Imagen de un frigorista. Sevilla
Mario, frigorista de Cádiz: "La gente prefiere estudios universitarios, pero no saben que este trabajo es muy bonito"
Este joven de 19 años cobra actualmente más de 1.300 euros y señala que, "por ahora" le es suficiente porque no tiene "gastos fijos".
Más información: Nandez, andaluz viviendo en Irlanda, sobre lo negativo del país: "Si vienes por ocio, no es la mejor opción"
Acabado el Bachillerato, muchos jóvenes lo tienen claro: el siguiente paso es elegir una carrera universitaria. Sin embargo, cada vez son más los estudiantes que se animan a buscar alternativas. Aquí es cuando entra en juego la Formación Profesional (FP).
Esto fue por lo que se decantó Mario, un gaditano de 19 años que lleva dos dedicándose a la instalación y mantenimiento de las máquinas frigoríficas. Tanto las domésticas como las profesionales.
Este joven frigorista cuenta a EL ESPAÑOL que su empleo es "muy bonito", que gana poco más de 1.300 euros y que, como actualmente no tiene ningún gasto fijo, por ahora le basta con este salario.
No obstante, es plenamente consciente de que "alguien que tiene que mantener a una familia" necesitaría compaginar este trabajo con otro puesto o ampliar la jornada laboral.
Mario decidió hace dos años matricularse en un grado de FP de frío-calor, desde entonces, asegura que no le ha faltado trabajo.
En cuanto a la situación del sistema laboral, afirma que en lo suyo "no hace falta mano de obra", pero señala que hay "muchos trabajadores que no están especializados, sino que son trabajadores de toda la vida que han aprendido por sus familiares pero que no tienen un título que lo acredite".
Predisposición a la carrera universitaria
El mismo defiende que su oficio le gusta mucho y que el "problema es que la gente tiene muy arraigada la idea de meterse en una carrera universitaria o en estudios más enfocados a empleos nuevos".
"A mí instalar o encargarme del mantenimiento de los frigoríficos me parece algo bonito. Si te llevas bien con tus compañeros y pones empeño en lo que estás haciendo, el esfuerzo físico se nota menos", aclara a este medio.
No obstante, Mario subraya la dificultad de su empleo: "Es un trabajo que, en ocasiones, conlleva sus riesgos. Cuando digo que me dedico a esto, la mayoría de la gente piensan que solo trato con máquinas domésticas, pero para nada. En gran medida tengo que trabajar con los sistemas de los supermercados, que están en el techo de los mismos".
En paralelo, apunta otro de los contras de ser técnico de mantenimiento e instalación de estos sistemas, las horas extras. Sin embargo, Mario afirma que el tiempo que pasa de más, después se le compensa con días libres.
Este gaditano es uno de los miles de jóvenes españoles que decidieron con 17 años apostar por una alternativa a la carrera universitaria. Dos años después y con un sueldo que le permite, por ahora, afrontar sus gastos, no se arrepiente de la decisión que tomó.