
Imagen de unas sevillanas disfrutando de la Feria de Abril. Sevilla
Sevilla, ante un rosario de actos masivos que ponen a prueba las costuras de la ciudad: "Es como una final de la Copa cada mes"
La ciudad, que superó con nota el partido Barcelona-Madrid, espera hoy el Betis-Fiorentina, la Feria de Abril y hasta una cumbre de la ONU.
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Sevilla no para. La ciudad ha celebrado ya una Semana Santa multitudinaria, una final de la Copa del Rey más que numerosa (casi 70.000 personas llegaron a la capital andaluza el pasado fin de semana) y le quedan por delante el partido Real Betis-Fiorentina, la Feria de Abril y un foro de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
La ciudad pone a prueba sus costuras tras aprobar con nota la organización del partido del pasado sábado con eventos más que multitudinarios que, según fuentes del Ayuntamiento de Sevilla, suponen un desafío en la seguridad, la limpieza y el transporte, sobre todo.
Si a la final de la Copa del Rey en la capital andaluza se trasladaron unas 70.000 personas, el partido de este jueves, indican en el Consistorio, puede atraer unos 10.000 menos, entre españoles e italianos. Otro desafío a la organización de grandes citas.
En el caso de la Feria es aún más súperlativo. La ciudad efímera que se levanta en Los Remedios atrajo el año pasado a más de 3 millones de personas. Superó en más de un millón al público que llegó al Real para disfrutar.
Y luego está la cumbre de la ONU. La cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo de la ONU, que se celebra en Sevilla entre el 30 de junio y el 3 de julio no es solo un desafío de organización por el número de personas. También por su perfil.
Expo 92
Porque a este encuentro está previsto que sea "el mayor que ha organizado Sevilla desde le Exposición Universal de 1992", indicó durante su presentación el alcalde de la ciudad, José Luis Sanz. Para el mismo llegarán personas de todo el planeta.
Sin embargo, todo el mundo confía en que la ciudad estará a la altura. Lo ha estado antes, señalan quienes están al frente de áreas claves en la gestión de la ciudad. Sevilla, aseguran, está lejos de haber encontrado su límite en cuanto a organización de encuentros de este calado.
La cuestión es: ¿Sevilla debe acoger todos los eventos que se le ofrezcan? ¿Hay que buscar la calidad por encima de la cantidad? Ahí hay división. Porque dentro del Ayuntamiento hay quien señala que la ciudad debe optar solo a lo que aporte turismo y visitantes de alto nivel. Y quienes entienden que hay que "a todo", señalan.
Sea como fuere, la Copa del Rey ya puso a Sevilla ante el espejo. El balance, subrayan desde el Ayuntamiento, fue positivo. El impacto económico superó los 60 millones de euros, indican. Hoteles y bares llenos. También las calles y el transporte público.
"Cuatro energúmenos"
El propio alcalde indicó que la organización había sido un éxito. Tan solo "cuatro energúmenos" ensuciaron mínimamente la fiesta del fútbol. Las matemáticas, razonan, avalan esa reflexión: hubo unas 70.000 personas en Sevilla por la final de la Copa del Rey. Los detenidos fueron cinco. Una minoría.
Con ese recuerdo en la memoria, llega el Betis-Fiorentina. La semifinal de la Conference League promete dejar también escenas de visitantes por la ciudad. Un alto cargo del Ayuntamiento advierte: "No son muchos menos que los que vinieron el fin de semana pasado. Es como una final de la Copa cada mes en Sevilla hasta el verano".
Porque, además de lo que se celebra en Sevilla, la ciudad nota también la onda expansiva de eventos como las motos en Jerez. Su parque hostelero se lo permite. Y atrae cumbres como la de la ONU.
Ahí la cuestión de la seguridad ganará como desafío a la de la limpieza o el transporte. En medio del nivel 4 de alerta antiterrorista, la capital andaluza se convertirá en escaparate mundial de la ONU. Las sensaciones en la Plaza Nueva son buenas. Sevilla ya ha demostrado que puede organizar actos de altísimo nivel. Hasta julio, cuando llegue el ralentí del verano, la capital andaluza estará obligada a un examen constante. A jugarse el que le estallen las costuras.