Murcia

Desde que en marzo arrancó la pandemia de coronavirus en Montillana solo se habían registrado 11 contagios, pero al llegar la Navidad ‘el bicho’ soltó un jocoso ‘¡Jo, Jo, Jo!’: las malas prácticas de algunos bares y las fiestas clandestinas organizadas por jóvenes han disparado los positivos por encima de los 40 casos. Además, una veintena de familias está en cuarentena domiciliaria por contacto estrecho con algún vecino con Covid-19. “Nos estamos planteando llamar a la UME (Unidad Militar de Emergencias) para desinfectar todo el pueblo”, avanza con preocupación a EL ESPAÑOL la primera teniente de alcalde, Irene Cano. “La cosa es bastante seria: la gente está asustada”.

Y como para no estarlo: Montillana es un pintoresco pueblecito granadino que -según el INE- cuenta con 1.129 habitantes y su última tasa de contagios publicada por la Consejería de Salud se ha disparado por encima de la cifra poblacional. En los últimos 14 días se han registrado 2.859,5 positivos por cada 100.000 habitantes. Hasta ahora la pandemia estaba pasando de puntillas por Montillana, prueba de ello es que ningún vecino había requerido atención hospitalaria, sin embargo, los excesos de la Navidad la han catapultado en el ranking de incidencia: es la localidad de la provincia de Granada con mayor tasa de Covid por cada 100.000 habitantes y la segunda de toda Andalucía.

“El 50% de las pruebas que se vienen realizando desde el 28 de diciembre salen positivas: la situación es alarmante”, sentencia la teniente de alcalde para ilustrar el delicado panorama sanitario que hay en Montillana. “El 60% de la población es gente mayor de 65 años y hemos pedido a los vecinos un confinamiento voluntario”.

En Montillana desinfectan hasta los portales de las instituciones. J. B.

El Ayuntamiento también ha alertado a la Consejería de Salud de que los contagios por Covid crecen a diario: “Hemos pedido a las autoridades sanitarias que realicen PCR masivas porque es un pueblo pequeño y esto se nos puede ir de las manos”. Valga como ejemplo de ello que la tasa de Montillana es de 2.859,5 positivos por cada 100.000 habitantes y la media de la provincia de Granada 183,6.

Lo que está pasando en este pueblo granadino es solo la resaca de la alocada Navidad que han protagonizado algunos vecinos aprovechándose del déficit de efectivos que hay en el área de seguridad ciudadana, sin pensar en las consecuencias que podían acarrear sus excesos en la salud del resto de la población. En Montillana no tienen Policía Local, la Guardia Civil está a nueve kilómetros en el puesto de Campotéjar y encima solo disponen de un guarda rural que como muchos trabajadores por esas fechas libró los días 24, 25 y 31 de diciembre. De forma que era fácil vulnerar las restricciones sanitarias fijadas por la Junta de Andalucía y el Gobierno de España.

Cinco fiestas clandestinas

“En dos bares del pueblo se excedió el aforo de clientes, se sirvieron copas en la barra a pesar de que estaba prohibido, y a las seis de la tarde bajaban la persiana, pero seguían la fiesta dentro aprovechando que los locales estaban insonorizados”, tal y como resume una fuente de total solvencia. Después la celebración proseguía en cocheras, naves de aperos y cortijos de los parajes de Elvira o Cebras. “Entre Nochebuena y Navidad se celebraron al menos cinco fiestas clandestinas”.

En un pueblo donde el motor de la economía es la agricultura y las granjas de pollos, cerdos y pavos no es complicado encontrar una infraestructura alejada del casco urbano donde montar la verbena sin despertar sospechas. Y así ocurrió: algunos cambiaron la mascarilla por un pitillo y un buen cubata mientras vulneraban la distancia social y las limitaciones de aforo al ritmo de la música. “Los grupos de asistentes de los botellones oscilaban de 12 a 40 personas, con edades de entre 18 y 30 años, por lo que algunos ya sabían que lo estaban haciendo mal”, se lamenta la mencionada fuente.

En el Ayuntamiento confirman que los sectores jóvenes de la población han organizado fiestas ilegales y algunos hosteleros han incumplido la normativa. “En uno de los bares se han registrado 25 positivos entre sus clientes, por suerte, un amigo mío y yo nos hemos salvado”, admite desde el anonimato una veinteañera bastante aliviada por haber burlado al coronavirus tras haber estado de fiestas en los bares incumplidores. “En la calle la cosa estaba un poco descontrolailla durante las fiestas”.

Al final estas situaciones fueron trascendiendo porque en un pueblo pequeño todo se sabe y si no ya está ‘el bicho’ para destapar los excesos que vulneran la normativa. “Durante la Navidad nos enteramos de que algunos jóvenes se estaban desplazando a clínicas privadas de Granada y Jaén para someterse a test de antígenos y daban positivo”, corrobora la teniente de alcalde, Irene Cano. “El brote se desencadenó entre los jóvenes y de ahí pasó a los padres, abuelos, tíos... Ahora mismo hay familias enteras que están aisladas en sus casas”.

La Policía vigila la desinfección de las calles. J. B.

27-D: primer positivo

El primer caso trascendió el 27 de diciembre, cuando una vecina, Paqui, demostró un gran sentido de la responsabilidad al acudir al Consistorio a alertar de que su hijo adolescente dio positivo tras acudir a uno de los bares del pueblo con sus amigos a tomarse unas cervezas.

“Les comenté que la cosa se iba a complicar porque mi hijo no fue a ninguna fiesta porque nos estaba ayudando a recoger la aceituna y se contagió en su entorno de amigos: los casos empezaron porque la gente joven se mueve con más imprudencia”, subraya Paqui en conversación telefónica con EL ESPAÑOL desde la habitación de matrimonio de su casa donde está confinada porque esta mujer también ha sucumbido al brote navideño de Covid.19 que tiene acorralado a Montillana.

“Desde el 27 de diciembre he sentido cansancio, malestar, dolor de cabeza y golpes de tos seca”, enumera Paqui al tiempo que incide en que está pasando con preocupación la enfermedad no por presentar un cuadro clínico con sintomatología, sino por su esposo: “He pasado miedo por mi marido porque es paciente de riesgo, tiene asma y no puede contagiarse, así que no salgo de la habitación, comemos por turnos...”. Esta afectada por el brote navideño manda un mensaje a los vecinos: “Nos tenemos que poner en el lugar de los demás y confinarnos para que los contagios no corran más”.

Este jueves no había un alma por las calles de Montillana porque la oleada de positivos de coronavirus encima ha coincidido con la nevada que ha dejado la ola de frío. “Desde la semana pasada da miedo salir de la casa”, zanja con vehemencia Isabel. “El pueblo estaba tranquilo en la pandemia, pero a raíz de las fiestas de Navidad esto es un desastre: la gente joven ha infectado a sus familiares porque aquí de lo único de lo que se habla es de que las cocheras estaban llenas de gente bebiendo y fumando”, denuncia esta parroquiana que ha reactivado el modo de supervivencia del estado de alarma: “He llenado la despensa de comida y he comprado pan para los próximos tres días”. Está autoconfinada.

Medidas en los comercios

También han tomado medidas de seguridad en el comercio. Por ejemplo, en una panadería los clientes ya solo pueden pasar de uno en uno. “El mostrador de la farmacia lo han puesto en la puerta para que nadie entren”, añade Isabel a cuyo padre no deja que ponga un pie en la calle porque pasó el coronavirus meses atrás y padece de los bronquios. “Mi hermana telefoneó al consultorio médico para informar como todas las semanas de cómo tenía la tensión y acabó consolando a la doctora porque se puso a llorar por la situación que estamos atravesando”.

No exagera esta vecina puesto que la primera teniente de alcalde, Irene Cano, confirma que en el consultorio médico de Montillana “están desbordados”. La plantilla se reduce a un médico y un ATS que hasta ahora hacían PCR concertadas todos los martes y jueves, pero se han visto obligados a ampliar la realización de las pruebas al viernes ante la enorme demanda de los vecinos. “Tan solo quedan dos PCR, por eso también hemos pedido a las autoridades sanitarias que nos envíen más material y que se duplique o triplique temporalmente el personal del consultorio”.

Montillana, nevado este jueves. J. B.

Desde la Consejería de Salud avanzan a EL ESPAÑOL que el próximo lunes está previsto que dos equipos de enfermeros se desplacen a Montillana para realizar PCR a los contactos estrechos de los positivos de esta Navidad que los rastreadores están detectando durante los últimos días.

La Consejería indica que en el Consejo de Alertas de Salud Pública de Alto Impacto se estudiará la situación de este pueblo granadino, como otros de Andalucía con cifras preocupantes, para valorar si se adoptan medidas de choque como el cierre perimetral del término o la movilización de la Unidad Militar de Emergencias para acometer zafarranchos de desinfencción como ocurrió en Montillana en los primeros meses de pandemia.

Sospechosos de compras

Otra de las claves que explica la alarmante situación que viven en este bonito pueblo que debe su nombre a la Sierra de Montillana, cuya cresta delimita la frontera con Jaén, se debe a que precisamente durante las Navidades ha recibido la visita de turistas de otras provincias andaluzas y comunidades autónomas que se saltaban las restricciones de movilidad. Todo ello maridado con el incivismo de ciertos vecinos que aún sabiendo que eran contactos estrechos de jóvenes que habían dado positivo por estar de fiesta se iban a hacer la compra al supermercado sin hacerse un test antes.

Al final la bomba de relojería sanitaria ha estallado y las ambulancias acuden a Montillana a trasladar enfermos a urgencias. La sirenas resonaron cuatro veces en el último día. De momento, por primera vez en toda la pandemia, dos vecinos han ingresado en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada porque presentaban distintos síntimas y tienen más de 60 años. “El tema de las Navidades ha sido el desencadenante de todo”, insiste con preocupación la primera teniente de alcalde.

Desde la oposición, la edil del PP, Inmaculada Arriaza, denuncia que “la situación se estaba descontrolando antes de que llegase Nochevieja y el 29 de diciembre desde el Partido Popular se le pidió al Ayuntamiento que informase de los casos a la Subdelegación del Gobierno para solicitar la presencia de la UME, pero actuaron como el que escucha llover”.

¿Peligro en la aceituna?

La concejal popular sostiene que en esta legislatura ha habido tiempo de emprender medidas contra las carencias de Seguridad Ciudadana para vigilar el cumplimiento de las restricciones sanitarias y apoyar la gran labor que hace el guarda rural y la Guardia Civil: “La alcaldesa, Eva María Cano, ha tenido año y medio para convocar la plaza de Policía Local que hay prevista en los presupuestos para haber contado con un agente que patrullase por las calles, pero no lo ha hecho”.

Arriaza ha emplazado al equipo de Gobierno que conforman Ciudadanos y PSOE a emplear fondos que han recibido de la Diputación de Granada y de la Junta de Andalucía para movilizar un equipo privado que realice PCR masivas a los vecinos para determinar el alcance real de los contagios y contener el brote navideño que amenaza a la economía local. “Los vecinos están desesperados porque el pueblo está en la campaña de la aceituna y probablemente la mitad no podrán ir por culpa del coronavirus”.

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