Pablo Iglesias e Irene Montero observaban incrédulos cómo tenían que cancelar sus vacaciones en Asturias por el acoso de varias personas que acudieron hasta el pueblo donde se hospedaban tras hacerse pública su ubicación exacta, vivienda incluida, en un medio local y difundirse en las redes sociales. Sin embargo, los de Unidas Podemos no han sido las únicas víctimas de este escrache que ha provocado varios daños colaterales.

Uno de ellos afecta directamente a Casa María, el negocio de hostelería situado en el pueblo de Felgueras (Lena) donde estuvo la pareja. Su dueña, María Fernandes, hablaba este lunes con EL ESPAÑOL y no podía ocultar su indignación: "Tendríamos que estar muy orgullosos de que un vicepresidente y una ministra, sean del partido que sean, hayan elegido nuestro pueblo para tomarse unas vacaciones. Pero algunos los reciben con amenazas. ¿Y qué han conseguido? Echarlos. Solo eso. Me da vergüenza", decía.

La mujer, que regenta el negocio junto a su marido, había preparado la comida para ellos el pasado sábado. En concreto, María les acercó un pote —el cocido tradicional asturiano— hasta la vivienda en la que se alojaban junto a su anfitrión, el secretario general del Partido Comunista de España, Enrique Santiago. La pareja había llegado el viernes con sus tres hijos para disfrutar de unos días de descanso que duraron menos de lo previsto.

Un incomprensible boicot

El hecho de haberles preparado la comida por encargo ha puesto en la diana a Casa María, que se ha visto envuelta en una campaña de boicot y desprestigio en las redes sociales. La dueña confesaba a EL ESPAÑOL que estaba abochornada tras recibir el aluvión de críticas: "No dábamos crédito a lo que estaba pasando. Nos parecía increíble. Se está perdiendo el norte con tanta radicalidad", analizaba.

María se pregunta "¿cómo no iba a prestarles servicio por ser de Podemos o del Gobierno? ¿Pero estamus locos o qué?". A raíz del boicot y de "determinados comentarios ofensivos vertidos sobre nuestro restaurante" han decidido aclarar las cosas a través de la cuenta de Facebook del negocio. Primeramente, avanzan que "nuestro local sigue funcionando normalmente (adoptando todas las medidas necesarias en esta nueva normalidad) y sigue estando abierto para absolutamente todo el mundo".

Además, inciden en que "nuestra casa se desvincula totalmente de cualquier inclinación ideológica, siendo el respeto y la educación lo único que prima entre nosotros". Por último, animan a "todos y todas que intentáis boicotear nuestro local" a que "cesen en su empeño y vengan a comprobar por ellos mismos que nuestra cocina sigue abierta para todo aquel que quiera disfrutar de ella", advirtiendo que "en caso contrario adoptaremos las medidas oportunas".

Este incomprensible boicot a Casa María llega en un momento, además, en el que el sector servicios intenta levantar cabeza entre las medidas restrictivas para contener la pandemia y tras acumular meses de cierre y pérdidas a sus espaldas. El vicepresidente Pablo Iglesias, en el hilo que ha hecho en Twitter valorando lo que les había sucedido en sus vacaciones, ha querido tener unas palabras de cariño para el restaurante:

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