Ángel Santiesteban Prats (La Habana, 1966) es uno de los escritores cubanos más reputados de la última década. En 2013, coincidiendo con su entrada en prisión por motivos ideológicos, ganó el Premio Internacional Franz Kafka de Novelas de Gaveta (República Checa). El año pasado se hizo con el premio Vaclav Havel a la disidencia creativa. Es uno de los nombres estratégicos de la disidencia cubana desde que abrió su blog "Los hijos que nadie quiso". Su último éxito ha sido el guión de la película Plantados, que describe los horrores de la dictadura cubana y se llevó el premio del público en el último Festival de Cine de Miami.

Él estuvo en primera línea de las manifestaciones del pasado domingo en Cuba. Tras ellas, las fuerzas del régimen iniciaron el proceso de purga: agresiones, detenciones masivas y hasta algún fallecido (el gobierno sólo reconoce uno, la disidencia habla de varios). La detención que más repercusión tuvo en España fue la de su pareja, Camila Acosta, corresponsal del diario ABC en la capital cubana. Ángel estuvo a su lado en las protestas.

Camila quedó en libertad este viernes. Ángel logró escapar, tras identificar varias emboscadas. Ahora se halla escondido en un inmueble de La Habana, en una ubicación por determinar, "para evitar que me secuestren", le explica a EL ESPAÑOL en conversación telefónica. La cobertura es mala y la llamada se corta constantemente. Resolvemos acabar la entrevista mediante audios de Whatsapp, que tardan lo indecible en llegar. Transcribimos aquí, en primera persona, el testimonio del escritor oculto. 

"Desde aquí no veo la luz del sol. Sí que veo luz, pero no es la calle. Sólo acierto a ver la claridad que entra a través de un patio interior. Llevo aquí escondido desde el lunes. Intentamos que no venga mucha gente, que no vean mucho movimiento de personas que vienen a ayudarme. Estoy oculto porque vendrán a secuestrarme. Llevan buscándome desde el domingo, pero de momento he conseguido escapar. Necesito explicar lo que está pasando antes de que me encuentren y sea tarde.

Estoy oculto en un inmueble de La Habana, yo solo. Los primeros días estuve comiendo huevo hervido y eso me ha hecho mal en el estómago. La gente que viene a ayudarme lo hacen a escondidas y claro que tienen miedo. Porque saben que en la calle siempre hay alguien dispuesto a delatar para ganarse unos puntos con el gobierno. Acuérdate siempre de que esta dictadura es muy rencorosa: te la cobra... o te la cobra.

Santiesteban, disidente cubano.

Yo estuve con Camila en la manifestación del domingo, que fue una cosa totalmente espontánea. No está Miami detrás ni nada de lo que siempre dicen. Es el pueblo cubano el que se ha cansado y se ha echado a la calle. Nosotros nos unimos a una manifestación que vimos en el Capitolio. Camila sólo tiró fotos. Yo sí que estuve en primera línea y grité "Patria y vida" y esas cosas. 

Primera emboscada

Al día siguiente me tendieron la primera emboscada. Me llamó el hombre del alquiler y me dijo que fuese a la casa, que tenía que verme. Justo en ese momento estaban deteniendo a Camila y yo no tenía ni idea. Me llamó el casero y yo pensé "qué raro, si ese hombre nunca me llama". Entonces fui, pero en lugar de entrar con la moto por donde hago cada día, entré por la espalda. Ahí ví a una patrulla oculta a media cuadra. Me fui y llamé al del alquiler. Le pregunté si él sabía que había una patrulla escondida y me dijo "Ah, espera, espera" y me colgó.

A los pocos minutos me llamó para decirme que la patrulla ya se había largado, que seguía queriendo verme. Yo ya sabía lo que estaba pasando, le pregunté si estaban allí con él y, sabiendo que me estaban escuchando, es dije unas malas palabras, muy feas que no vamos a reproducir, y le colgué.

Llamé entonces al padre de Camila, que yo había quedado en ir a recogerlo a un parque. Él fue el que me dio la noticia de que la habían detenido. Ahí también me temí lo peor y acerté: segunda emboscada. Llegué con la moto cerca del padre y me detuve a media cuadra de allí. Su padre estaba esperando sentado. Pero en una banda del parque vi medio oculta a una patrulla y en la otra banda a otra.

Yo me percaté enseguida y llamé al padre de Camila por teléfono y le dije "muévete, ponte a caminar hacia el mismo sitio por el que has venido". El hombre lo hizo y las patrullas se movieron. Lo volví a llamar y él mismo se había dado cuenta. Me dijo: "Eso es para ti, no aparezcas". Llamé entonces a unos amigos para que fuesen a buscarlo y yo me fui. 

"Vendrán a por mí"

Desde entonces estoy escondido. Hasta que triangulen mis teléfonos o alguien les dé un soplo y vengan de nuevo a secuestrarme. Para mí no es nuevo. Yo vivía muy tranquilo escribiendo y no metiéndome con la dictadura. Yo vivía en aviones, presentando el libro en una feria aquí y recogiendo premio allí. No tuve problemas mientras no me metí en política. Pero meterse en política en Cuba es decir lo que uno piensa. Yo abrí un blog en 2008 para explicar lo que yo pensaba de lo que estaba pasando en nuestro país. Ahí empezó el acoso. 

Santiesteban, escritor y disidente cubano.

Entre 2008 y 2013 me acusaron de las cosas más terribles que te puedas imaginar. Me acusaron de haber atropellado a un niño en la vía pública y no haberme detenido. Menos mal que no hubo ningún niño fallecido que me pudiesen colocar. Me acusaron de robo con violencia, de intento de asesinato y de haberle pegado a la que entonces era mi pareja, una actriz popular de Cuba a la que utilizaron en mi contra. Ella misma todavía a día de hoy me pide perdón. Ella también ide la liberación de Camila.

Me encarcelaron por 5 años, pero muchos eurodiputado hicieron fuerza y entregaron una carta por medio del ministro de Relaciones Exteriores de Alemania y me liberaron a los dos años y medio. Al régimen entonces le interesaba tener una buena relación con el gobierno alemán y me soltaron. Durante esos dos años y medio vi y viví muchas torturas.

Las torturas

Yo denuncié que un oficial, de apellido Mediaceja, estranguló a un chaval con sus propias manos en una celda y después buscó una sábana y fingió que el muchacho se había ahorcado. Yo lo denuncié y los que estaban en las otras celdas corroboraron lo que había pasado y que ellos habían escuchado cómo lo iba estrángulando, cómo lo iba apagando. Yo hice la denuncia y lo acabaron degradando, de Teniente Coronel a Mayor, pero siguió en su mismo puesto de hacer trabajo sucio.

En cada prisión hay torturas especificas. Yo, por ejemplo, sé cuándo una persona ha estado en el penal de Villaclara porque le faltan los dos dientes de adelante. A los presos les hacen una cosa que se llama la bicicleta: te esposan con las manos detrás y te hacen perder el equilibrio metiéndote la tonfa (porra) por detrás, haciéndote caer. Si así no se te caen, te estampan contra una pared o te tiran por las escaleras. Por lo general pierden los dos dientes frontales.

Angel Santiesteban ha recibido numerosos premios internacionales por sus libros

En esa misma cárcel hay otra tortura que consiste en atarte en una silla giratoria de barbero, te dejan a oscuras y te empiezan a dar vueltas, vueltas, vueltas. Mientras giras, varios guardias con tonfas te empiezan a golpear y no paran, que no sabes de donde te vienen los golpes, si estás vivo o muerto. Los agredidos siempre salen de ahí vomitados del mareo, o manchados de orina del miedo, o cosas peores.

En la prisión de Matanza hay un lugar que se llama La Polaca, que es un lugar a cielo abierto y te dejan desnudo, a aguantar las inclemencias del tiempo: ahí lo mismo puedes morir de pulmonía, de hambre o de insolación. Te dan golpizas constantemente y es lo normal. Yo estaba plantado [es el nombre con el que se conoce a los presos cubanos que siguen ejerciendo resistencia una vez presos] y un par de veces casi me asfixian para obligarme a abrir la boca e introducirme sus líquidos. 

"Tocan a la familia"

Yo estuve en lo que podríamos llamar una prisión de escarmiento, donde mandan a los peores delincuentes. Yo no acepté la ropa de preso ni me afeité en todo el tiempo que estuve. Ahí no comía la comida de la prisión, porque te pueden envenenar. Yo sólo comía lo que me podía pasar mi familia: desayunaba unas galletas de sal con leche y almorazaba una sopa china de esas instantáneas de sobre con agua caliente. Es como una prisión de escarmiento donde mandan a los peores delincuentes. A mí me tuvieron 4 meses y medio allí.

Pero, para mí, la peor de las torturas es la psicológica. Te tocan a la familia, te la vejan y humillan. Por cualquier cosa te atacan a la familia, te retiran las visitas, te impiden ver a tu gente. Por cualquier cosa te quitan hasta el aseo. En cambio, al que trabaja para ellos le dan más prebendas: más espacio, mejores comidas... Si te plantas vas a pasarlo mal. 

Sé que volveré a la cárcel en cuanto me encuentren. Desde allí se pueden hacer cosas, porque yo he luchado contra la dictadura aún estando preso. Lo que me da miedo son las represalias contra el pueblo que ha salido a la calle. La dictadura cubana es una máquina de represión muy bien engrasada durante 62 años. Reprimir es su especialidad. Es como una aplanadora que se lleva por delante todo lo que encuentra a su paso. 

Desde mi escondite se escucha la represión. Se escuchan pasar los coches con las sirenas de las patrullas. Yo no salgo, pero me cuentan que a las 9 de la noche van por las casas. Sacan a la gente de sus casas para ver quién participó en las manifestaciones. Están haciendo una purga. Una aplanadora con balas, que lo único que tenemos es el pecho para ponerlo. El último gran estallido social fue en 1994 y tras aquello, la represión fue horrible. Son sicarios y van a ir contra nosotros hasta las últimas consecuencias. Van a morir muchos cubanos, eso lo tengo claro, pero esta vez les van a faltar balas para todos.

Claro que necesitaos un empujón de la comunidad internacional. ¿Qué podemos hacer las personas contra un sistema, contra una aplanadora? Si pudiera mandarle un mensaje a esa izquierda europea que no considera esto una dictadura, sería que no le hacen ningún favor al pueblo. Todo lo contrario: están ayudando al pie que nos pisa el cuello y nos mantiene en el suelo. Son cómplices. Yo les invitaría a venirse un mes a Cuba. Pero no como turistas. A vivir como cubanos. Tengo claro que en un mes iban a estar ellos también saliendo a la calle a gritar "Patria y Vida".

En último audio nos cruzamos comentarios acerca del tiempo que están tardando los audios en llegar. Él confirma recepción, pero el suyo no llega. Me cuenta un último tipo de tortura y ahí perdemos la comunicación. Le escribo horas después, pero de momento no obtengo respuesta. Mientras acabao de redactar estas líneas, me anuncian la excarcelación de Camila, que deberá cumplir arresto domiciliario. De Ángel no sé nada más. Su arresto también es domiciliario y forzoso. Desde allí, escondido, pide ayuda al resto del mundi.

 

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