Desde que se conoció la sentencia del procés los disturbios no han dejado de sucederse en Cataluña. El pasado martes, cuando los radicales provocaron incluso varios incendios en Barcelona, los Mossos y la Policía Nacional intentaban repeler las concentraciones entre una lluvia de piedras, golpes e insultos. Así, en mitad del tumulto, un hotel de lujo situado en el Paseo de Gracia abrió sus puertas para cobijar a manifestantes de los comités en defensa de la República, los CDR.

El director del Hotel Condes de Barcelona, Raimon Senpau, se encargó de animarles a que se resguardasen allí mientras decía: "Ya estáis en casa, tranquilos. Si hace falta me pongo yo en la puerta". Ese gesto, el de tender la mano a los manifestantes, lo está pagando muy caro desde que la historia se hizo pública. Cientos de críticas organizadas han bajado en picado la puntuación del establecimiento de 4 estrellas.

Así, mientras en TripAdvisor la nota de los viajeros es "muy buena" y en Booking lo califican de "fabuloso", en las reseñas de Google se queda en un "aceptable" con una calificación de 3,2 puntos. Y es que mientras en los dos primeros portales la verificación de las opiniones es más rápida y eficaz, en el tercero resulta más fácil escribir comentarios fraudulentos, que es lo que está sucediendo en las últimas horas.

"Es mejor dormir en la calle"

Las críticas de los usuarios se agrupan en tres grandes bloques. Están aquellas que se dirigen al servicio del hotel y sus instalaciones, otras que se centran en una supuesta "discriminación" por no hablar catalán siendo españoles y, por último, se acumulan también decenas de comentarios haciendo mención a la apertura de puertas a los manifestantes. Eso sí, basta con darse un paseo por la web de reseñas de Google para comprobar que el mismo texto se ha copiado varias veces bajo identidades distintas, muchas de ellas falsas.

Los que escriben alertando de un "mal servicio en general", llegan a enumerar que sus habitaciones están "bastante sucias, parece que no habían limpiado el polvo en un mes", que las sábanas estaban "llenas de pelos", las toallas "raspan" y que el trato del personal es "chulesco y altivo". Afirman asimismo que se cuelan los roedores de la calle, que está "lleno de cucarachas" y que "las ratas de cloaca que puedes encontrarte son de tamaño sideral, desde el despacho de la dirección hasta la más modesta de las cámaras frigoríficas".

Otras denuncias se centran en el trato a los clientes que no hablan catalán, afirmando que "hemos notado un claro desprecio por ser de procedencia andaluza", que "te tratan amable si eres y hablas catalán" e incluso que "te miran con asco por ser español". Señalan que "son maleducados si eres español" y que "odian a los de fuera pero bien que quieren nuestro dinero", aseverando también que es "lamentable que no contesten a mi marido en español, nos han llamado extranjeros".

Sin duda, los comentarios más numerosos son aquellos que se refieren más concretamente a los altercados. "Proteger CDR's, salvarlos de la Policía en actos vandálicos, dice mucho del personal", opina un usuario. Otro señala al director porque "se dedica a refugiar en recepción a violentos" y "está al servicio de independentistas y terroristas urbanos". "El mismísimo director del hotel estaba diciendo a los radicales que esta era su casa", dice otro.

"Se trata de un sitio ideal para pasar las horas huido de la justicia si te dedicas a destrozar el mobiliario urbano, dañar al prójimo o atacar cobardemente a la Policía", apunta otro. Destacan además que "la ubicación es perfecta para ver de cerca atentados y manifestaciones violentas porque el fuego de los contenedores ardiendo te calienta" afirmando también que "durante mi estancia acogían a los revolucionarios":

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