La Policía Nacional y los bomberos encontraron en un piso de Alicante a un hombre que llevaba fallecido 10 días. Con el cadáver aún dentro de la casa, fuera había una disputa. Los empujones se sucedían a las puertas del edificio de viviendas sociales del barrio Miguel Hernández de Alicante, en la avenida Catedrático Soler. Dos agentes tuvieron que intervenir: las dos familias envueltas en el altercado pretendían okupar la casa donde todavía se hallaba el finado.

Al final, la Generalitat tuvo que encargar una puerta blindada para evitar la okupación del inmueble. Dos agentes custodiaron el lugar hasta la colocación de este elemento, puesto que sendas familias estuvieron a punto de llegar a las manos.

Según el periódico Información, que destapó la noticia, una de las familias "esgrimió el certificado de empadronamiento de la abuela de una de las personas que pugnaba por la casa reclamando el derecho a hacerse con ella".

Cabe resaltar que el fallecido era un hombre septuagenario. Tenía familia, aunque hacía vida en solitario y podía estar días sin hablar con ellos. Ese es el motivo por el que los agentes tardaron 10 días en descubrirlo, después del aviso vecinal al ver que no contestaba y salía agua por la puerta de la vivienda. Los miembros de la misma se personaron en el lugar para reconocer al finado.

Barrio 'okupado'

Los vecinos viven en este lugar con miedo por la cada vez más recurrente okupación de viviendas. En el propio bloque, según los residentes, hay sólo cinco pisos legales. El resto están okupados. "Entran con la patada y se sortean los pisos", dijo un vecino al periódico Información.

Avenida Catedrático Soler, donde dos familias han intentado okupar una vivienda con un muerto.

La Entidad Valenciana de Vivienda y Suelo (Evha) también confirmó este hecho. Gestiona 14.000 viviendas en la Comunidad y unas 500 en el barrio alicantino Miguel Hernández, donde las okupaciones son recurrentes. 

Alberto Aznar, director general de la Evha, apuntó en el diario Información que las medidas que toman son prácticamente inservibles ante la creciente influencia de este fenómeno. Recordó un episodio en el barrio de Los Palmerales de Elche. Allí instalaron una puerta blindada de más de 1.000 euros y a los dos días estaba en el suelo.

"Se ve que cuando ha llegado la ambulancia y se ha conocido que una persona había fallecido y la vivienda podía quedar vacía, ha habido personas merodeando y se han puesto a buitrear. Intentamos ser lo más diligentes que podemos, pero llega un momento en que, aunque tabiquemos o pongamos puertas blindadas, lo revientan y entran", dijo Aznar en una valoración global.

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