No sé qué ocurrió exactamente en el McDonald's de la Gran Vía entre la policía y Cayetano Rivera, pero la detención injustificada y las agresiones que ha denunciado el torero no me resultan extrañas dado que desde que comencé a ejercer hace casi treinta y cinco años me han contado muchas escenas parecidas.

Algunos policías imputan con ligereza tres delitos del código penal: desobediencia, resistencia y atentado a la autoridad. Esas infracciones penales coinciden muchas veces con la aparición de lesiones en los detenidos y a mí me han confesado algunos policías que es una defensa muy eficaz para aquellos policías que se exceden en el uso de la fuerza, pues así la justifican.

Hoy mismo me han consultado unos jóvenes sobre un caso ocurrido en una capital andaluza en la que iban a asistir a un concierto y se vieron asaltados de pronto en su vehículo por un ejército de policías que rompieron los vidrios de la furgoneta y comenzaron a golpearles sin explicación alguna. Causaron a los mismos lesiones importantes y a uno de ellos, que estaba grabando, le sustrajeron el móvil.

Este caso que comento se ha denunciado y hay imágenes. Los casos de abuso y violencia policial son muy frecuentes si bien se denuncia una mínima parte de los mismos porque las víctimas no suelen tener más pruebas que su propia palabra y como mucho un parte de lesiones.

Además, son infrecuentes los supuestos en los que otros agentes de la policía declaran como testigos apoyando la versión del ciudadano frente a las de sus compañeros.

Por otra parte, los perjudicados por actuaciones policiales infundadas tienen miedo de las consecuencias de presentar una denuncia. Es más, si a eso se une que tendrían que abonar los honorarios de un abogado para ejercer la acusación particular, la mayoría de esos ciudadanos prefiere no denunciar a la autoridad.

En el caso de Cayetano Rivera, a la espera de que se conozcan las imágenes recogidas por las cámaras de la hamburguesería madrileña, había numerosos testigos que son los empleados, otros clientes y los acompañantes del diestro. Parece ser que algunos de los presentes también grabó con su móvil.

Reitero que a pesar de desconocer lo que realmente ocurrió, no me extrañaría que lo que hasta ahora ha asegurado Cayetano Rivera sea cierto y por lo tanto, los agentes de paisano que se presentaron en McDonald's actuaran desproporcionadamente y causaran daños innecesarios al torero.

Independientemente de que fuesen los empleados de la hamburguesería los que llamasen a la policía y aunque Cayetano hubiera tenido un comportamiento indebido con algunos de ellos, esa conducta solo constituiría presuntos delitos leves si se demostrase tal conducta.

Pero a partir del momento en que entran los policías en el local, deben comportarse ejemplarmente, ser prudentes y no actuar como unos energúmenos. Según la versión policial, los agentes son increpados por Cayetano y éste no les obedece. Aunque esto ocurriese así, no son infracciones penales que justifiquen tirar a una persona desarmada al suelo y esposarla, causándole lesiones físicas que según el diestro aparecen en el parte de lesiones que obra en su poder.

Si a ello unimos el que fuese conducido a comisaría y permaneciese esposado allí incluso en los calabozos, podría constituir tal conducta un presunto delito de torturas, además de delitos de lesiones, contra los derechos fundamentales y otros que pudiesen concurrir.

He oído en numerosas ocasiones narraciones semejantes y muchos policías me han confirmado que ocurren habitualmente esas actuaciones irregulares de las fuerzas del orden debido a la falta de paciencia y prudencia de algunos compañeros, a la agresividad innata de otros, a la falta de formación, educación o escrúpulos.

Otros se creen impunes con un uniforme y un arma y se arropan en otros agentes que acuden al lugar a ayudarlos. No puedo olvidar lo que vi hace unos veinticinco años en el Parque de María Luisa de Sevilla, cuando un vigilante de seguridad agredió con su porra a un señor que tocaba su guitarra y a continuación solicitaba unas monedas a los paseantes por los jardines.

No solamente golpeó al indigente sin causa justificada sino que golpeó su guitarra flamenca hasta romperla a la misma vez que le gritaba que ya le había advertido anteriormente que no podía verle en el parque.

La respuesta de dos agentes de la policía local que se presentaron allí de inmediato fue: “¡Esto lo tienes que hacer bien, no aquí delante de todo el mundo!”, mientras el desgraciado joven yacía en el suelo quejándose.

Al ser un caso público, conoceremos los siguientes pasos en el caso de Cayetano Rivera, pero hay numerosos sucesos de brutalidad policial que no se denuncian por ser los afectados personas aterrorizadas por la actuación policial que lo que desean es defenderse más que acusar a sus agresores.

Si portasen cámaras obligatoriamente las policías desde el primer segundo de su actuación e igualmente en los patrulleros, comisarías y cuarteles se grabase todo, la actuación policial sería más acorde y respetuosa con los derechos humanos.