
Montadito de melva, pimiento morrón y mayonesa.
Este es el montadito más pedido por los sevillanos en los bares: rico en proteínas, de sabor intenso y bajo en grasas
Es una opción deliciosa que no compromete la digestión y que sienta especialmente bien en los días cálidos.
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Con la llegada del buen tiempo, Sevilla se transforma. Las terrazas se llenan, los veladores se multiplican en las esquinas y los bares cobran una vida especial que solo se entiende en el sur de Andalucía.
En esta ciudad donde el tapeo es casi un ritual y las costumbres gastronómicas se respetan como si fueran patrimonio, hay un protagonista indiscutible en las cartas: los montaditos.
Son un bocado delicioso y, generalmente, de pequeño tamaño, lo que invita a seguir probando más tapas o diversos tipos de montaditos. La versatilidad de este tipo de plato es lo que lo hace tan famoso, pues, a fin de cuentas, el pan combina con todo.
Sin embargo, los sevillanos tienen un montadito favorito. Es el de melva con pimiento morrón. Puede parecer sencillo, pero este bocado, fresco y sabroso, es el más pedido por los sevillanos cuando se sientan en un bar con una cerveza bien fría.
El éxito de este montadito no es casual. La combinación de la melva —un pescado azul de sabor intenso pero suave— con el dulzor del pimiento morrón, crea un contraste que gusta a casi todo el mundo.
Muy saludable
Además, se sirve en pan crujiente o calentado a la plancha, lo que redondea la experiencia. Este clásico de las barras sevillanas tiene, además, un atractivo añadido: es ligero, saludable y aporta nutrientes de calidad.
La melva, rica en proteínas y ácidos grasos omega 3, contribuye al buen funcionamiento del sistema cardiovascular, mientras que el pimiento morrón añade antioxidantes, vitamina C y fibra. En conjunto, es una opción deliciosa que no compromete la digestión y que sienta especialmente bien en los días cálidos.
No es de extrañar, por tanto, que se haya convertido en el favorito de muchos. Desde los bares más clásicos del centro hasta las tascas de barrio donde se sirve en papel de estraza, el montadito de melva con pimiento morrón reina en las comandas.
Su sencillez, su precio asequible y su sabor equilibrado lo hacen infalible tanto entre los fieles de toda la vida como entre quienes visitan la ciudad por primera vez y quieren probar algo local sin complicaciones.
Otras opciones muy cotizadas
Sin embargo, en Sevilla no todo es melva. Otros montaditos comparten también un lugar en el corazón —y el estómago— de los sevillanos. Uno de ellos es el de palometa con queso fresco, una combinación más suave pero igualmente exitosa, muy demandada especialmente en los meses de calor.
La palometa tiene una textura muy agradable y, unida al queso fresco, ofrece un bocado cremoso y sutil que encanta a quienes buscan algo menos intenso que la melva.
Por supuesto, no se puede hablar de montaditos en Sevilla sin mencionar el eterno montadito de pringá. Aquí ya entramos en otro terreno: el de la cocina de cuchara hecha bocadillo.
Se trata de una mezcla de carnes del puchero —tocino, chorizo, morcilla, jamón...— que se deshacen y se untan en el pan como si fuera un paté caliente.
Este montadito es más contundente, más invernal quizá, pero sigue siendo uno de los más queridos por quienes buscan una tapa tradicional con sabor a cocina casera. Es el alma del guiso convertida en tapa.
A lo largo y ancho de la provincia, estos tres montaditos se repiten con sus pequeñas variaciones según el bar o el barrio. Algunos le ponen un hilo de aceite de oliva virgen extra a la melva, otros añaden cebolla caramelizada a la pringá o aromatizan el queso fresco con orégano. Pero el espíritu es el mismo: pan, producto y un punto de calor que hace que cada bocado sepa a tradición.