El PSOE de Sevilla advierte de una plaga de oruga procesionaria en el Parque Alcosa. Según el grupo socialista, se han detectado multitud de estos animales en parques y zonas ajardinadas del barrio que provoca urticaria en personas y hasta la muerte en el caso de perros y gatos. 

Según el PSOE sevillano, las orugas han aparecido este año muy pronto debido "a las inusuales temperaturas de este invierno". Es lo que ha ocurrido, señalan, en "las zonas ajardinadas y valladas de la parte más antigua de la barriada de Alcosa".

El concejal socialista Juan Tomás de Aragón ha visitado la zona afectada, en el entorno de la Plaza Padre Castro y "ha constatado la presencia de la procesionaria y la existencia de nidos", señalan desde el PSOE local. 

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Ante esta situación, el grupo ha pedido al alcalde, José Luis Sanz, que actúe con toda premura. Además, le han acusado de "falta de previsión" ante este tipo de plagas. Así, reclaman al Gobierno municipal que frene la "peligrosa" plaga que afecta, sobre todo a niños y mascotas. 

Actuando desde octubre

Desde el Ayuntamiento de Sevilla replican que ya están actuando en todos los parques urbanos y periurbanos de la ciudad contra la procesionaria. Y lo hacen, además, desde el pasado mes de octubre. 

De esta forma, desde el equipo de Sanz no entienden la crítica la falta de previsión puesto que, señalan, sí se está atajando el problema desde hace meses. 

En todo caso, y sobre el foco concreto del que habla el PSOE, aseguran no tener constancia de ninguna denuncia vecinal. Es más, no hay datos, señalan, de que los árboles y zonas ajardinadas donde se han detectado las procesionarias sean de dominio público y, por lo tanto, responsabilidad del Ayuntamiento. 

Irritación y hasta la muerte

Además de los pinos, la procesionaria habita también en cedros y abetos. Esta oruga está cubierta de pelos urticantes que se desprenden al verse amenazadas y flotan en el aire.

Pueden provocar irritación en oídos, nariz y garganta en los seres humanos, así como intensas reacciones alérgicas tanto en las personas como en los animales domésticos.

La sustancia que le confiere esta capacidad urticante es una toxina termolábil denominada Thaumatopina. En el caso de las mascotas, además de la irritación, una ingesta accidental puede incluso derivar en graves daños en boca, esófago y estómago y provocar la muerte.