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El veto de celebrar los ritos islámicos en los espacios públicos de Jumilla (Región de Murcia) ha caído como un mazazo sobre la comunidad musulmana, que ve esta noticia con temor a que esta medida se replique en otros lugares.

Los motivos de esa indignación están justificados, pese a que la medida está bien atada a nivel legal. "Con esto nos hacen daño, porque ya no podremos juntarnos en nuestras fiestas". La que habla es Ana María Lozano, una mujer nacida en Cartagena hace 38 años que decidió convertirse al islam.

"Ahora nuestros hermanos de Jumilla tendrán que irse a otros municipios para poder celebrar nuestras dos fiestas", expone a EL ESPAÑOL. "Esto es un sinsentido. ¿Se piensan que haciendo esto vamos a abandonar el islam? Claramente no".

Si de algo tiene experiencia esta mujer que sigue las enseñanzas del Corán desde los 20 años, es de luchar por los derechos de su comunidad. Hace solo unos meses, logró que un juzgado de Cartagena reconociera el derecho de esta comunidad a acceder a parcelas en el cementerio municipal, en una sentencia histórica.

Sin embargo, la esperanza que abrió esta victoria judicial se ahoga al conocer esta nueva noticia que viene desde la otra punta de la Región de Murcia. "Tengo miedo de que esta medida se extienda a otros lugares".

Ana María Lozano, entrevistada por EL ESPAÑOL en su casa. J. I. M.

"Después de lo de Torre Pacheco se ha extendido el odio. De hecho, la gente ya no me saluda como antes, así como si yo les hubiera hecho algo. ¿Por culpa de los tres tontos del pueblo nos la vamos a ganar nosotros que estamos luchando por la integración, por la tolerancia y por ayudar a los demás? Es muy triste que esté calando el mensaje de Vox entre la ciudadanía".

La conversa valora que esta medida "solamente crea odio y discriminación, porque aunque no se señala directamente que esté prohibido el uso de estos espacios para los musulmanes, es nuestra comunidad la que los suele pedir para hacer celebraciones religiosas".

"Es algo que viene para discriminar a los musulmanes. Lo que ha argumentado Vox es que son prácticas ajenas a nuestra identidad española... Perdona, yo soy española y no he perdido mi identidad por ser musulmana".

Las dos fiestas que se pueden ver afectadas por la moción aprobada por el Pleno de Jumilla son el final del Ramadán y la fiesta del sacrificio. "En cada una pasamos varias horas en las que lo único que hacemos es decir un sermón, rezamos y nos vamos".

"He estado en Marruecos y allí hay libertad de culto, y eso que se le tacha de ser un país menos avanzado que España. Pero allí no se meten con los cristianos. Es una vergüenza nacional que aquí, que se supone que estamos más desarrollados, sí que nos metamos con la confesión exclusivamente musulmana".

Controvertido, pero legal

La norma aprobada en el Pleno del Ayuntamiento de Jumilla forma parte de una iniciativa municipal del PP que modificaba y rebajaba una moción previa de Vox que proponía explícitamente que se prohibieran celebraciones islámicas en el municipio.

En este sentido, la secretaria de la Asociación de Consumidores Halal (ACOHA), Marian Aretio, explica a este diario que la medida aprobada por el Pleno del Ayuntamiento de Jumilla es "totalmente legal": "Lo que han hecho es ajustar su normativa y decir que en las instalaciones deportivas municipales solo se pueden hacer actividades deportivas y otras que promueva el Consistorio".

"Es decir, que antes podía llegar un determinado colectivo y solicitar el acceso a esas instalaciones. Pero ahora no, porque solo se podrán celebrar las actividades que el Ayuntamiento impulse".

Pregunta.– ¿Se puede considerar de alguna forma esta moción como un delito de odio?

Respuesta.– No, esta medida no puede resultar discriminatoria dentro de la normativa legal porque no apunta hacia un determinado colectivo... Eso a nivel normativo. Pero en la realidad, todos sabemos hacia dónde han apuntado.

Solo se podría señalar delito de odio si a nivel legal hubieran restringido el uso de esas instalaciones a determinados colectivos, pero no es así. Esto es un ajuste de funciones o permisos: restringen el uso de esas instalaciones deportivas para el fin para el que han sido creadas, y para otros actos que el propio Ayuntamiento impulse.

La polémica estriba en que "durante años, la comunidad musulmana de Jumilla ha hecho uso de esas instalaciones para celebrar sus festividades religiosas, y nunca ha habido ningún problema". Ahora, con este cambio, esto no podrá volver a hacerse, salvo que sea la propia Casa Consistorial la que impulse este tipo de celebraciones.

"Vox se ha llevado la medalla de sus seguidores, y el PP le ha hecho el trabajo sucio, porque en estos días se tenía que cerrar el presupuesto del Ayuntamiento de Jumilla, y los populares necesitaban el apoyo de los de Abascal".

'El islam forma parte de España'

Esta noticia ha trascendido al ámbito nacional apenas unas semanas después de los disturbios que tuvieron lugar en Torre Pacheco, cuando grupos extremistas acudieron al municipio desde otros puntos de la comunidad y alrededores para tomarse la justicia por su mano. El motivo: la agresión, supuestamente sin motivo, a un pensionista de 78 años a manos de varios jóvenes magrebíes.

Por esta razón, el debate sobre la inmigración y la inclusión de la comunidad islámica sigue latente en la Región de Murcia. Una de las mayores activistas de esta causa es Sabah Yacoubi, presidenta de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes de Murcia (ATIM).

Sabah Yacoubi, presidenta de la Asociación de Trabajadores e Inmigrantes Marroquíes en Murcia (ATIM).

Yacoubi lleva seis años luchando por los derechos laborales de los ciudadanos procedentes de Marruecos que residen en territorio murciano, al mismo tiempo que ejerce como activista contra el racismo. Esta noticia, tal y como reflexiona ante EL ESPAÑOL, abre la puerta a "una regresión que recuerda tiempos oscuros".

"No se trata solo de celebrar una fiesta religiosa en un pabellón. Está en juego el principio de igualdad ante la ley y el respeto a la diversidad democrática".

"Hoy es el Eid, mañana será el derecho a vestir como quieras o rezar a quien quieras. Hay que decirlo claro: no se trata de identidades, se trata de derechos y los derechos no se negocian".

"Hablar de 'actividades ajenas a la identidad del pueblo' es falso y peligroso. ¿Desde cuándo se cuestiona que las procesiones de Semana Santa usen las calles? ¿Quién decide qué es la identidad del pueblo?"

Yacoubi defiende la libertad de la comunidad musulmana a hacer uso de las instalaciones públicas como cualquier otro ciudadano: "En Jumilla viven más de 1.500 musulmanes que pagan impuestos y forman parte de la comunidad. Tienen el mismo derecho que cualquiera a usar los espacios públicos para sus celebraciones".

Además, respecto a las declaraciones de Vox de que los ritos musulmanes son "una práctica cultural ajena a España", la presidenta de ATIM es tajante: "El islam sí forma parte de España. Negarlo es negar casi ocho siglos de historia. El legado andalusí está en nuestra cultura, lengua, arquitectura y tradiciones. No es extranjero, es nuestro. Pretender borrarlo es revisionismo que solo busca sembrar odio".

"Lo que ha pasado en Jumilla me parece inaceptable", prosigue Yacoubi, que sí que ve en esta norma un atentado contra la libertad religiosa. "Prohibir las fiestas religiosas islámicas en espacios públicos no es una simple decisión administrativa, es discriminación pura y dura que vulnera la Constitución y los acuerdos que el propio Estado firmó con la Comisión Islámica en 1992".

"Quienes dicen defender la 'españolidad' de ciertas costumbres mientras atacan otras protegidas por ley, están actuando contra la propia Constitución, que en su artículo 16 garantiza la libertad religiosa y de culto sin más límite que el respeto al orden público".

"Ya en 2013 el Tribunal Supremo dejó claro que los ayuntamientos no pueden legislar en contra de ese principio, como cuando tumbó las ordenanzas contra el uso del burka en Lleida y otros municipios".

Lo más preocupante, según Yacoubi, es que este tipo de decisiones "no son hechos aislados". Sin ir más lejos, vuelve al ejemplo de los disturbios de Torre Pacheco, donde reflexiona que "se ensayan discursos y políticas islamófobas bajo el paraguas de una supuesta defensa de 'lo nuestro'".

"Es un experimento político de exclusión, un laboratorio de racismo institucional, y lo que hoy se permite en Jumilla puede ser la antesala de lo que se intente aplicar mañana en otros pueblos y ciudades de España si no se frena a tiempo".