pasado 28 de marzo, en la que obligaba a determinados sectores a dejar de trabajar para acelerar la recuperación sanitaria.

Pero, hasta esa fecha, la DGT ha sumado 150 puntos fijos de control a las inspecciones móviles que se venían realizando desde que comenzara el estado de alarma: el fin de semana previo a la Semana Santa se realizaron 7.000 controles, se paró a 128.000 vehículos y se interpusieron 3.700 denuncias. El objetivo de esta movilización de Tráfico es evitar que los conductores cojan en coche para algo que no sea esencial.

¿Y en qué supuestos puedo utilizar el coche esta Semana Santa? En concreto, en siete: por causa mayor, para ir al banco –aunque parece bastante improbable, pues estarán cerrados– , para acudir al hospital o al centro de salud en caso de urgencia, para hacer la compra de productos de primera necesidad, para regresar a tu residencia habitual, para ir al trabajo o para cuidar a personas mayores o dependientes.

Los conductores, eso sí, tendrán que tener justificación para cada uno de los casos recogidos en la normativa. De no tenerla, se exponen a recibir una multa de 30.000 euros en los supuestos más graves.

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