Desaparecida, Gran Reserva, Velvet, Las chicas del cable, Fariña... Ramón Campos y Gema R. Neira llevan más de una década creando series, primero en las cadenas nacionales y ahora para las plataformas. Se mueven con comodidad en varios géneros y les gusta aprovechar la ambientación de época para hablar de nuestro presente.

El último ejemplo es Jaguar, la serie sobre cazadores de nazis en la España franquista, que ha estrenado Netflix. SERIES & MÁS pudo hablar con ambos sobre su inspiración para el proyecto, de qué forma dialoga con la actualidad, y cómo en España aún le cuesta a quienes deciden animarse a correr el riesgo de ser los primeros en algo.

El elenco protagonista de 'Jaguar'.

 

Como pareja creativa, sois un poco como Robert y Michelle King de España, ¿cómo os repartís el trabajo, cuál es la especialidad de cada uno?

R.C.: La verdad es que no tenemos un formato a la hora de dividirnos el trabajo, surge de forma muy natural. O Gemma tiene una idea o yo tengo una idea y empezamos a pelotear; somos de lanzarnos bastante rápido al papel sin darle muchas vueltas. Y a partir de ahí, cuando vemos que en el papel se sostiene, empezamos a trabajar de una forma más profunda.

G.N.: Yo creo que sabemos aprovechar lo que tiene el otro y a nosotros nos falta. Ramón es más atrevido con muchas cosas. Yo soy más estructurada y creo que eso nos ha ayudado a hacer buen equipo, a aportarnos cosas el uno al otro. A la vez nos unen muchos intereses comunes, por lo que es más fácil lanzar un tema y empezar a hablar, a explorar y a ver qué puede salir de ahí.

Pensamos que poniendo distancia y hablando de los años 60, nos permite que el público al verlo pueda hacer una reflexión sobre otras cosas que están pasando hoy

Gema R. Neira

En el caso del Jaguar, concretamente, ¿cuál fue vuestra inspiración? En qué momento decís "tenemos que hacer esta serie"

R.C.: Entre todas las historias que teníamos en la cabeza, nos dimos cuenta de que las historias sobre nazis son muy atractivas y descubrimos la historia de los españoles que habían sido encarcelados campos de concentración nazis. Y que tras su liberación no habían podido volver a España porque se habían convertido en apátridas. El gobierno franquista los había rechazado y nos pareció que ahí había una historia interesante. Eso, unido a que España se había convertido en refugio de nazis que se habían marchado de Alemania. No sólo un refugio, sino lanzadera de algunos condenados que querían escapar a otros países. Juntando esos elementos nos pareció que ahí había por lo menos un caldo de cultivo de algo interesante.

¿De qué forma creéis que la serie dialoga con nuestra realidad?

G.N.: Habla del extremismo y del orgullo que sienten, ya no se esconden lo que piensan, sino que se expresan abiertamente. Como creador siempre te inspiras en el mundo en el que vives te inspira para buscar historias con las que conectas. También pensamos que poniendo distancia y hablando de los años 60, nos permite que el público al verlo pueda hacer una reflexión sobre otras cosas que están pasando hoy.

R.C.: Estamos viendo un momento de polarización muy importante, no solo en España, en todo el mundo, y esa polarización tiene peligros, tiene peligros porque desde ahí solo hay un lugar hacia el que ir. Casi ningún polo suele ir hacia el centro, suelen ir hacia los extremos y eso tiene riesgo porque en los extremos aparece la violencia.

G.N.: También entender nuestra historia. Este país es de esta manera ahora mismo por todo lo que hay detrás y por todo lo que han vivido las generaciones previas. Comprenderlo también ayuda a enfocar el conflicto de otra manera.

Hasta que no se hace primero una serie similar en Estados Unidos, es muy difícil que te digan que esa idea que habías tenido es interesante y quieren hacerla. Eso pasó con 'Fariña'. 

Ramón Campos

De dónde viene nuestro interés por crear siempre series de época.

R.C.: Las series que se desarrollan en otras épocas permiten contar historias de una manera que en la actualidad podría ser complicado y te permite hablar de la actualidad sin necesidad de señalar a nadie. Te permiten contar historias que tienen cierto reflejo con la actualidad, pero no tienes que señalar a nadie en concreto

Y qué debe tener una historia para que os interese echaros la manta al hombro y empezar a moverla.

G.N.: Uy, ¡qué difícil! Pues a veces ni lo sabes. Yo creo que el desconocimiento hace mucho. Nosotros somos personas inquietas, nos gusta aprender y creo que eso ha sido muy importante en toda nuestra carrera. Siempre hemos hecho cosas que nos han hecho aprender o de historia, o de conflictos personales o de explorar al ser humano de alguna manera y lo que nos pasa a nosotros día a día y las cosas con las que nos enfrentamos.

R.C.: En realidad hay algo en el estómago. Hay algo que no se puede explicar, que te pasa en el estómago cuando empiezas a desarrollar una historia y dices esto tiene pegada, esto va a llegar a la gente. Luego te puedes equivocar, pero esa sensación en el estómago la tienes de vez en cuando, no siempre. Desarrollamos muchas más de las que producimos, lógicamente, y hay algunas que no consigues que te peguen y vas notando que se desinflan, que se te caen entre los dedos. En cambio, hay otras que a medida que las vas desarrollando se van haciendo más fuertes.

G.N.: Si encuentras una llamita y dices "uy, qué interesante esto, voy a seguir leyendo...". Y entonces piensas, por qué no le va a pasar lo mismo al espectador, si lo haces bien.

Ser el primero en atreverse a hacer algo implica mucho riesgo y hay mucha gente que no quiere correrlo

Gema R. Neira

Con la llegada de las plataformas ha aumentado el número de producciones y también el riesgo a la hora de contar historias, pero cuál creéis vosotros que sigue siendo un tema tabú del que nadie se ha atrevido a hacer una serie en España.

G.N.: No te la podemos decir, porque si no, no podemos hacer la serie.

R.C.: Yo creo que, como creadores, no hay nada de lo que no podamos hablar o de lo que no estemos dispuestos a hablar. Deberías hacerle la misma pregunta a las plataformas y a los canales, porque son los que deciden qué se puede hacer y que no se puede hacer. Cuando digo nosotros, hablo por Gemma y por mí, por Aitor Gabilondo, por Alex Pina, por Javier Olivares... Yo creo estamos todos preparados para contar cualquier cosa.

Imagen promocional de 'Fariña'.

¿Habéis recibido alguna vez negativa por algún tema en concreto?

R.C.: Sí, por ejemplo Fariña. Nosotros escribimos en 2005 una serie que se titulaba Narcos, que se desarrollaba en Galicia y que era la historia de los narcotraficantes gallegos. En aquel momento, cuando lo presentamos en las cadenas nacionales, nos dijeron que nadie querría ver una serie en la que los protagonistas fueran los malos. Y nosotros decíamos: "pero lo interesante es eso". Y entonces, cuando salió Narcos en Netflix una década después, nos compraron Fariña. Estas cosas pasan continuamente, Hasta que no se hace primero una serie similar en Estados Unidos, es muy difícil que te digan que esa idea que habías tenido es interesante y quieren hacerla. Eso pasó con Fariña

G.N.: Ser el primero en atreverse a hacer algo implica mucho riesgo y hay mucha gente que no quiere correrlo.

'Jaguar' está disponible en Netflix. 

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