Los Alcázares

Cualquier padre desea que sus hijos se labren un futuro por el buen camino. Para los respectivos progenitores de Agustín, de 24 años, y Natalia, de 18 años, ese anhelo era un quebradero de cabeza: ni él ni ella fueron buenos estudiantes y pasaban más tiempo en la cola del paro que agachando el lomo, todo ello, mientras vivían en casas como okupas y salían de juerga -cigarritos aliñados mediantes-. Pero lo que sus familiares jamás se habrían imaginado es que serían detenidos por quemar supuestamente a un hombre en el marco de un triángulo amoroso.

"Todo esto es muy duro: no esperábamos algo así", subrayan a EL ESPAÑOL dos de los hermanos de uno de los detenidos por la macabra muerte de Juan Manuel: un trabajador agrícola, de 34 años, cuyo cadáver apareció calcinado en el interior de su Hyundai Tucson en un bancal de Cartagena. "Este lunes vino la Guardia Civil a decirnos que buscaban a Agustín y a Natalia". Los novios finalmente fueron detenidos -horas más tarde- en un piso de Los Alcázares antes de huir a Granada.

"Pensamos que buscaban a Agustín por la orden de alejamiento que tenía de Natalia por una denuncia que le puso la madre de la chica, por malos tratos o por acoso, pero que en realidad lo hizo para que rompiesen su relación", según aseguran los familiares del detenido. Estos dos hermanos han sido testigos de la problemática relación que el chico, de 24 años, mantenía con la chica, de 18 años, pero insisten en que no pueden encajar lo sucedido: "Era impensable que hicieran esto".

Agustín le echó el ojo a Natalia, una bella adolescente de la diputación cartagenera de Pozo Estrecho, desde que la conoció porque era amiga de su novia. "A mi hermano le gustó esa chica desde que su pareja se la presentó hace unos cuatro años". Por aquel entonces, Natalia mantenía una relación sentimental con Juan Manuel: un atractivo divorciado, de 34 años, y padre de una niña. Esa fue la semilla de este trío amoroso que ha tenido un trágico final.

A un lado, el todoterreno calcinado de la víctima, y al otro, Adán, mostrando un retrato de su difunto hermano, Juan Miguel. Badía

"Hace unos meses Natalia rompió con Juan Manuel y empezó a salir con Agustín". El noviazgo era tan pasional como tempestuoso. "No tenían trabajo y se fueron a vivir de okupas, en tres semanas ocuparon dos viviendas distintas en la Urbanización Oásis, cerca de la playa de Los Narejos. "Mis padres les dieron la oportunidad de venirse a su casa a convivir con ellos porque no tenían luz ni agua".

La relación de los adolescentes no dibujaba un horizonte fructífero porque estaban en paro. Agustín no se llevó bien con los libros en el instituto, estuvo relacionado con un robo de cable de cobre y tenía poca experiencia para hacerse hueco en el mercado laboral. "Había sido tractorista en el sector agrícola". Natalia tampoco acabó Secundaria, sus padres se divorciaron y como con su madre no paraba de discutir, la joven siendo menor de edad se instaló en casa de sus abuelos y después apenás logró trabajar en alguna ocasión como jornalera.

"Mis padres se apiadaron de ellos". El inicio de la convivencia de los novios en la casa de los suegros fue bueno. A Agustín le contrataron en una organización sin ánimo de lucro, como acompañante de autobús que traslada a discapacitados, y a Natalia en unos semilleros agrícolas. 

El teléfono la delató

Las turbulencias en el hogar familiar llegaron con las discusiones de pareja por celos. "Natalia no tenía teléfono porque rechazó el que su padre le quiso dar para estar en contacto con ella y le quitaba el móvil a mi hermano, Agustín, para llamar a su exnovio, Juan Manuel".

El registro del teléfono delató a la chica y el chico comenzó a desconfiar porque el goteo de llamadas iba a más. "Una vez escuchó a la zagala decirle 'te quiero' a Juan Manuel y Agustín le dio a Natalia un ultimátum: ¿Estás conmigo o con él?". 

La convivencia en casa de los padres de Agustín comenzó a tornarse infumable porque "a Natalia le duró dos días el empleo" y empezó a dedicarse a no hacer nada: "Ella se levantaba a las doce y no ayudaba en las tareas del hogar, mientras mi hermano trabajaba". Cuando a Agustín se le acabó el contrato la cosa fue a peor: se pasaban el día en la playa de la Plaza del Espejo de Los Alcázares, en el chiringuito, tomaban copas en salones de apuestas, fumaban tabaco aliñado...

Y todo ello maridado con continuas discusiones por el triángulo amoroso: "Natalia le daba ilusiones a Agustín, pero no dejaba de llamar a su exnovio, Juan Manuel". De hecho, la familia del difunto Juanma confirma a EL ESPAÑOL que la adolescente se seguía viendo con el divorciado en encuentros esporádicos, al tiempo que supuestamente le amenazaba con quemarlo si no retomaba la relación sentimental con ella.

Al final la situación explotó. "Nuestros padres les echaron por sus broncas y porque no trabajaban ni aportaban nada en casa. Ella quería estar saliendo con los dos a la vez". La relación de pareja no dejaba de tensarse por la existencia de un tercero en discordia y su regresó a la vida okupa en la Urbanización Oásis no funcionó porque Agustín terminó pidiendo ayuda a su amigo Mustapha.

Mustapha en la puerta de su casa donde se ocultaron Agustín y Natalia. Badía

"El viernes pasado me llamó Agustín y me dijo si podía venir a dormir con su novia, porque se había ido de casa por una discusión con sus padres", tal y como confirma Mustapha a EL ESPAÑOL. "Yo fui vecino de sus padres hace diez años, conocí a Agustín cuando era un crío regordete, no paraba de jugar y reírse: ¿Cómo le iba a dejar durmiendo en la calle?" 

Este marroquí desgarbado, de 52 años, que unas veces se gana la vida como peón en el campo y otras 'cosechando' chatarra, le ofreció una habitación a la pareja de adolescentes en su casa destartalada de dos alturas de la calle Manuel Acedo de Los Alcázares. Mustapha paga un alquiler para vivir solo en la planta baja, con la única compañía de unos gatos callejeros, mientras que varios compatriotas comparten la primera planta al estilo patera: cada habitación tiene un catre, mesita y un candado. 

- Mustapha: ¿Qué hicieron Agustín y Natalia cuando estuvieron en su casa?

- El viernes llegaron directamente por la noche para dormir. El sábado se ducharon y se fueron. Ni comieron ni cenaron aquí: estuvieron en la playa, con amigos y salieron de fiesta. El domingo volvieron a hacer lo mismo, en cuanto se levantaron se marcharon y ni siquiera desayunaron.

Agustín se terminó poniendo ebrio y la madrugada del lunes salió a buscar a Natalia cuando se enteró de que se había ido en bicicleta a la casa de su exnovio, Juan Manuel. El divorciado se llevó a la adolescente en su todoterreno al Paraje de Los Marines en Cartagena y allí tuvo lugar el crimen del triángulo amoroso.

- Mustapha: ¿Usted vio discutir a la pareja por temas de celos horas antes del crimen?

- No hermano. Ellos hicieron lo mismo los tres días que estuvieron aquí y el domingo, en cuanto se levantaron, se marcharon por la mañana y volvieron a mi casa pasadas las cinco de la madrugada del lunes. A Agustín no le había dado llaves, así que me gritaron a la ventana de mi habitación que está pegada a la calle y les abrí. A esas horas no me fijé en nada, ni me paré a hablar con ellos, se metieron directos a su cuarto y yo al mío.

Este diario entró en el inmueble donde los novios pasaron sus últimas horas antes de ser detenidos por la Guardia Civil. Las condiciones higiénicas son pésimas. En el cuarto en el que durmieron hay un colchón mugriento apoyado en la pared, revolotean las moscas y campa a sus anchas el mal olor por la presencia de gatos. En el suelo hay un ventilador, una maleta y una bicicleta de montaña de Agustín y Natalia.

El cuarto donde Natalia y Agustín pasaron sus últimas horas antes de ser arrestados. Badía

- Mustapha: ¿El lunes por la mañana notó algo raro cuando ellos se despertaron?

- No estaban nerviosos. Natalia y Agustín se levantaron como siempre, a las doce del mediodía, luego se asearon y me dijeron que ya no iban a dormir más en mi casa porque se marchaban a Granada.

En la práctica, la sincera respuesta de este ciudadano marroquí, pone de manifiesto que los novios iban a huir a Granada en previsión de que -más pronto que tarde- alguien encontraría en el Paraje de Los Marines el Hyundai Tucson, con el cuerpo calcinado de Juan Manuel.

Lo que ocurre es que eso pasó antes de lo que ellos calcularon: un agricultor llamó a los bomberos a las 5.40 horas de la madrugada del lunes y pasada la una del mediodía la Guardia Civil se plantó en casa de este marroquí tras recabar información de los familiares de los novios y los hermanos de la víctima mortal. "¡Vino un montón de agentes!", clama Mustapha.

"Agustín no es gente mala, es un chico con muchos amigos, le conozco desde niño", argumenta este cincuentón -sin dar crétido a la detención-. "Pensé que se habían metido en una pelea, pero cuando los agentes me contaron lo del muerto, les dije que no sabía lo que habían hecho: yo no estaba ayudando a ocultar a nadie".

A prisión sin fianza

 El Juzgado de Instrucción número 3 de Cartagena ordenó este miércoles el ingreso en prisión provisional, comunicada, y sin fianza, para Natalia y Agustín  por la muerte de Juan Manuel, cuyo cadáver fue encontrado en un coche incendiado.

"Se les investiga por un delito de asesinato/homicidio y omisión del deber de socorro", según informó un portavoz del Tribunal Superior de Justicia. "Además, a ella se la investiga por un delito contra la seguridad vial por conducir sin carné. Y a él, por un quebrantamiento de medida cautelar, ya que tenía una orden de alejamiento respecto de la detenida".

En la pequeña diputación cartagenera de La Puebla, donde residía el difunto Juan Manuel, y en Los Alcázares, donde vivían Natalia y Agustín, casi todos los vecinos chismorrean que "le pegaron con una llave inglesa en la cabeza, lo ataron en el asiento traseo de su todoterreno y luego le quemaron". La autopsia deberá aclarar las causas de la muerte violenta de este treintañero, cuya familia está rota de dolor.

- Mustapha: ¿La Guardia Civil intervino una herramienta durante el registro al cuarto que usted le cedió a la pareja de novios?

- No lo sé hermano. Solo vi que cogieron un teléfono móvil.

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