El programa 'La tarde con María'.

El programa 'La tarde con María'. Canal Sur

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La mujer que se convirtió en un clásico de Canal Sur por confundir la palabra orgasmo: "Yo no sé qué es un 'mórgamo"

Rosario también se refirió a los relámpagos como 'repálagos'. Explicaba cómo se fue al lado del cementerio para mantener relaciones con el que después sería su marido.

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Sevilla
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Las personas mayores llevan años protagonizando los programas más aclamados de Canal Sur, la televisión autonómica de Andalucía. Entre ellas, Rosario ha sido una de las personalidades más aplaudidas por su sentido del humor y su confusión con la palabra orgasmo.

"Yo no sé qué es un mórgamo", explicaba en el programa La tarde con María, un magazine diario que se emitió entre 2007 y 2009 y que estaba presentado por la cantante María del Monte.

Rosario, una de sus más emblemáticas invitadas, lanzó varios comentarios cargados de un humor puramente andaluz.

Esta mujer también se refirió a los relámpagos como repálagos. Explicaba cómo se fue al lado del cementerio para mantener relaciones con el que después sería su marido.

"Hacía una noche de repálagos que entraban por las ventanas", contaba, mientras el plató entero se venía abajo de la risa. Una manera muy suya de relatar lo que para otros sería un secreto inconfesable: una noche de pasión clandestina con tormenta incluida.

“Yo no había visto nunca a un hombre desnudo. Había de todo y se hacía de todo, pero como hoy no”, decía, entre carcajadas, recordando que tenía 19 años y muy poca información.

Fue precisamente María del Monte la que le tendió la frase que la convertiría en archiconocida. “¿Qué es un mórgamo?”, preguntó la cantante.

“¡Ay, un mórgamo! ¡Yo no sé qué es un mórgamo, eso quisiera saber yo!”, dijo con toda la naturalidad del mundo. La frase quedó grabada en la memoria colectiva de Andalucía como si fuera un refrán, y aún hoy circula por redes sociales como reliquia de la televisión auténtica.

Pero Rosario no se quedó ahí. Era un pozo sin fondo de ocurrencias. “El punto G, ¿eso qué es?”, preguntaba. “Yo no le miento a nadie, por la gloria de mi madre, que yo no sé qué es eso. Yo solo hacía el amor y ya está”.

"Me da mucho miedo morirme"

También hablaba de la muerte, pero a su manera. "A mí me da mucho miedo de morirme, y mis niñas me dicen que me van a quemar y me van a echar al mar".

"¿Cómo me van a echar al agua si yo no sé nadar? Yo voy a morir tres veces: muerta, quemada y ahogada”. Su lógica era aplastante. Y desternillante.

Contaba que ella había dejado dicho lo que quería para cuando falleciera: "Que me vistan de gitana, me embalsamen y me sienten en la puerta de mi casa".

Cuando María del Monte le comentaba su gran sentido del humor, Rosario respondía: "Claro, por eso tengo arrugas, porque siempre estoy riéndome". No había espacio para el drama en su mundo. Ni para la amargura.

Los días de playa

Y cuando hablaba de la playa, el monólogo se convertía en pieza de museo. "Ahora se van mis hijas a la playa y se llevan hasta el butano y la olla exprés. Nosotros antes llevábamos papas aliñás y una sandía", zanjaba.

"No había ni para el tren", añadía. Así, explica que se montaba sin billete y que, cuando llegaba el revisor, se ponía a llorar y le decía que su marido estaba sacando todavía el billete. "Era mentira", reafirma.

Rosario no sabía lo que era un mórgamo, pero sabía perfectamente cómo ganarse el cariño de la gente. Lo suyo era vivir, contar y no cortarse ni un pelo. Y así, sin proponérselo, se convirtió en un clásico andaluz.