Los adultos que tratan habitualmente con críos no son capaces de darse cuenta, en muchas ocasiones, del nivel de influencia que cada palabra y cada gesto suyo pueden tener en los menores para el resto de su vida. Más si cabe cuando forman parte del grupo de educadores que se cruza en su camino: si son profesores o, como en el caso que nos ocupa, orientadores escolares que les ayudan a tomar decisiones importantes para su futuro.
Finalizar la Educación Secundaria Obligatoria o el Bachillerato son dos puntos de inflexión para los niños y adolescentes, obligados a escoger opciones que parece que comprometen por completo sus próximos años e incluso la totalidad de su vida. Todo ello, con la presión añadida de pensar que no estarán a la altura y con la habitual inmadurez propia de la edad. ¿Qué pasa, entonces, si algún adulto te dice en esas circunstancias que no vales para estudiar?
Esto es lo que le ha pasado a Leila, una joven de Castellón de la Plana que se ha hecho viral por el correo electrónico que le ha escrito a la que fue su orientadora escolar. "Probablemente no se acuerde de mí, pero yo sí que me acuerdo de usted perfectamente como si fuera ayer, del día en el que me dijiste que no me metiese a Bachiller porque 'no podría con ello'. Le escribo hoy, después de dos años, y un día después de mi graduación", empieza la misiva.
"No la culpo"
La intención de Leila era informar a la orientadora de que "gracias a que no le hice caso, hoy puedo decir que tengo el Bachillerato que con tanto esfuerzo y dedicación me he sacado". Precisa además la joven que "no la culpo de nada", recomendándole que "debería ver primero el trabajo que emplea cada alumno y no dejarse llevar por la media académica que tiene, recuerda: una nota no define a una persona".
Despidiéndose con un "tenga un buen día", Leila enviaba el correo a su exorientadora y recibía un aluvión de comentarios, la mayoría certificando que también se encontraron con este tipo de consejos que no les han sido útiles:
La publicación de la joven ha llegado a más de 1.600.000 cuentas en Twitter, incluso a orientadores que han querido defender a su colega, explicando que intentan "recomendar lo mejor a cada alumno, a veces nos equivocamos, pero nuestro objetivo es evitar frustraciones". Leila, por su parte, ha respondido que es consciente de ello y que "las orientadoras que tuve estos dos años fueron un encanto, pero ella no me lo dijo como consejo ni nada, me menospreció y eso fue lo que me dolió".