"No quiero seguir pagando alquiler porque me niego a seguir pagándole la vida a más caseros".
Carmen, 39 años, sobre la vivienda: "Por más que tenga dos trabajos no puedo con una hipoteca de 200.000 euros"
"Si no tuviera dinero, lo entendería, pero yo gano un buen sueldo como para no poder hacer frente a una vivienda", protesta.
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La situación con la vivienda no cesa en su sostenido empeoramiento. El acceso a un inmueble, ya sea en alquiler o en compra, se ha tornado una tarea titánica para jóvenes y no tan jóvenes, ya que el encarecimiento sin límite del suelo está dejando con muy pocas opciones a personas que, en situaciones normales, disponen de un salario "aceptable".
Es el caso de Carmen Martín, una joven sevillana de 39 que combina un trabajo a tiempo completo con otro a media jornada. "Mi sueldo mensual se acerca a los 3.000 euros", afirma, pero sostiene que se trata de una situación "temporal" ya que está haciendo el esfuerzo de doblar su horario laboral para poder ahorrar y comprar un piso.
El problema llega cuando ni aún así es capaz de acceder a una vivienda. "No quiero asumir una hipoteca de 800 euros porque no quiero estar toda la vida sacrificada trabajando en dos sitios a la vez, pero con el precio de la vivienda es lo mínimo que voy a pagar con una letra a 30 años".
La sevillana reconoce rozar la "desesperación". En la actualidad vive en un piso de 60 metros cuadrados por 700 euros en la barriada de Pino Montano "sin ascensor, con humedades y en una zona en la que hay que andar con cuidado". Sin embargo, su casera le ha requerido el inmueble para que entre a vivir su hija y ahora se encuentra con el problema de volver al caótico y desazonador mundo del mercado inmobiliario.
"No quiero seguir pagando alquiler porque me niego a seguir pagándole la vida a más caseros, porque es una vergüenza el precio que piden por pisos que tienen un valor muy por debajo", razona Carmen, pero, a la vez, no tiene posibilidad de acceder a una hipoteca.
"Con la hipoteca la situación es más o menos similar con el agravante de que no me dan tanto dinero como piden los tasadores de las inmobiliarias", expone.
Precios desorbitados
A este aspecto también se le añade el hecho de que las viviendas para comprar también se encuentran muy por encima de su valor real. "No es lógico que una inmobiliaria diga que una vivienda cuesta 250.000 euros y el banco lo tase por 150.000 euros", protesta. "No debería estar permitido".
"Al final", resume, "el uno por el otro y la casa sin barrer". Carmen no quiere volver a casa de sus padres. "No tengo edad para volver y, por otro lado, tampoco tengo necesidad, porque mi sueldo es bueno", motivo por el que ve "completamente ilógica" la situación.
"Si no tuviera dinero o cobrara 500 euros, lo entendería, pero es que yo gano un buen sueldo como para no poder hacer frente a una vivienda", protesta.
Reconoce que es una situación que le está generando "ansiedad". Su estado anímico se está viendo continuamente afectado por esta situación, ya que es consciente de que en cuestión de meses tendrá que salir del que ha sido su hogar durante 8 años.