Internet es la mayor recopilación de conocimiento que jamás ha creado el ser humano. Por desgracia, como toda gran herramienta, también tiene un lado oscuro. Igual que el fuego puede servir para dar calor y para quemar vivo a alguien, la red que permite el acceso a prácticamente cualquier dato, también proporciona una autopista para que cualquier estupidez pseudocientífica se extienda como la pólvora, y que haya quien quiera sacar provecho de ello, ya sea para lucrarse de forma directa o para tener sus minutos de gloria.

Una de estas teorías sin pies ni cabeza es que las personas con RH negativo descienden de extraterrestres o de los atlantes. Y aquí entra en escena Sabrina Sabrok, una actriz porno argentina que en su descripción de Twitter también se define como bruja, practicante de magia negra, medium, psíquica y cantante de death metal.

Tiene, además, RH negativo, lo que le ha permitido también aparecer en algunos titulares de prensa como "la actriz porno que dice tener sangre extraterrestre". Esto podía haberse quedado en una simple maniobra de publicidad friki de no ser porque le ha llevado a difamar al divulgador científico Vicente Prieto, presidente de Círculo Escéptico, acusádole de pedófilo sin pruebas ante la completa pasividad de Twitter.

La pregunta que comenzó el incendio

El divulgador, que está profundamente afectado por lo sucedido, ha explicado a EL ESPAÑOL que todo comenzó con un simple tuit que ni siquiera era suyo. "En Circulo Escéptico solemos buscar noticias sobre extraterrestres. Encontré esta y se la mandé a un compañero que la publicó en el Twitter del programa de RNE 'EL Lenguajeta'". A partir de ahí todo se desmadró.

La actriz, que no estaba etiquetada en el tuit del programa, respondió ya un poco fuera de sí: "Exacto, deberías estudiar y buscar sangre RH negativo antes de abrir tu bocota". El escéptico, entonces, realizó la única interacción con la actriz. Una simple pregunta: "Así que, ¿si tienen sangre Rh negativo son extraterrestres?" con un par de emoticonos de risa.

La actriz respondió con dos tuits antes de proceder a bloquearle. "Te cuesta leer, ¿verdad? No leíste, lo sé, gente como vos les cuesta leer, pero no sé ni quien eres, así que mejor no perder el tiempo con un extraño", entre emojis y la etiqueta #psycho (psicópata). "¡Jajaja! ¿Te duele pendejo? ¡Jajaja! Mejor te bloqueo para que dejes de molestar, psicótico". Y le bloqueó.

"Pensaba que eso acabaría ahí", cuenta el divulgador. Sin embargo no fue así. La actriz, que cuenta con casi medio millón de seguidores en Twitter, le acusó de estar mandándole fotos desnudo -a pesar de que no se seguían y de que tiene los mensajes directos desactivados, además de que lo había bloqueado-. Pero lo más grave vino después. "Cuando le dijeron que no se lo creían de mí, dijo que además de fotos mías le enviaba de niños". Y a estas acusaciones se sumaron los seguidores de la actriz y sus clubs de fans. "Si llega a seguir me acusa de asesino en serie. El acoso fue total". Este diario ha tratado de ponerse en contacto con la actriz, pero no ha recibido respuesta.

El escéptico se ha visto tremendamente afectado por lo sucedido, tanto que decidió eliminar su cuenta de Twitter. "Yo, que soy una persona normal, ética y honesta, no tengo porqué soportar algo así. No tengo ganas de aguantar algo así. Ha sido asqueroso y muy desagradable. Solo quiero olvidar". Todo esto ocurrió el sábado por la noche, el domingo por la mañana tanto la actriz como los acosadores habían borrado los tuits o configurado sus cuentas en privado.

La inacción de Twitter frente al acoso

La sensación de indefensión en estos casos es algo muy habitual -y más en este caso, cuando las difamaciones vienen desde Argentina y la víctima no tiene los recursos para interponer una demanda allí-. El problema del acoso y de los trolls es muy recurrente en redes sociales, pero Twitter es la que más lo ha sufrido y la que peor lo ha manejado.

No es la primera vez que el divulgador recibía insultos y acoso por esta red al destapar engaños psudocientíficos de algunos individuos que hacen de ellos su modus vivendi. "Twitter jamás ha hecho nada. Les da igual, protege el acoso y la difamación". La denuncia del acoso y las difamaciones recibidas cayó en saco roto.

La única respuesta que recibió fue un correo con apariencia de ser semiautomatizado. "Analizamos tu denuncia cuidadosamente y llegamos a la conclusión de que no hubo violación de las reglas de Twitter en relación con el comportamiento abusivo", empieza antes de proceder a justificar su decisión.

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"Algunos Tweets pueden parecer abusivos cuando se los mira de forma aislada, pero pueden no serlo cuando se los considera en el contexto de la conversación de la que forman parte", continúa, a pesar de que asegura también que "en virtud de garantizar que las personas se sientan seguras de expresar sus diferentes opiniones y creencias, no toleramos comportamientos que sean considerados como abusivos, incluyendo aquellos que acosen, intimiden, o utilicen el miedo para silenciar la voz de otros usuarios". Twitter, por seguridad y privacidad, no comenta casos específicos

El divulgador asegura que su decisión de abandonar Twitter no es fruto únicamente de esta experiencia, que "ha sido la gota que ha colmado el vaso". La falta de acción de la red social contra los trolls y los acosadores ha acabado desencantándolo. "La verdad es que cada vez lo usaba menos y no tengo previsto volver", dice.

Twitter hace años que tiene un grave problema con trolls y acosadores. Las medidas que ha tomado han sido pocas y en el mejor de los casos han sido inefectivas, como el algoritmo que tenía que detectarlos de forma automática; en el peor, sus sistemas anti-acoso han servido para que los acosadores acosen todavía más, como el sistema de reportes, que ha servido para que los trolls traten de cerrar cuentas que no les gustan.

Este es un nuevo ejemplo de el mucho trabajo que tiene por delante la red social si quiere acabar con estas actitudes tóxicas y crear un ambiente sano. Y hasta ahora todo el trabajo que han hecho para tratar de erradicarlo parece haber sido poco y claramente insuficiente.

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